Camilo dos Santos

Qué tipo de presidente será Lacalle Pou

Apuntes para interpretar la realidad política

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25 de enero de 2020 a las 05:00

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Aquí vamos con el primer número, que tiene el foco puesto en el futuro presidente y cómo debe evitar que su administración sea la de un gobierno en asamblea. Además, estrenamos el espacio de La semana traducida, donde te resumo los acontecimientos políticos de los últimos siete días con análisis e interpretación.

Qué tipo de presidente será Lacalle Pou

¿Micromanagement o dejar hacer? ¿Un presidente debe estar arriba de todos los temas en la cotidiana o debe darle libertad total a sus ministros y luego pedir cuentas?

En la experiencia reciente de los presidentes uruguayos tenemos ambos modelos. Para caricaturizar: Tabaré Vázquez es de los que deja hacer, se toma su tiempo para pensar y reflexionar, deja que los asuntos avancen, escucha las diferentes opiniones y lauda al final. El anterior presidente, José Mujica, tenía un perfil bien diferente: se metía en todos los temas, estaba muy encima de los asuntos y opinaba ni bien comenzaba una discusión, aunque luego cambiara de parecer sin transpirar. 

¿Cómo será Luis Lacalle Pou?

Las primeras señales marcan un ritmo muy especial del presidente electo. Incluso, en sus vacaciones parecía una nueva versión de Droopy: estaba en todos lados. Prendías la tele y lo veías comiendo churros en La Paloma, abrías Twitter y veías una foto de él comprando frutas y verduras o tomando mate en la playa con su esposa, leías un portal de noticias y aparecía en un evento de la Cámara de la Construcción en Punta del Este. ¿Esto quiere decir algo sobre cómo será su forma de gobernar? No necesariamente, pero sí marca la pauta de una persona que no cambia sus características personales y su manera de moverse por pasar a ser presidente.

En ese sentido, Lacalle Pou es una persona muy activa, que está arriba de los asuntos y es de esperarse que como presidente también asuma esa actitud.

“Lo que se hereda no se roba” es un viejo dicho popular. Lacalle Pou ha demostrado que en muchas cosas actúa diferente a su padre, el expresidente Luis Alberto Lacalle Herrera, e incluso intenta diferenciarse de él. Sin embargo, en este punto en particular se lo ve muy similar.

Lacalle Herrera estaba todo el tiempo llamando a sus ministros por temas puntuales, haciendo seguimiento cuerpo a cuerpo a los temas y sugiriendo acciones concretas que en otros gobiernos serían de resorte exclusivo del secretario de Estado. Así lo recuerdan algunos de quienes trabajaron con él. Control y a la vez dominio del tema. 

“Me lo imagino muy similar”, me dijo una de las personas que más lo conoce cuando le pregunté qué tipo de presidente será Lacalle Pou. En su entorno bromean con eso y dicen que esperan que no sea así, porque si no los va a enloquecer. Pero ya lo conocen y saben de su intensidad.

Por lo pronto, el mecanismo de trabajo que estableció da señales claras.

Consejo de ministros, acuerdos mano a mano y una figura nueva

Estamos acostumbrados a una dinámica de gestión de los 15 años de gobierno del Frente Amplio en la que los temas se abordaban sustancialmente en los Consejos de Ministros. 

Todos los lunes el presidente –tanto Mujica como Vázquez en sus dos administraciones– reunía a todos los secretarios de Estado y allí analizaba asuntos políticos. A la vez, en esa reunión el presidente firmaba las resoluciones, los decretos y los proyectos de ley acordados. 

Esta dinámica tiene sus pros y sus contras. Le da uniformidad a los asuntos porque todos los ministros están al tanto de los temas importantes y pueden hacer aportes. Pero también es un mecanismo que pueden enlentecer la gestión o quitar profundidad. Así lo valora Lacalle Pou, que prefirió idear un sistema mixto entre los Consejos de Ministros y las reuniones de acuerdos mano a mano. 

Una vez cada dos semanas, el presidente reunirá a todo su gabinete. Allí se darán las discusiones políticas y –sobre todo– se buscará armonizar las políticas de todo el Poder Ejecutivo, según me dijo un allegado al presidente.

Si bien en el Consejo de Ministros no estarán necesariamente todos los líderes de la coalición –faltan Guido Manini Ríos y Edgardo Novick–, será un ámbito de discusión política. Más allá de eso es probable que a lo largo del período haya varias reuniones como la que vimos esta semana.

El seguimiento más cotidiano de los temas será llevado mano a mano por el presidente en las 14 reuniones para las que se reservará los martes y miércoles de cada semana. 

Allí trabajará durante algunas horas con ministros y subsecretarios de cada cartera, así como con el secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado, y el prosecretario, Rodrigo Ferrés. En un gobierno con la composición como la que tendrá el próximo, es un tema relevante ver cómo se laudarán las diferencias internas en los ministerios. 

El presidente tomó una decisión no exenta de polémica en la interna de la coalición: no hay ministerios entregados totalmente a una fracción política, como pretendían algunos de los líderes. En casi todos –salvo un par de excepciones– la composición es mixta. Entre el ministro, subsecretario y director general hay dirigentes de diferentes sectores o incluso de diferentes partidos. O al menos subsecretario y director general no responden políticamente al ministro. En cada secretaría hay alguien de extrema confianza del presidente en uno de esos tres lugares.

Ya hay experiencias similares de poder compartido dentro de los ministerios y tengo una mala noticia: los resultados no fueron nada buenos para la gestión. El ejemplo más cercano fue el gobierno de Mujica. El presidente hizo un gabinete con pesos contrapuestos y su gestión fue la de un gobierno en disputa. Es verdad que el liderazgo de Mujica es muy diferente al de Lacalle. Si bien el expresidente estaba arriba de los temas, le costaba mucho tomar decisiones y eso muchas veces paralizaba la gestión.

Lacalle Pou sabe que ese es un tema al que debe prestarle atención y pasó sus mensajes. "No queremos un gobierno en asamblea. A nosotros nos eligieron para hacer, para cambiar, para transformar”, dijo el 5 de diciembre en su primera exposición pública luego de ser proclamado ganador del balotaje

Por eso también contempla este mecanismo de trabajo con una supervisión directa de la Presidencia en todos los temas. Es esperable que el piso 11 de la Torre Ejecutiva sea un embudo al que lleguen todas las diferencias internas entre ministro, subsecretario o director general. Ese último es un puesto muy importante, aunque a veces tenga poca visibilidad. Delgado y especialmente Lacalle Pou se transformarán en quienes lauden esas disputas. 

Para ello es necesario un rol muy activo del presidente, que pretende que cada paso que dé sea en función de un objetivo concreto. Por eso le gusta repetir una frase que, señala, es una guía para el trabajo político: “El movimiento no es acción”.

En la entrevista con Facundo Ponce de León para el ciclo De Cerca lo explicó:

A esos resguardos para evitar “el gobierno en asamblea”, Lacalle Pou le sumará otro elemento. Creará un nuevo cargo dentro de la Presidencia para que una persona de su extrema confianza supervise todos los proyectos de inversión que abarquen a más de un ministerio.

Quien estará a cargo de esa función será el empresario Juan Seré. Se trata de un amigo personal de Lacalle Pou, que formó parte del comando de campaña en esta última elección y que tiene mucha experiencia en la gestión empresarial. Es director de Jaume & Seré, una firma que brinda servicios integrales de comercio exterior. El objetivo es que Seré ayude a los inversionistas, sean locales o extranjeros, a agilizar los trámites que deben hacer ante los diversos ministerios –será los ojos y oídos del presidente en estos proyectos–. Seré no renunciará a la actividad privada y su cargo dentro del gobierno será como asesor del presidente. Se excluirá de participar en proyectos en los que choquen los intereses públicos con los privados.

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