Ministerio de Relaciones Exteriores

De Maldivas a Islandia: los TLC que China ya firmó con economías más pequeñas que la de Uruguay

Pekín tiene una experiencia de casi 20 años negociando acuerdos comerciales con economías de todo tipo

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10 de diciembre de 2021 a las 05:01

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Uruguay y China coquetean con la posibilidad de negociar un Tratado de Libre Comercio desde 2016 y en estos cinco años quedaron en evidencia las resistencias internas y trabas externas que definen el camino. Pero independientemente de todas esas variables intervinientes hay dos elementos que no deberían tomarse a la ligera: la voluntad política de los presidentes Xi Jinping y Luis Lacalle Pou de firmar un tratado y el hecho fundamental de que la República Popular de China tiene una experiencia de casi 20 años negociando acuerdos comerciales con economías de todo tipo: grandes, medianas y también enanas. Sobre esa experiencia negociadora que precede al acercamiento sino-oriental trata este análisis. 

Contrastando el “mirá si se va a querer negociar con nosotros”

Tres millones y medio y un PIB anual de US$ 61 mil millones no debería ser atractivo para nadie, pero mucho menos para la principal economía del mundo. Ese argumento basado en dos datos estadísticos es lo que algunos toman para justificar que no hay ningún mundo posible en el que la potencia asiática quisiera perder tiempo con este enano del cono sur.  Sin embargo, es factible que otras motivaciones de índole geopolítica seduzcan a Pekín, que como potencia no subestima ninguna puerta de entrada a cualquier región del mundo. 

Al menos, el registro de los últimos 17 años –desde que China firmó su primer TLC con la ASEAN–  evidencia varias instancias de negociación con economías pequeñas, incluso más chicas que la de Uruguay. El caso extremo es el de las Maldivas, un país insular de 26 atolones en el Océano Índico con medio millón de habitantes y un PIB de 5,6 mil millones. China y Maldivas firmaron el acuerdo en 2017, pero en la lista hay otros cuatro estados –entre ellos dos islas– con tratados firmados con Pekín, tres bajo negociación y cuatro en consideración que tienen un tamaño de la economía y una población similar o menor a la uruguaya.

Estados

Etapa

PIB

Población

Costa Rica

Firmado

63 mil millones

5 millones

Islandia

Firmado

24 mil millones

360 mil

Mauricio

Firmado

14 mil millones

1 millón 200 mil

Georgia

Firmado

17 mil millones

3,7 millones

Moldavia

Negociando

12 mil millones

2,6 millones

Panamá

Negociando

66 mil millones

4,2 millones

Palestina

Negociando

15 mil millones

4,6 millones

Fiji

Bajo consideración

5,4 mil millones

900 mil

Nepal

Bajo consideración

34 mil millones

28,6 millones

Papúa Nueva Guinea

Bajo consideración

24,8 mil millones

8,7 millones

Mongolia

Bajo consideración

14 mil millones

3,2 millones

Estos 12 estados similares al Uruguay, según estos indicadores, constituyen el 41% del universo total de países(29) con los que China firmó, está negociando, o considera hacerlo de manera bilateral. Eso significa que no hay que ser Canadá, Israel, Corea, Suiza o Australia para acceder a condiciones de comercio preferenciales con China, que no tiene ningún inconveniente en cerrar y negociar acuerdos con pequeños territorios de donde sea. De hecho, lo visible es que esta potencia ha liberalizado el comercio con países y grupos de países muy diversos que incluyen economías pequeñas, grandes socios comerciales, economías desarrolladas y en desarrollo de diversas regiones.

Eso es lo que dicen los datos que figuran en la página del Ministerio de Comercio chinos. Pero también es lo que argumentan quienes han estudiado el tema. Ese es el caso del profesor Andrés Bórquez, coordinador del programa de estudios chinos del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, que tiene la particularidad de haber hecho su doctorado en Políticas Internacionales en la Universidad de Fudan, Shanghai.

Esto fue lo que contestó Bórquez ante la pregunta de cómo elige China los socios con los que se sienta a negociar los tratados:

El perfil de los socios comerciales chinos son principalmente economías pequeñas, con un alto nivel de complementariedad económica y que tengan abundancia en algunos productos claves para la seguridad material china. En el caso de Chile y Perú, los únicos países en América del Sur con TLC, cumplen con estás  condiciones. En ambos casos son economías pequeñas, proveedores de minerales y frutas. No compiten directamente con los principales productos que exporta China.

 

Para Diego Telias, candidato a Doctor en Ciencia Política de la Universidad Católica de Chile y profesor de Evolución Política y Económica de Asia Oriental en Universidad ORT Uruguay, no hay una característica definitoria de la forma en la que el país asiático negoció o busca negociar estos acuerdos, sino una gran diversidad que incluso se refleja en términos ideológicos: 

China es bastante pragmática en ese sentido. Hoy en día su interés está en estrechar lazos con la mayor cantidad de países posible y eso implica en algunos casos profundizar los vínculos económicos a través de un TLC (en caso de que exista ese interés por parte de los países). Es importante resaltar que China busca prestarle atención no solamente a los países poderosos sino a países de distintos tamaños. Pensándolo en un contexto de competencia hegemónica con Estados Unidos, China busca aliados que por ejemplo apoyen sus iniciativas globales como Belt and Road Initiative o AIIB. En el caso particular de Uruguay se le suma el hecho de que somos un país productor de alimentos y eso también es importante para China en términos de seguridad alimentaria. Me parece relevante destacar que China ve estos procesos como algo más amplio que simplemente bajar aranceles o liberalizar el comercio (ya sea de bienes o servicios), es seguir estrechando lazos y vínculos con un país en múltiples dimensiones. 

 

¿Cuánto tiempo lleva un TLC con China?

China tiene 17 TLC firmados (hay 5 que ya tienen un upgrade), de los cuales 14 son con estados, dos con territorios aduaneros miembros plenos de la OMC (Hong Kong y Macao) y uno con una organización regional (ASEAN). Tomando solo como medida las negociaciones bilaterales con estados desde el momento que comienza la primera ronda de negociación hasta que se anuncia la conclusión del acuerdo hay casi tres años (32 meses) de tratativas en promedio. 

Hay estados con los que China negoció de manera muy veloz –como el caso de Camboya (6 meses), Mauricio  (9 meses) o Georgia (10 meses)– y otros en los que los intercambios se dilataron durante mucho tiempo, como muestra los casos de Islandia (7 años), Australia (10 años), Noruega (lleva 14 años y aún no concluye) o con el Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo (17 años sin concluir).

Los tres países latinoamericanos que cerraron un TLC con China (Chile, Costa Rica y Perú) lo hicieron en un año, mientras que Panamá abrió su embajada en Pekín en 2017 y poco meses después se puso a negociar (el factor pandémico pudo haber afectado la dilatación) y con Colombia está bajo consideración. Hasta el momento Uruguay no está en la lista de acuerdos “bajo consideración” que aparecen en la página del Ministerio de Comercio chino.

Además, China ha negociado o considera hacerlo con cinco europeos, cuatro estados de Oceanía, 14 asiáticos, un africano, uno de América del Norte y los dos territorios aduaneros citados, lo cual da cuenta de su mirada global e indiscriminada.

¿Qué capítulos podría tener un TLC con China?

Primero viene la explicitación de la voluntad política. Luego la invitación para iniciar un estudio de factibilidad conjunto (en ocasiones bajo el auspicio de un Memorando de Entendimiento). Si ese estudio concluye con una recomendación de seguir el camino derivará en un Memorando de Entendimiento y una reunión de alto nivel que marque el inicio de las negociaciones. 

En estas dos décadas de experiencia Pekín ha ido capacitando y fortaleciendo a sus cuadros diplomáticos y negociadores. Eso ha llevado a que sus tratados también hayan ido evolucionando conforme al estado del arte a nivel global. Muchos ven el acuerdo firmado con Chile como un espejo, pero desde esa primera experiencia sudamericana a este momento ha corrido mucha agua. Así lo explicó Telias ante la consulta de de los asuntos que a China le importan a la hora de encarar una negociación:

El acuerdo con Chile se centró principalmente en bienes, pero fue de los primeros que firmó el país asiático. Ese acuerdo que entró en vigencia en 2006 sería el mínimo de lo que se podría esperar en una futura negociación con Uruguay. Pero si observamos los siguientes acuerdos de China con la región (Perú y Costa Rica) hay una amplitud en lo que refiere a la cobertura, es decir son acuerdos más ambiciosos y sofisticados. Por ejemplo, en el caso de Perú se incluyeron entradas temporales para personas de negocios, cooperación, propiedad intelectual y transparencia. Incluso Chile con los años fue incluyendo acuerdos complementarios al TLC (servicios en 2010 e inversiones en 2014) y ya ha renegociado un nuevo acuerdo que entró en vigencia en 2019 (profundizando reglas de origen y otros capítulos). Esto implica que China ya está yendo hacia tratados de última generación, a diferencia de lo que pudiera pensarse. 

 

Hay capítulos que, en general, China no incluye en sus acuerdos (como medio ambiente, comercio electrónico o normas laborales) pero Telias entiende que eso podría cambiar en la medida que Pekín mostró interés en unirse al acuerdo del transpacífico (CPTPP), que trata estos capítulos y otros como pequeñas y medianas empresas. Esta decisión podría, eventualmente, llevar a China a experimentar estos nuevos asuntos de forma bilateral. Por último, hay alguno sectores de servicios que China no suele negociar en los acuerdos (como financieros o TICs).

Bórquez explica que las negociaciones con China se basan en la búsqueda del beneficio mutuo, lo que no quiere decir que se busquen los mismos objetivos. “Ambas partes deben tener claro cuáles son sus objetivos al momento de sentarse a negociar un TLC. Desde esta base buscan lograr que el acuerdo sea satisfactorio para los dos países”, argumenta el experto. Sin embargo, aclara que el acuerdo de libre comercio no es una bala de plata con la capacidad de resolver todos los aspectos de la entrada de los productos uruguayos hacia el mercado chino. “En el caso de los alimentos es importante establecer comités de coordinación después de la firma para ir negociando o estableciendo los protocolos fitosanitarios de entrada”, ejemplifica. 

La mirada de largo plazo y la gradualidad son dos atributos que Bórquez destaca, al igual que lo hacen tanto otros que se han interesado por esta civilización milenaria.

 

 

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