El bosque boreal, que se encuentra principalmente en Siberia, el norte de Canadá y Alaska, es el área silvestre más grande del mundo

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Los incendios en el bosque boreal, un fenómeno creciente que acelera el cambio climático

Vienen en aumento desde hace dos décadas y pasaron a explicar el 23% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono en 2021, según un estudio publicado en la revista Science
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04 de marzo de 2023 a las 05:01

Los incendios en el bosque boreal, el anillo verde que rodea el Ártico y representa un tercio de la superficie forestal total del planeta, vienen en aumento desde hace dos décadas y alcanzaron en 2021 el punto más alto en la serie histórica, año en que produjeron la mayor cantidad de dióxido de carbono (CO2) desde que se tiene registro, según un artículo publicado en la prestigiosa revista Science.

El estudio, liderado por el investigador principal Bo Zheng de la Universidad de Tsinghua, señala que los cada vez más frecuentes incendios son alimentados por las condiciones climáticas más secas y cálidas causadas por el cambio climático, y al ser causantes de la liberación de gases de efecto invernadero contribuyen a su vez al calentamiento global trazando así un círculo vicioso.

El bosque boreal, que se encuentra principalmente en Siberia, el norte de Canadá y Alaska, es el área silvestre más grande del mundo, pero hasta ahora no recibió la misma atención que la selva tropical, pese a desempeñar un papel fundamental en el equilibrio del clima ya que, además de albergar una enorme biodiversidad, captura grandes cantidades de CO2.

Sin embargo, esa función se revirtió en parte. Hoy, el bosque boreal, un bioma caracterizado por sus formaciones boscosas de coníferas, libera entre 10 y 20 veces más carbono por área quemada que otros ecosistemas. Sólo en 2021, los incendios emitieron 480 millones de toneladas de carbono, lo que equivale a 1.760 millones de toneladas de CO2, un récord en las mediciones que se vienen realizando desde el año 2000.

“Esas emisiones representaron casi el doble de las atribuidas ese mismo año a la aviación o a las relacionadas con la quema de los combustibles fósiles en Japón, el quinto país más contaminante”, precisa el estudio. “Los incendios no sólo aumentan la concentración de dióxido de carbono contribuyendo al calentamiento global, sino que también aumentan la probabilidad de incendios devastadores en el futuro", advirtió Zheng durante la presentación del informe.

Según detalla el estudio, los incendios forestales en el bosque boreal representaron en 2021 el 23% de las emisiones globales provocadas por los incendios, contra 10% de promedio anual habitual. Los investigadores explican esta "anomalía" por las sequías que se produjeron ese año en el norte del continente americano y en Eurasia.

Para sus estimaciones, los científicos recurrieron a un nuevo método. Para controlar el monóxido de carbono, que tiene una vida mucho más corta en la atmósfera que el dióxido de carbono, utilizaron datos de satélite de MOPITT (Measurements Of Pollution In The Troposphere instrument). El instrumento ofrece la serie temporal continua más larga de mediciones de monóxido y dióxido de carbono hasta la fecha.

“El monóxido de carbono emitido por los incendios tiene distribuciones espaciotemporales distintas de otras fuentes, lo que permite su identificación, y el estudio determinó una importante tendencia al alza de las emisiones sobre la región boreal concentradas en julio y agosto del período bajo estudio”, explicó en rueda de prensa Philippe Ciais, coautor del estudio e investigador de la Universidad de París-Saclay.

Los científicos advierten que el fenómeno aumenta el déficit hídrico del suelo, lo que acrecienta la evaporación y la humedad del aire, generando más rayos, lo que conlleva un mayor riesgo de incendios y acelera el calentamiento del Ártico. “En general, alrededor del 80% del carbono liberado por los incendios forestales es reabsorbido por la vegetación, que vuelve a crecer en la temporada siguiente. Sin embargo, el 20% permanece en la atmósfera”, explicó Ciais.

Además, cuanto más se multiplican los incendios, menos tiempo tiene la vegetación para volver a crecer. "Este estudio contribuye al creciente cuerpo de evidencia que indica que los incendios forestales se están volviendo más grandes y frecuentes en latitudes más altas del hemisferio norte", afirmó David Gaveau, investigador que no formó parte del trabajo.

Según Steve Davis, otro de los coautores del estudio, la situación se está monitoreando "muy de cerca" en el anillo verde que rodea al Ártico. “Otras investigaciones sugirieron que podría tener sentido en términos económicos por tonelada de dióxido de carbono evitada enviar bomberos para apagar estos incendios, en lugar de dejar que ardan como se hace ahora”, apuntó Davis. Sea como fuere, "no podemos permitirnos no preocuparnos", agregó Ciais.

"Los bosques boreales podrían ser una bomba de relojería, y los recientes aumentos de las emisiones de incendios forestales me hacen temer que el reloj siga corriendo", alertó Davis. El especialista, además, estimó que la situación puede ser incluso peor debido a que los enfoques basados en datos satelitales pueden pasar por alto las emisiones provenientes de pequeños incendios, mientras que otros enfoques pueden no detectar los incendios en suelos ya quemados.

"Nuestro análisis de datos implica un vínculo entre los extensos incendios boreales y los factores climáticos, especialmente el aumento de la temperatura o las olas de calor", indica una de las conclusiones del trabajo. El artículo también señala que los ecosistemas boreales podrían convertirse en el futuro en las principales regiones de origen de incendios intensivos y de emisiones de carbono por la quema de biomasa.

En rueda de prensa, los investigadores se mostraron confiados en que el nuevo enfoque desarrollado para controlar las estimaciones de las emisiones provocados por los incendios será útil para desarrollar un sistema más integrado capaz de controlar y evaluar los presupuestos mundiales y regionales de carbono, los flujos del uso de la tierra tras los incendios y el impacto neto de las emisiones de los incendios sobre el dióxido de carbono atmosférico.

(Con información de la agencia AFP)

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