Camilo dos Santos

Penadés: "Si la reforma del Estado es imposible entonces somos inviables"

El senador herrerista dice que estamos "en medio de una tormenta" que "evidentemente" llevará a incumplir algún compromiso

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08 de noviembre de 2020 a las 05:00

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Por Diego Cayota y Martín Tocar

En la Cámara de Senadores son días agitados. Las delegaciones pasan una tras otra para comparecer ante la comisión y los legisladores se dividen el tiempo entre la recepción de reclamos, estudiar el Presupuesto y negociar cambios. El senador blanco y presidente de la comisión de Hacienda integrada con Presupuesto, Gustavo Penadés, se tapa la cara con las dos manos cuando habla de lo complicado que es el entramado estatal y dice que hay un “bajísimo nivel de autocrítica” en la administración pública más allá de los partidos políticos. 

Asegura que el 2021 va a ser “desafiante” porque se van a ver las consecuencias más directas del coronavirus en su expresión “más descarnada” y asegura que si el país no logra solucionar temas como los de las licencias médicas “somos inviables”.

¿Qué análisis hace de los primeros ocho meses de coalición?

Fueron ocho meses que nunca en nuestra imaginación pensamos que iban a pasar. El 13 de marzo la computadora nos empezó a decir: "recalculando, recalculando". Realmente hubo que repensar todo. Y te diría más, tuvimos que postergar por un tiempo los planes que se tenían previstos ejecutar en el inicio de la administración porque nos tapó la ola del coronavirus.

¿Postergar implica que algún compromiso no se llegue a cumplir?

Y evidentemente que sí, porque entre otras cosas la precaria situación fiscal que recibimos, se vio agravada por el covid-19 y porque el mundo se puso patas para arriba. Y esos márgenes de incertidumbre también complican la gestión. 

¿Hay algún compromiso puntual que no se vaya a cumplir?

No me animaría a decir puntualmente qué. Lo que se está empezando a ver son las consecuencias de la pandemia, no solamente en el plano sanitario sino en todos los demás planos, especialmente en el económico. Ahí es quizás donde se visualiza mucho más las rocas que aparecieron por la baja de la marea. La situación muy complicada desde el punto de vista económico se agravó aún más. 

El Estado todavía está sosteniendo la situación pero eso va a llegar a su final.

Lo deseable es que pudieran coincidir el final del apoyo estatal con el reinicio de la actividad económica con signos positivos para que uno absorba lo que el otro atendía. Podríamos hacer una transferencia de atención que hoy tiene un gran signo de interrogación de cuándo va a suceder. Porque, por lo pronto, los sectores que más generación de empleo crean son sectores que están vinculados a los servicios y los servicios están vinculados esencialmente a la interacción humana. 

¿Cómo ve la discusión presupuestal en ese marco?

El Presupuesto es una instancia muy difícil porque todo el mundo cuando viene a plantear cuestiones siempre tiene algún argumento que es valedero. Cómo le vas a negar a quien te viene plantear más recursos para la salud, para la educación, para las políticas sociales. El problema está en dos cosas. Primero: hay un bajísimo nivel de autocrítica en la administración pública, que no está vinculada a los partidos políticos sino a la burocracia. El camino más fácil de todos es “dame más plata, yo no voy a hacer una autocrítica de lo que tengo que mejorar”. Lo que sí se comprendió por parte de todos los jerarcas de las unidades ejecutoras es que esta no era una etapa para pedir más recursos. Hemos visto como muchos jerarcas, de la educación, de la Justicia, que han venido a decirnos: somos conscientes de la situación del país nosotros, no venimos a pedir aumento de rubros, pero pedimos que se nos mantenga. Ese ya es todo un desafío porque el mantener a nivel constante un presupuesto implica un aumento. El equipo económico hizo una cosa muy arriesgada que fue mantener los niveles del año 2019 y ese compromiso implica un fuerte esfuerzo de conducta. En medio de una tormenta lo peor que hay es dudar sobre el rumbo que se puede tener. Y estamos en el medio de una tormenta. Lo bueno que tiene el equipo económico es que los tipos están aferrados al timón en el medio del huracán y saben que tienen que ir para allá. 

¿Eso no puede implicar también morir con las botas puestas?

Siempre hay tiempo para corregir. Lo que vos no podés nunca es empezar una gestión de gobierno dudando o relativizando las cosas que dijiste. Las rendiciones de cuenta nos van a permitir para bien o para mal atender muchas de estas circunstancias. Lo que todo el mundo se tiene que dar cuenta es que el año 2021 va a ser un año desafiante. 

Camilo dos Santos

¿Dónde se ve la falta de autocrítica de esa burocracia?

Cuando tú recibís a algunas instituciones que vienen a pedir más y cuando les hacés reflexiones sobre los resultados obtenidos, porque si hay una constante en las administraciones del Frente Amplio es que el aumento del gasto público se disparó. Entonces, la conclusión es que en algún lado las cosas no se hicieron bien. Si vamos a un mundo que hoy está analizando cómo generar más empleo cuando la tecnificación lo que lleva es a prescindir de mano de obra humana, cómo podés entender que se necesitan más empleados públicos. Que vos necesites más investigadores lo podemos entender, ahora que la plantilla en muchos sectores de la administración haya aumentado en funcionarios administrativos y funcionarios de servicio, cuando la tecnología te tendría que llevar en sentido contrario, no. 

El otro día la presidenta de la Suprema Corte de Justicia cuestionó el Presupuesto y reclamó explícitamente que no toquen esos salarios. ¿El Poder Judicial es de los que le falta hacer autocrítica? 

El problema está en que esa autocrítica es solo de temas salariales. A mí me hubiera gustado que tuviera otros componentes. No solo lo salarial. Los informes de algunas de estas instituciones deberían estar mucho más acompañadas de los planes de acción y de trabajo que se debieran de presentar en una época presupuestal: tecnología, modernización, etc. Eso le cabe al Poder Judicial, a la educación, a varios ministerios. Este es mi sexto presupuesto. En todos se ha hablado de reformas del Estado, pero nadie ha movido un ladrillo. Y además se ha creado un estado paralelo, con personas públicas no estatales por ejemplo. Ahora hay un programa muy ambicioso de OPP y Servicio Civil para ordenar todo. Ahí nos ha faltado una visión de política de Estado. Decir muchachos vamos a cambiar esto. Pero claro, empiezan a moverse los intereses electorales, políticos, corporativos.

El Presupuesto plantea el puntapié, pero ya algunos artículos como el de las licencias ha traído bastantes dificultades. ¿No es señal de que va a ser muy difícil?

Bueno, ahí tenés dos componentes que tenemos que trabajar. Hay un componente económico, que es de una gravedad gigantesca. Se ha hablado de que el BPS ha financiado más de US$ 200 millones en licencias. Por otro lado está el que tiene derecho a enfermarse. Y por otro está el que está de vivo, y que ha armado de esto una industria. Y que no son uno o dos o tres, son cientos. Y hay otro componente: el comportamiento ético de los médicos que avalan cualquier tipo de irregularidades. Entonces, cuando vos estás apremiado de caja y decís acá se me van US$ 200 millones, y ANEP dice "yo tengo un fondo que si controlo más puedo utilizarlo para otras cosas", tenés una razón urgente a atender. Que cuando la querés utilizar de la manera en la que viene prevista en el presupuesto, quizás terminen pagando como en tantas otras oportunidades, justos por pecadores. El tipo que dice: pará, yo no me enfermo nunca y cuando me voy a enfermar resulta que me pegan un sogazo. Evidentemente no hemos podido. Colorados no pudieron, gobernamos nosotros y no pudimos, y gobernó el Frente Amplio y no pudo. 

¿Qué hay ahora como para decir que se puede?

Por lo pronto hay una clara voluntad política de hacerlo sin medir costos. 

¿Pero lo de las licencias médicas no es una muestra de que es casi imposible esa reforma?

Si es casi imposible estamos ante un problema gravísimo. Entonces llegamos a la conclusión de que somos inviables. Hoy el gobierno está ante una situación muy delicada y pretende tener una serie de desafíos: uno es ordenar la administración pública. Es un error percibir que el Partido Nacional está en contra de los funcionarios públicos o está en contra de la administración pública. Pero somos conscientes de que tenemos que llevar un proceso de modernización que además están dadas las condiciones para poderlo hacer. Porque entre otras cosas, en este período de gobierno es impresionante la cantidad de gente que va a tener causal jubilatoria. Eso por la vía vegetativa, te obliga a tomar un tipo de decisiones. Hay ministerios que nos han venido a decir, como Ganadería, que más del 40% de sus funcionarios se van a jubilar en el quinquenio. Eso capaz es una oportunidad para repensar.  

Camilo dos Santos

¿Esa burocracia de la que hablaba es reticente a mejorar la eficiencia en el Estado?

Si fuéramos inteligentes todos deberíamos pensar en sobrevivir. Y para eso hay que mutar. Hoy una de las delegaciones que recibimos era vinculada a Ancap, y uno de los organismos que tiene más desafíos para pensar en su supervivencia de futuro es Ancap pero no por las cosas que se hicieron mal, que fueron muchas y que salió mucha plata, sino porque vamos a lo eléctrico. Ahora estamos con el tema de la desmonopolización de venta de combustibles en los puertos y en la zona alfa. Si eso al Uruguay le permite aumentar la cantidad de tránsito marítimo termina teniendo consecuencias positivas para la generación de empleo, en algún otro sector. No, tiene que ser monopolio de Ancap. 

Pero las reticencias están dentro de la coalición.

También, por supuesto. Porque es difícil cambiar muchas de estas cosas. Todos tenemos un efecto arrastre en este país muy estatista y todos tenemos concepción de que el Estado es nuestro y está bien que sea así. Ahora, en la coalición hay muchas más coincidencias de lo que parece. Muchas veces pasa que tenemos que conversar más sobre estos temas profundos. Porque hay una realidad que tenemos que enfrentar y es que la coalición llegó para quedarse, la coalición se va a tener que ir convirtiendo en un modelo político mucho más prolongado en el tiempo de lo que alguno piensa. Lo que hoy está marcándose es que el país va a ubicándose en dos grandes bloques.

Ahí sí coincide con Sanguinetti.

Puede ser que sea así, no tanto en lo de las familias ideológicas. Porque esto no está relacionado con la ideología. Está relacionado con la política mucho más pragmática. Seguramente con un colorado yo tenga diferencias ideológicas o con uno de Cabildo. Por supuesto que son mucho más chicas que las que puedo llegar a tener con un frenteamplista

¿Los partidos van a tener más incentivos para quedarse en la coalición que para irse? 

Lo que nos tiene que ganar a todos es la responsabilidad de que acá hay dos bloques. Que son similares en su composición. El Frente Amplio es una coalición de partidos, que funciona bajo un régimen de partidos políticos pero es una coalición. De este lado, no vamos a ir nunca a la constitución de un único partido pero tenemos que ir a un funcionamiento en el que entendamos que la coalición es una herramienta que hoy la gente está mirando con expectativa para que tenga perpetuidad de futuro. 

¿Cómo se traduce eso en la expresión electoral?

El balotaje es la respuesta. Lo que tenemos que tener todos claro es que como participamos de un mismo gobierno, a ese gobierno le tiene que ir bien. 

Pero ustedes van a competir entre sí en octubre.

Es verdad. Mientras que en el Frente Amplio la competencia es parlamentaria la nuestra es una competencia de dos rounds. Uno presidencial parlamentario y un round presidencial único.

También está el tema de las departamentales, porque los que van en las internas por un lema no pueden después ir por otro.

Lo que tenemos que generalizar en la próxima es la exitosa experiencia electoral que tuvimos en Montevideo. En Salto tenemos que ir juntos para ganar.

¿Coincide con Sanguinetti en que lo de Salto fue una desinteligencia?

Yo creo que no. Es producto de una cultura política. Una desinteligencia es algo mucho más táctico, el tema es mucho más profundo. Venimos de culturas políticas distintas.

¿Pero ahí el Partido Nacional como líder mayoritario no tiene una cuota de responsabilidad de ceder espacios a los otros?

Hay que proceder de una manera tal en la que todos podamos obtener el mismo objetivo. El ejemplo de Salto sirve para darnos cuenta que lo importante es estar juntos para ganar.

 

Camilo dos Santos

Decía que el 2021 va a ser un año desafiante. ¿En qué sentido?

Va a ser un año en el que se van a ver las consecuencias más directas del coronavirus. En su expresión más descarnada. Empiezan a caer algunas medidas que se adoptaron. Por eso también cuando el Frente Amplio en marzo abril planteaba mayor cantidad de dinero, era correcto lo que nosotros decíamos: no podemos dar más porque no sabemos cuánto dura. Capaz en enero estamos enfrentando una situación. Vamos a tratar de evitar los niveles de contagio, porque estamos llegando al verano, y lo que necesitamos en verano es que la gente que pueda se vaya a veranear para mover al sector servicios, especialmente en el turismo, que genera muchas divisas. Entonces, evitemos contagiarnos lo más que podamos para que la gente pueda salir.

Algunos dirigentes del FA dicen que se viene una crisis social profunda. Cuando dice que el 2021 va a ser desafiante, ¿se refiere a algo así?

A mí no me consta que sea una crisis social profunda. Yo lo que veo es que va a haber dificultades y que todo está asociado al nivel de reactivación que tenga el mundo y que tengamos nosotros en consecuencia. Y eso está vinculado a lo sanitario y al manejo responsable de las actividades hacia adelante. Yo no soy catastrofista pero tengo que ser muy cauto en lo que gasto.

Tiene acá en su despacho una foto de Luis Lacalle Pou y otra de Luis Lacalle Herrera. ¿qué continuidades nota en los gobiernos y ambos liderazgos?

Son tiempos distintos. Mundos distintos y liderazgos distintos. Una misma impronta: el afán de hacer, de estar en lo grande y estar en lo chico. Estar arriba de los temas, preocuparse, ocuparse. Un fuerte compromiso con el interior, una visión mucho más global del país como país. Muy preocupado por las áreas metropolitanas pero mucho más por las áreas alejadas de los centros de poder, en eso hay mucha similitud.

¿Y diferencias?

Son dos liderazgos distintos, en dos tiempos distintos. En edad estoy más cerca de Lacalle Pou, tengo 8 años más que él. Me doy cuenta de eso, pero en tiempos de militancia conocí dos liderazgos distintos. Con una misma impronta muy blanca, del sentido de la urgencia del hacer. Son liderazgos distintos con una misma matriz. Muy personal, de cercanía, de querer conocer obsesivamente todo. El país, la producción, estar arriba de los temas.

¿Este es un gobierno herrerista? 

No. Es de coalición.

¿No hay una impronta herrerista?

No, hay una impronta muy blanca pero acorde a los tiempos. Cuando definís las cosas con títulos muy fuertes lo que lográs es excluir gente. Lacalle Pou es de los dirigentes políticos más inclusivos que yo he conocido en los últimos años. El tipo no tuvo problema en ir a buscar a la gente que pensaba diametralmente opuesta a él y lo reconoce todo el mundo. Hay una impronta en la ansiedad que tenemos los blancos de gobernar. Como nos ha tocado tan pocas veces queremos hacer todo. 

El Frente Amplio dice todo el tiempo que es un gobierno herrerista.

Buscan excluir a los que no son herreristas. Pero estamos viviendo un tiempo nuevo, fermental, de reordenamiento político pero las raíces siguen siendo las mismas.

¿Qué es hoy el herrerismo?

Son las raíces más profundas que tiene el Partido Nacional. Que están vinculadas a una forma de ver, sentir e interpretar al país que en un momento se hizo a caballo, después en un Ford-A, con el fax y ahora con el 5G.

¿Las corrientes del Partido Nacional son más difusas que antes? 

Hay wilsonistas y herreristas en todos lados. La inmensa mayoría no conoció a Herrera y ya vamos quedando menos que conocimos a Wilson. Tenemos que ver los reordenamientos internos de los partidos cuando están en el gobierno, estamos en un proceso de reordenamiento político. Hay un claro liderazgo de Lacalle Pou pero a su vez hay un proceso fermental de reordenamiento. 

Algunos dirigentes de la coalición siguen reclamando un ámbito de negociación más formal. ¿Qué opina?

El gran coordinador es el presidente de la República. Coordinación hay en todos lados. Yo me reúno semanalmente con los colorados, con los de cabildo y con los del Frente Amplio. En Diputados pasa lo mismo, y en el gobierno pasa lo mismo. 

Pero hay algunos que sienten la falta de algo así como una mesa política.

Pero la mesa política es el Consejo de Ministros.

Que se reúne poco.

Pero el presidente tiene reuniones con los ministros. Yo creo que hay diálogo. Capaz que hay que tener más diálogo, capaz. Pero creo que hay.

¿No ha habido algunas descoordinaciones producto de la falta de ese ámbito?

Lo que ha habido son algunos desencuentros fundamentados en que somos partidos distintos

¿Una mesa política no podría absorber eso?

Estás hablando de un nivel de institucionalidad que implicaría otra cosa que yo no sé si otros quieren. 

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