Menos propuestas y más discursos negativos

Así, ambos candidatos llegan ahora al último debate antes del balotaje en condiciones de competitividad, con Javier Milei como favorito pero Sergio Massa con posibilidades claras en el caso de que se den ciertas eventualidades: por ejemplo, que haya una baja participación electoral, o que Milei cometa errores no forzados que podrían ser aprovechados por su rival.

El debate puede ser entonces determinante para la última semana antes de las elecciones y para ese tercio del electorado que no eligió ni a Milei ni a Massa en ninguna de las dos instancias anteriores, ni en las PASO ni en la primera vuelta.

De este modo, es casi seguro que ambos candidatos van a tratar de evidenciar y profundizar las deficiencias del otro. Será un debate menos propositivo, más enfocado al discurso negativo sobre el rival. Sería lógico que Milei exacerbe las deficiencias de Massa en su gestión como ministro de Economía y también que Massa subraye la incertidumbre y el salto al vacío que implicaría una victoria del libertario.

El debate, por lógica y por las reglas acordadas, va a ser mucho más dinámico, más sencillo para la lectura de los televidentes, ya que se enfrentan sólo dos rivales y con propuestas y perfiles absolutamente dicotómicos. De manera tal que el cruce posiblemente genere consecuencias concretas, no sobre quienes ya tienen su voto decidido, sino sobre aquel tercio de electores que, dentro de una semana, deberán decidir si votan a uno o a otro. O, desde luego, la tercera opción que es votar en blanco o no ir a votar.

Es cierto que, históricamente, los debates presidenciales han tenido una influencia limitada, pero en el marco de un balotaje y de un escenario tan parejo, es probable que esta vez sí tenga consecuencias y muy determinantes. Insisto desde luego en ese tercio aún indeciso, pero las particularidades de esta elección le ponen una tensión que obligará a un análisis cuidadoso de su desarrollo y sus posibles consecuencias. 

A menos que suceda algo realmente extraordinario, algún tipo de evento en el que uno de los dos candidatos se vea perjudicado, lo más lógico sería que, una vez fidelizados los núcleos duros, el discurso de cada uno tienda al posicionamiento con los votantes que hasta ahora les han sido esquivos. Todo dependerá entonces de quién pueda penetrar más con su mensaje, si Massa puede generar más miedo e incertidumbre sobre la figura de Milei, o si Milei puede generar más bronca sobre la figura de Massa, su gestión como ministro y su pertenencia al gobierno actual.