Nacional no pudo ni soñar

El castillo de la ilusión se derrumbó temprano en el estadio Nilton Santos de Río de Janeiro. Nacional perdió 2-0 con Botafogo y quedó eliminado en octavos de final de la Copa Libertadores.

A los dos minutos de juego, cuando los hinchas se estaban acomodando en las tribunas, apareció la cabeza de Bruno Silva para ganarle a los defensores tricolores y vencer a Conde. El tiro de esquina se originó en un arriesgado despeje de Polenta que después falló al no saltar a cabecear.

Y a los cinco minutos, cuando los futbolistas de Nacional intentaban reaccionar del golpe, cayó el segundo tanto por intermedio de Rodrigo Pimpao tras una jugada desafortunada del juvenil Rogel. El sustituto de Rafael García (por decisión técnica) tocó atrás hacia Conde y el balón quedó corto.

Nacional ahora tenía que remontar un 0-3 en contra, tras perder 0-1 en el Parque Central. Una misión prácticamente imposible.

El partido se transformó en una escenografía inesperada para el equipo uruguayo. Botafogo con la ventaja tempranera le cedió el balón a Nacional y cerró los espacios. Los tricolores se encontraron con el poder de la pelota, pero sin ideas ni cabeza para llegar con peligro al arco defendido por Roberto "Gatito" Fernández.

Se puso áspero el desarrollo. Matheus Fernandes y Bruno Silva cometieron dos faltas duras, como para hacerse sentir, y los jugadores de Nacional reaccionaron. Arismendi, Polenta, Tata González y Aguirre entraron en discusiones permanentes con sus rivales.

El equipo de Lasarte no existió como tal. Todas las intenciones eran individuales. De Viudez, de Aguirre, que luchaban, se cansaban, iban al choque y sacaba poco provecho de las situaciones.

Atrás, Nacional era un tembladeral y antes de la media hora Conde salvó el tercer gol tras un remate de Roger, después de un nuevo fallo defensivo entre Rogel y Polenta.

Recién a los 31 minutos se dio el primer remate al arco de los albos. Un disparo de Sebastián Rodríguez que el golero desvió al córner. Enseguida, después de discutirlo con su ayudante Sebastián Eguren, pizarra en mano, Lasarte mandó el primer cambio: Hugo Silveira por Tata González, en un desesperado intento de activar el equipo.

Así, con Arismendi y Rodríguez en el medio, y con Viudez, Fernández, Aguirre y Silveira en ataque, Nacional cambió la forma en busca del descuento. Antes del descanso se acercó a través de dos tiros libres ejecutados por Viudez: uno directo al arco que contuvo Fernández y otro en forma de centro que no llegaron a conectar Arismendi y Rogel.

Para el segundo tiempo Lasarte intentó abrir la cancha por izquierda con el ingreso de Kevin Ramírez, pero le faltó decisión al delantero, que lo único que generó fueron tiros de esquina. Uno atrás de otro, sin que pasara a mayores en el área del local. Recién a los 67' le quedó una boyando a Viudez, pero su remate desde un ángulo cerrado, lo detuvo el golero.

Más tarde entró Leandro Barcia por Fucile. A todo o nada. Quedó defendiendo solo con los centrales delante de Conde. Caminó por Copacabana a las tres de la mañana, con el peligro que ello conlleva. Quedó regalado, salvando varias veces in extremis.

Salvo Sebastián Rodríguez que siempre intentó darle buen destino al balón, los demás se contagiaron de la locura generalizada. Nacional intentó con lo que pudo y como pudo. Al final, producto del nerviosismo, fueron expulsados Diego Polenta, Sebastián Rodríguez y Rodrigo Aguirre.

Pero ya estaba todo perdido desde el comienzo del encuentro. Tampoco se puede decir que el mejor ritmo del equipo brasileño fue determinante, porque el partido se definió en los primeros cinco minutos y por errores propios. Ahora, le queda el Uruguayo.