Diego Battiste

Piove, governo ladro: el fuego y la lluvia hechos política

Los políticos no se privan de usar incluso incendios e inundaciones inevitables para llevar agua hacia su molino

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21 de enero de 2022 a las 15:00

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“Es todo política”. La frase suele ser utilizada con una doble y falsa intención: la de señalar que cualquier resquicio de nuestra vida está manejado por aquellos que gobiernan y, de paso, intenta mostrar a la política como algo turbio utilizado siempre para acarrear agua hacia molinos propios.

Esa idea, que suele expresarse en bares, almacenes, tertulias y otros lugares donde se analizan los hechos con muy poco rigor, muchas veces es abonada por los propios políticos quienes no dudan en usar cualquier excusa para criticar al que está en la vereda de enfrente con el evidente propósito de granjearse la simpatía de algún votante desprevenido.

A la ya insistente discusión sobre las supuestas “muertes evitables” del covid, se sumó en los últimos días un cruce de cuestionamientos en el cual dos de los elementos básicos de la naturaleza –agua y fuego- sirvieron para abonar ese dicho popular de que “todo es política”.

En los últimos días de 2021 y en los primeros de 2022 los incendios devastaron arboledas y plantas varias en balnearios del este, en tanto que varios focos en Río  Negro y Paysandú quemaron unas cinco mil hectáreas, muchas de las cuales pertenecen a la empresa Montes del Plata. Los bomberos llegaron a ocuparse simultáneamente de unos 100 incendios atizados por el calor y la falta de lluvia.

Pues bien, como todo es política, el fuego también lo debe ser. Y por eso el Frente Amplio y Cabildo Abierto resolvieron llamar al Parlamento a los ministros del Interior, de Defensa y de Ambiente – estas carteras forman parte del Sistema Nacional de Emergencias (Sinae)- para que expliquen la causa de los incendios forestales.

En estos tiempos en los que, según encuestas, la confianza que la gente le profesa a los políticos está por debajo de la que le otorgan, por ejemplo, a militares, policías y empresarios, se debería tener mucho cuidado antes de intentar ganar simpatías con cualquier cosa que quede a mano.

Es así que el senador frenteamplista y presidente de la Comisión Permanente del Senado, Alejandro Sánchez, dijo en una rueda de prensa que lo que se busca es conocer si se tomaron recaudos "sabiendo” que el verano iba a ser “complicado", realizando "las inspecciones correspondientes para fiscalizar que todas las empresas forestales hayan cumplido con la normativa vigente”. “Existió alguna falla”, concluyó aunque los ministros todavía no dieron sus explicaciones.

Y Cabildo Abierto aprovechó la ocasión para reiterar su ya conocida oposición a la política forestal del gobierno que trató de plasmar en una ley que finalmente fue vetada por el presidente Luis Lacalle Pou. El diputado de Cabildo Rafael Menéndez dijo a El País que “son muchas las falencias que quedaron en evidencia", y auguró que el incendio en los campos de Montes del Plata "no va a ser el último", porque, según dijo, quedó demostrado que no se tienen las capacidades necesarias para enfrentar un problema de esta magnitud”. Por esto, desde su partido exigen, como no, "responsabilidades políticas".

Para peor, la Policía echó su ramita a la fogata. Según consignó el semanario Búsqueda el jueves 13, los uniformados que indagan las razones de los incendios no descartan, por supuesto, razones “políticas”

“Entre las hipótesis hay orígenes accidentales, fallas en medidas de precaución, acciones involuntarias de cazadores furtivos, cobro de seguros de plantaciones y también motivaciones políticas. En concreto, y en línea con lo que discuten hoy altas autoridades del gobierno, se procura saber si uno o más de los focos del incendio están relacionados con ‘cierto resentimiento’ hacia la industria forestal, profundizado por el freno a una ley que fue vetada por el presidente de la República, Luis Lacalle Pou”, informó el semanario.

De nada sirvió la opinión de los conocedores de estos asuntos para que se entendiera que algunos acontecimientos están lejos del alcance humano y más que nada de los políticos.

Apagado el fuego, este lunes llovió como hace tiempo no llovía.  En una hora y media, el bombazo de agua convirtió en ríos las calles de varios barrios montevideanos e inundó las casas de muchas personas tanto en la zona costera como en la periferia.

El agua aún no se había secado cuando desde el Partido Nacional ya se le estaban pidiendo cuentas al gobierno municipal por lo que, considera, fue una seria imprevisión de las autoridades municipales.

Aplicando un máxima parecida a aquella de los italianos –Piove, governo ladro (Llueve, gobierno ladrón)–, la excandidata a la IM y presidenta de la departamental nacionalista, Laura Raffo, dijo que “las graves inundaciones mostraron no solo falta de empatía con las familias afectadas sino también falta de planificación estratégica y gestión de riesgos”. Y, ya puestos, el agua arrastró a la dirigente blanca a aludir al préstamo del BID que la oposición se niega a votarle a Cosse porque considera que le dedicará demasiado dinero a las tareas de limpieza y poco para el saneamiento. “(El préstamo) brindaba a la IM una oportunidad única de seguir trabajando en la red de saneamiento y drenaje pluvial, tal como estaba previsto para este quinquenio, atendiendo necesidades urgentes en el Montevideo olvidado que tras el temporal quedaron a la vista”, dijo Raffo.

De nada sirvió la opinión de los conocedores de estos asuntos para que se entendiera que algunos acontecimientos están lejos del alcance humano y más que nada de los políticos.

“No, no es un problema de mantenimiento. Es más un problema de la naturaleza. La naturaleza a veces nos da y nos castiga, como pasa en todas partes del mundo, no solo en Montevideo”, dijo a canal 10 Jorge Cuello, director del Centro Coordinador de Emergencias Departamentales (Cecoed) de Montevideo.

Néstor Santayana, jefe de pronóstico de Inumet, explicó que las lluvias de este lunes alcanzaron el equivalente al promedio de precipitaciones mensuales. Además, urbanistas consultados por El Observador, también coincidieron acerca de que los efectos del aluvión de agua eran inevitables.

En estos tiempos en los que, según encuestas, la confianza que la gente le profesa a los políticos está por debajo de la que le otorgan, por ejemplo, a militares, policías y empresarios, se debería tener mucho cuidado antes de intentar ganar simpatías con cualquier cosa que quede a mano.

Si todo es política nada lo es. Y es muy alto el riesgo de que la credibilidad de aquellos que insisten en politizarlo todo se prenda fuego o se la lleve el agua sin necesidad de inundaciones ni incendios.

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