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Muñeca Rusa, el éxito de Netflix que actualiza El día de la marmota

Muñeca rusa, la nueva serie de Netflix, plantea un recurso ya conocido en el cine y televisión, pero invita a hacer un viaje existencial tragicómico
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16 de febrero de 2019 a las 05:02

María Eugenia Scognamiglio, especial para El Observador

Mi mala actitud me mantiene joven”, dice Nadia –Natasha Lyonne– en su cumpleaños número 36 y es una frase muy acertada para una mujer que se comporta como una adolescente tardía: fuma, se droga, tiene sexo con cualquiera, deposita sus pocos gestos de amor genuino en su gato, se levanta con resaca y muere ese mismo día pero revive y vuelve a morir y revive y otra vez. 

Atropellada por un auto, ahogada después de haberse caído de un puente y rodando por las escaleras son algunos episodios mortales –en total son 22– que sufre esta ingeniera de software de voz rasgada que lleva un sobretodo, rulos rojizos abultados y un cigarro en la boca prácticamente durante toda la serie. Su aspecto está en perfecta coherencia con su carácter: es un personaje provocador, una heroína trágica y carismática que sabe que su estilo de vida la conduce directo a la perdición y parece no importarle.

Nadia vive atrapada en sus últimas 24 horas, una premisa que no es nueva en el mundo del cine pero que sigue siendo desesperante –El día de la marmota y Feliz día de tu muerte, por ejemplo, también usaron esa misma idea–. La historia tiene forma de bucle: la protagonista muere y aparece en su cumpleaños mirándose en el espejo del extravagante baño de la casa de su amiga Maxine –Greta Lee– que tiene en la puerta una representación de un agujero negro, pero con tintes psicodélicos. 

Consciente de que murió y revivió, sale del baño cada vez buscando explicaciones a su limitado horizonte de tiempo: ¿el universo está jugando con ella? ¿Es un mal viaje por la droga que consumió y que en vez de cocaína resultó ser ketamina? ¿Tiene problemas psiquiátricos como los tuvo su madre cuando ella era una niña? ¿Está dentro de El juego de Michael Douglas? Esa es la película de 1997, dirigida por David Fincher, en la que el día de su cumpleaños el personaje de Douglas recibe una tarjeta con una extraña forma de divertirse: se somete a exámenes psicológicos y le suceden confusos episodios en cadena.

Por ahí va la historia de la serie Muñeca Rusa, producida por Netflix y que se estrenó el 1° de febrero y está recibiendo principalmente críticas positivas. No se precisan grandes maratones para verla: tiene solo ocho capítulos de aproximadamente media hora cada uno.

La primera mitad de la serie se dedica a mostrar cómo van  a funcionar las nuevas reglas extrañas de la vida de Nadia y lo hace mediante la repetición. En ese punto la historia tiene avances pequeños y lentos, hasta el cuarto capítulo en el que aparece Alan –Charlie Bennett–, un hombre rutinario y meticuloso que coincide en un ascensor con Nadia. Por supuesto, el ascensor tiene un desperfecto, ambos mueren y descubren que están conectados de alguna manera. Este nuevo personaje también está viviendo en loop, pero a diferencia de la protagonista que está inquieta buscando respuestas, él está disfrutando bastante de saber qué va a pasar después para manipular la realidad a su gusto.

Su novia terminó con él porque está saliendo con otro e, inevitablemente, Nadia y Alan se unen para tratar de salir del círculo del día. Alan es un hombre sensible y meticuloso. Nadia una pragmática que usa sus habilidades de ingeniería para aplicarlas a la vida misma: entender el problema, buscar la solución, ponerla a prueba e implementarla.  La relación –no necesariamente amorosa– entre ambos es el corazón de la serie a partir de la segunda mitad. 

Como las mamushkas rusas –que le dan el nombre a la serie–, la protagonista se descubre cada vez más en esta parte de la historia, en un viaje introspectivo que releva datos sobre su tormentosa infancia: madre psiquiátrica, del padre no hay datos y una psiquiatra conocida de la familia que se asegura de que la niña no sea víctima de los ataques de locura de su madre.
Gotta Get Up, de Harry Nilsson, es la canción que suena cada vez que Nadia aparece después de una muerte –seguramente la tenga rondando en su cabeza por unos días– y es una elección acertada para acompañar la trama: una melodía en loop que repite las mismas notas de piano, agrega nuevas y va sumando otros instrumentos. La melodía da la impresión de continuidad, aunque en realidad se trata de sonidos en espiral que se repiten una y otra vez. 

También la voz de Nilsson y la propia letra de la canción –que se titula en español Tengo que levantarme– acompañan el efecto de cansancio que la protagonista siente cada vez que revive y empieza todo otra vez, como la agotadora frase que Maxine dice cada vez que Nadia aparece: “Lindo cumpleaños, nena”.

Experiencia del otro lado

Más allá de que nos vamos acostumbrando a la dinámica de morir y empezar otra vez, hay cierta perversión en la cuestión de esperar la próxima muerte de Nadia: es inevitable la risa en la segunda o tercera vez  que muere porque, a pesar de ser una serie dramática, también es muy divertida.

Después de cuatro o cinco muertes esperamos ser sorprendidos por algo más y Muñeca Rusa lo hace al sumar al personaje de Alan a la trama. 

Este personaje llegó a salvar los primeros capítulos que, por momentos, parecen también atrapados en el tiempo; un efecto seguramente buscado por las creadoras para provocar al espectador con la idea de cansancio y encierro en el espiral de la historia, por la repetición de escenas, la música y por insistir en dejar claro que la idiosincrasia de Nadia no es el estereotipo de una mujer de 36.

Cuestionarse aspectos existenciales también es parte de mirar esta serie. ¿Qué pasaría si estuviese atrapado en la eternidad de un solo día? ¿Sería el peor día de su vida? ¿Iría modificando la historia a su manera? ¿Y las cosas que iba a hacer después? ¿Y las que no hizo antes? ¿Qué es lo que esta serie nos deja como mensaje sobre la existencia? La historia puede gustarle o no, pero no le será indiferente. 

Para saber
Natasha Lyonne - La actriz no solo encarna –y lo hace muy bien– a la protagonista sino es una de las creadoras de Muñeca Rusa.
Bucles - Una de las creadoras, Leslye Headland, dijo a THR que diseñaron la historia como bucles al preguntarse: “¿Qué aprende Nadia de cada uno que cambia su visión del mundo?
Continuación - La serie originalmente iba a tener tres temporadas. Sus creadoras no aseguraron si la historia continuará, pero dijeron que tienen ideas. 
Drogas - Lyonne reconoció que Muñeca Rusa tiene aspectos autobiográficos: la actriz ha dado batallas contra la adicción a las drogas. 

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