Opinión > ANÁLISIS / GONZALO FERREIRA

Miranda y Trump, un solo corazón

El presidente del Frente Amplio, el rol del periodismo y cómo según el dirigente El Observador hizo un título "violatorio" de los derechos humanos
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17 de agosto de 2018 a las 16:08
El fenómeno de las "cajas de resonancia" de las redes sociales es conocido y muchos estudios académicos lo demuestran: se van transformando en cápsulas a través de las cuales sintonizamos solo aquello que queremos escuchar. Con los que nos molestan las opciones son el insulto, dejar de seguirlos, bloquearlos o silenciarlos.

Ahora, ese fenómeno empieza a ganar terreno por fuera de las redes sociales. Si un medio publica algo que no me gusta: linchamiento a ese medio. Aunque sea verdad lo que dice.

Esta semana hubo, al menos, dos episodios en ese sentido. El más fuerte sucedió en Estados Unidos.

Periodistas de 300 medios norteamericanos se unieron en una campaña denominada: "Enemigo de ninguno", en respuesta al presidente norteamericano Donald Trump, que un día sí y otro también insulta y descalifica a cada uno de los medios que informa cosas que no le gustan.

Mediante el uso del calificativo de "fake news", Trump pretende desprestigiar a los diarios que dan información. Lo que alertan los medios y los periodistas es que con esta actitud del presidente norteamericano se daña la democracia. "Llamar a la prensa 'el enemigo del pueblo' al tiempo que va contra los valores estadounidenses es también un peligro para el tejido cívico", escribió el Boston Globe en un editorial que dio inicio a la movida de los medios.

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AFP / NICHOLAS KAMM
AFP / NICHOLAS KAMM

La respuesta de Trump fue, como siempre, un paso más allá: "Los medios de noticias falsas son el partido de la oposición. Pero les estamos ganando", escribió. Ellos o nosotros.

En Uruguay, un titular de El Observador de esta semana también generó polémica. Un estudio publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y realizado por los economistas Martín Leites y Gonzalo Salas destaca muchos indicadores positivos para el gobierno, pero todos ya conocidos.

Por eso, para la tapa, El Observador decidió destacar lo más novedoso y la vez desafiante para Uruguay: la vulnerabilidad de muchas personas que no están en la pobreza pero están en riesgo.


Tener que explicar ante cada selección de un enfoque qué es noticia para un periodista es agotador. Pero acá vamos, nuevamente, a partir de este caso: volver a informar que bajó la pobreza (algo muy positivo) no tiene ningún signo de novedad. Es muy bueno y destacable (por enésima vez), pero no es noticia.

Tampoco lo es (por suerte) que se registró un crecimiento en los ingresos en los hogares con una distribución más progresiva. O que son muy pocos los uruguayos que tuvieron una "movilidad social descendente".

¿El Observador ignoró todos esos datos positivos que tanto querían leer los gobernantes o los "periodistas" oficialistas? No, están todos en la nota y muy destacados, incluso al principio del artículo.

Ahora, ¿qué es lo nuevo? Que el porcentaje de las personas ubicadas hoy en lo que consideran "situación de vulnerabilidad" aumentó 10 puntos entre 2004 y 2016.

Hasta los propios investigadores lo destacan como lo novedoso: "Tanto la persistencia de la pobreza para un grupo de hogares como el incremento de los hogares en situación de vulnerabilidad son elementos nuevos para la realidad uruguaya", dice el informe (en el resumen ejecutivo, página 11 para los desconfiados).

Pero más allá de la titánica tarea de explicarles a militantes qué es una noticia, hay otra mirada posible. A los políticos o a los gobernantes: ¿no les interesa saber qué cosas están mal para intentar mejorarlas? ¿O prefieren solamente escuchar las cosas que funcionan bien?

¿No es importante para la sociedad identificar que hay 40% de uruguayos que ante un eventual shock económico pueden volver a caer?

Javier Miranda llevó el tema al absurdo. Además de mentir, al asegurar que la información de El Observador "está totalmente manipulada" (seguramente no leyó el informe para afirmar eso), dice que el titular es "violatorio de los derechos humanos".

Sobre el primer punto, contesta el propio informe, que se puede ver íntegro acá. Solo un párrafo vale la pena destacar: "El hecho de que un número importante de hogares hayan superado el umbral de pobreza no garantiza el logro de ciertos funcionamientos, así como tampoco el desarrollo de capacidades que permitan a las personas estar a resguardo de futuros shocks económicos y de caer nuevamente en situación de pobreza (...) Consolidar las mejoras del grupo de hogares que se encuentra en situación de vulnerabilidad representa un desafío para el país, si no se quieren perder los logros alcanzados".

El absurdo de los derechos humanos no es necesario ni contestarlo.

Tal vez los dirigentes oficialistas quieran ignorar la realidad que marca el informe. Esa no es función del periodismo sino todo lo contrario, sea cual sea el color del partido que está en el gobierno.

Mientras queden periodistas profesionales, los Trump y los Miranda tendrán que convivir con ellos.

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