Diego Battiste

Ni la inflación, el déficit o el dólar... trabajo

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20 de mayo de 2021 a las 16:08

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Un llamado público y por sorteo del Estado para asignar 15 mil cupos de empleo solidario por un semestre con un sueldo de $ 12.500 desnudó y puso en evidencia uno de los puntos más flacos que tiene hoy la economía uruguaya: la dificultad para generar empleo. En pocas horas, ya había 120 mil inscriptos que aguardaban por una oportunidad de tener un ingreso y este jueves esa cifra trepaba a los 225 mil, a tal punto que generó un dolor de cabeza para algunas intendencias sobre cómo instrumentar un sorteo con tamaña cantidad de aspirantes. ¿Qué hay detrás de este flagelo que tiene el país y genera angustia a miles de uruguayos? ¿Puede hacer algo más la política pública? De eso irá esta entrega de Rincón y Misiones. 

Un problema agudo que no lo trajo (solo) la pandemia

Tras la crisis del 2002, el mercado de trabajo en Uruguay inició una sostenida y pujante recuperación que se cortó sobre el 2014, año donde la economía uruguaya comenzó a mostrar señales de estancamiento, que terminaron por confirmarse un quinquenio más tarde. Fue así que en 2019 el mercado laboral destruyó la friolera de casi 60 mil empleos en promedio respecto al pico de ocupación de cinco años atrás. 

Detrás de ese fenómeno hubo varias causas, desde el menor crecimiento que tuvo la economía, la caída en el precio de commodities relevantes para la estructura exportadora o la erosión en la rentabilidad de miles de empresas a lo largo y ancho del país. 

El golpe de gracia a esta problemática -que ya era complejo de abordar para la nueva administración de gobierno de Lacalle Pou- se lo dio la pandemia. Solo en 2020 se destruyeron otros 59 mil empleos en promedio respecto al 2019. Fue y es un golpe duro para una variable muy sensible para cualquier persona y gobierno. El trabajo dignifica, reza el latiguillo que cada tanto sale cuando se aborda algún tema vinculado al empleo. 

Los números fríos y duros mostraron que a golpe de balde unos 120 mil personas perdieron su fuente de ingreso. Si bien se recuperaron unos 40 mil empleos, todavía faltan otros 20 mil para llegar a los niveles del 2019, que ya eran pobres. Pero esa cifra puede ser aún un poco engañosa. De hecho, en abril, había otros 76 mil trabajadores en seguro de paro, que todavía tienen la incertidumbre si podrán mantener su fuente laboral en los próximos meses. 

En tanto, la tasa U-6, que es un indicador alternativo de la subutilización del factor trabajo y de las dificultades en el mercado laboral, se ubicó en 19,7% en el primer bimestre del año y en 20,9% en el promedio de los últimos cuatro trimestres, que es el valor máximo de la serie (2013), según el monitor de coyuntura económica que divulgó este martes la Universidad Católica (UCU).  La tasa U-6, que, además de considerar a los desocupados, toma en cuenta a los subocupados y a aquellas personas que no están buscando trabajo activamente pero que manifiestan que lo desean y que lo buscaron sin éxito en los últimos 12 meses. Esta última categoría también incluye a los trabajadores que se han dado por vencidos en la búsqueda de un empleo porque sienten que ya no lo encontrarán. La información que mensualmente divulga el INE permite conocer precisamente las cantidades de los trabajadores desocupados y de los subempleados, pero no así la de quienes forman parte de la tercera categoría referida (desalentados).

En abril, la tasa de desocupación que informó el INE se ubicó en 9,7% y cayó respecto a marzo, pero esa cifra puede ser un poco engañosa. Primero porque la tasa de ocupación (empleo) se muestra mayormente estancada y con altibajos desde noviembre; y por otro lado existe un número muy elevado de uruguayos desalentados, que abandonan la búsqueda activa de empleo por la pandemia. 

¿Alcanza con lo que ha hecho o planea hacer el gobierno?

Los analistas privados y las empresas tienen en general una visión de (bastante) cautela sobre la velocidad de recuperación del mercado laboral a corto plazo. Los agentes que responden la Encuesta de Expectativas del Banco Central están proyectando que el empleo recién retome a los niveles prepandemia en 2023, por lo que quedarían aún dos años de datos pocos auspiciosos.

Los empresarios uruguayos tampoco tienen perspectivas alentadoras en ese sentido. En la Encuesta de Expectativas Empresariales de Exante de abril, continuaron siendo relativamente poco extendidos los planes de incrementar la dotación de personal en el próximo año (26%) por parte de las empresas. Para 2021, solo 1 de cada 5 ejecutivos espera que la cantidad de trabajadores en su empresa sea mayor al promedio “prepandemia”, mientras que el 52% estimó que será igual y un 28% indicó que el nivel de empleo será más bajo.

En la celebración del Día de los Trabajadores del 1° de Mayo, el ministro de Trabajo Pablo Mieres anunció un proyecto de ley subsidiado por el gobierno para incentivar el empleo en personas jóvenes y mayores de 45 años y en particular mujeres. El gobierno resignará ingresos (por exoneración de aportes) por US$ 16 millones tanto este año como en 2022. Además, el Inefop  tiene como meta capacitar a unos 50 mil trabajadores este año. 

En tanto, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) confía en la recuperación del sector privado para ser el primer propulsor del empleo y que los US$ 1.800 millones de inversión promovida que se aprobaron puedan ejecutarse y creen unos 6 mil empleos, según estimó el subsecretario Alejandro Irastorza a radio Sarandí. 
La duda que queda sobrevolando es si las cartas y medidas que ha aplicado el gobierno son suficientes para revertir una situación dramática para miles de personas en todo el país y no se requieren medidas más profundas como la exoneración (temporal) de aportes patronales a la seguridad social o acelerar planes de ejecución de obra pública. La mayoría de los empresarios o potenciales inversores suelen ver a los costos de la mano de obra como un punto débil de Uruguay, según la visión que transmiten los estudios profesionales. Parece evidente que la próxima ronda salarial de junio tendrá como prioridad al empleo y no a encontrar una fórmula (compleja de aplicar) para definir cuándo se recuperará el salario real perdido durante el último año. 

Está claro que no hay soluciones mágicas y que no es tan sencillo como mover una perilla y crear 50 mil empleos de un plumazo. Por ahora, la esperanza más cercana que se ve en el horizonte es una recuperación de la economía uruguaya desde el tercer trimestre aunque no sería explosiva como para derramar en un fuerte shock para la creación de las fuentes laborales que se han perdido. Mientras tanto, miles de uruguayos seguirán lidiando con esa angustia y la desazón de no encontrar un ingreso digno.

Soy Andrés Oyhenard, editor de Economía y Empresas de El Observador. Hasta aquí esta nueva entrega de Rincón y Misiones, la newsletter exclusiva para suscriptores Member de El Observador para entender mejor la realidad económica y los temas que tocan nuestro bolsillo, y contar con mejor información para tomar decisiones.

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