Peñarol y la contradicción perfecta: cuando crecer en la tabla equivale a retroceder en funcionamiento
Peñarol fue inconsistente, jugó un pobrísimo primer tiempo en el que fue ampliamente superado, terminó pidiendo la hora, pero se llevó una victoria que lo ayuda a superar a Nacional con un partido de más; creció en la tabla, bajó en rendimiento
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07 de febrero de 2021 a las 00:43
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Peñarol creció en la tabla, pero retrocedió en su funcionamiento. ¿Cómo puede ser posible? Porque es Peñarol. Así de simple.
¿Cómo se puede explicar que un equipo que no existió en la primera parte, que fue superado ampliamente por su rival, pueda haberse llevado la victoria? Por el afán que existió en el complemento, por la actitud que había faltado y que apareció de golpe con el Lolo Estoyanoff y también por la mediocridad (o para no ser tan exigentes), por la irregularidad del fútbol uruguayo.
Mauricio Larriera demostró que sabe corregir sus errores sobre la marcha. Porque de un equipo titular que solo él entendió, al inicio del segundo tiempo cambió a un hombre por línea. Y eso lo ayudó, en gran medida, a ganar el partido. De los errores se aprende y está bueno ser autocrítico.
Otra vez Kevin Dawson debió mostrar sus grandes atajadas para salvar al equipo de una derrota casi cantada ante Boston River que había comenzado la fecha como líder de este Torneo Clausura.
El entrenador comenzó con un 4-3-3 que hacía años que Peñarol no utilizaba. Matías De los Santos jugó por izquierda y por derecha en el medio junto a Walter Gargano y a Jesús Trindade, pero a los tres de arriba Agustín Álvarez Martínez, Matías Britos y Facundo Torres, la pelota no le llegaba.
Ese mediocampo inconsistente, flojo para recuperar, inexistente para crear, fue el que desmembró al equipo.
La imprecisión de Walter Gargano sobre todo, y de Jesús Trindade, conspiraban contra el juego. Gargano no justifica ser titular.
¿Y qué pasaba con Torres, la figura ofensiva con la que cuenta este equipo? No tenía con quién dialogar con pelota. Ausentes David Terans -por lesión- y el Cebolla Rodríguez -por suspensión-, la gestación de juego no existía. La lentitud primaba en la cancha.
Los dos laterales, Giovanni González y Joaquín Piquerez, apenas pudieron pasar la mitad de la cancha porque el rival le colocó a Matías Rigoleto y Luciano Olaizola a sus espaldas y los complicó.
Peñarol no tuvo agresividad en la cancha y como ha sucedido ya en varias ocasiones anteriormente, faltaba actitud, parecía un equipo sin ganas e incluso displicente.
Pero lo importante en el fútbol es ganar, incluso jugando mal. Porque es allí cuando al final se festeja con todo. Y el entrenador fue inteligente para el segundo tiempo.
Los cambios de Larriera tuvieron incidencia a su favor. Las variantes le cambiaron la cara, sobre todo, la de Fabián Estoyanoff.
El Lolo, con sus 38 años a cuestas y luego de dos años y medio sin hacer goles, fue factótum de este triunfo al despertar al equipo. Porque lo despertó literalmente con un golazo desde fuera del área ni bien comenzó el complemento. Recién había ingresado y logró inclinar la balanza.
A partir de allí, creció mucho Piquerez por la izquierda, subió mucho más y sus incursiones ofensivas le dieron más aire al equipo. No es la primera vez que sucede esto con el lateral zurdo de Peñarol. Con el paso de los juegos se ha ido transformando en una de las figuras, por más que como se dijo, en el primer tiempo fue muy bien marcado por el rival, incluso complicándolo.
Pero Larriera no se quedó solo con esos cambios, ya que luego del descuento tras un penal infantil de Agustín Álvarez Wallace, el equipo terminó jugando con cuatro hombres de marca en el medio juego: el citado Álvarez Wallace, Trindade, Krisztián Vadócz y Valentín Rodríguez.
Es que a eso ha llegado el tembladeral de Peñarol atrás. Los buenos momentos de Fabricio Formiliano y Gary Kagelmacher, hace un tiempo que no aparecen y el equipo lo siente. Para ello fue que hubo que reforzar el mediocampo como si enfrente estuviera Manchester City. Porque Boston River lo metió en su propia área durante los últimos 10 minutos y en base a sus propias virtudes.
Lo más valorable son los tres puntos, aunque no se juegue bien, Cuando se está necesitado, es importante ganar.
Si tendrá trascendencia esta victoria que no se recordará en el tiempo tras un partido tan chato, que de esa forma, Peñarol pasó a Nacional en la tabla del Clausura y se colocó a cinco puntos en la Anual con un partido de más.
Lo bueno para el equipo de Larriera fue festejar. Nada más. O nada menos, depende como se lo mire.
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