Restricciones ambientales limitan al mayor productor de leche del mundo

La neozelandesa Fonterra, la mayor exportadora de productos lácteos del mundo, proyectó que los precios de la leche alcanzarían un récord durante 2022, consecuencia de la creciente demanda de China, confirmando un nuevo alcance del auge de las materias primas. Tal vez, en parte, porque la oferta no puede dar respuestas fáciles a la señal de los precios.

Virginia Serra, ingeniera agrónoma radicada hace 20 años en Nueva Zelanda y 18 que trabaja en Dairy New Zealand, dijo no creer que haya un cambio en el volumen de producción.

“El foco está en controlar costos y aprovechar el precio extra para tener una mejor rentabilidad en los predios, y reinvertir o pagar deudas”, explicó.

En los últimos 25 años hubo un constante crecimiento del número de vacas, área y producción por hectárea, pero el gobierno neozelandés está dando señales importantes de que la carga tiene que disminuir.

“Me parece difícil que la expansión y el crecimiento pueda continuar. Es muy difícil hoy convertir un establecimiento dedicado a la ganadería de carne a lechería porque el impacto ambiental es más alto. Sería muy difícil conseguir que el gobierno dé el consentimiento para hacerlo”, justificó Serra.

La producción de leche de Nueva Zelanda continuará aumentando en 2021, aunque a menores tasas. Según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), alcanzará un récord con 22,2 millones de toneladas, 1,2% por encima de las 21,98 toneladas producidas en 2020, pero es en el primer semestre donde se establece el récord, ya que en el segundo semestre la producción dejará de crecer debido a una reducción en el número de vacas, de 4,85 a 4,88 millones en la primavera de 2021.

Según el USDA, el número de vacas continúa disminuyendo justamente como resultado directo de la presión proveniente de las regulaciones ambientales que han ayudado a detener cualquier nueva conversión a lechería, han acelerado el cambio de algunas granjas a un uso alternativo de la tierra y han hecho que muchos productores bajaran la carga animal con la que trabajan.

Según explicó Serra, el año pasado el gobierno de Nueva Zelanda comenzó a establecer un tope en el uso permitido de nitrógeno de 190 kilos por hectárea año de nitrógeno sintético. “No nos imaginábamos que fuera a haber una regulación tan específica, porque hemos luchado mucho para no tener ese control. Puede parecer un nivel alto para lo que se utiliza en Uruguay en la lechería, pero en NZ por muchos años hemos estado usando niveles bastante más altos en todas las zonas nuevas de lechería”, explicó.

En el mismo sentido, se está hablando de limitar la carga animal. “En un reporte sobre gases de efecto invernadero, una de las opciones que el gobierno pronosticaba para lograr los objetivos de reducción de emisiones era bajar la carga un 15%.

Gases de efecto invernadero; riesgo de mediano y largo plazo

El gobierno neozelandés pretende tener una posición de liderazgo en lo que respecta a la emisión de gases de efecto invernadero en la producción agropecuaria. En este sentido, se planteó el objetivo de reducir el metano en 10% para el 2030 y en el 2050 ser carbono neutro. Para esto tendrá sede en el país una misión de control espacial para el rastreo global de la emisión.

En el país de Oceanía el 43,5% de las emisiones contaminantes provienen del metano (que casi en su totalidad es producido por el sector agrícola en aquel país).

Serra manifestó que “la intención es reducir en un 10% las emisiones de metano para 2030, algo que es posible de alcanzar con tecnologías que tenemos hoy. Por ejemplo, con mejorar la eficiencia de lo que hacemos. El metano está 100% relacionado a la materia seca que se consume”.

Se puede lograr “mejorando las ineficiencias, consumir menos materia seca y producir lo mismo, mejorando la reproducción, la recría, que uno tenga menos ganado no productivo en todo el sistema, superando también algunas deficiencias en el período de la lactancia”, indicó.

“El objetivo para metano en 2050 es una reducción entre el 27 y 47%, no es llegar a emisiones cero de metano. Pero tiene que venir por soluciones nuevas, no con lo que conocemos hoy”, complementó.

El Acta de Respuesta al Cambio Climático determinó ese compromiso de reducciones respecto de los niveles de 2017. El consejo final de la Comisión al gobierno, publicado el 9 de junio, recomienda ir un poco más allá: un 11% por debajo de 2017 para 2030.

“Apuntar a una reducción de un poco más del 10% en el metano biogénico para 2030 brinda cierta flexibilidad para hacer frente a eventos inesperados y pone al país en el camino de alcanzar los objetivos de 2050”, expuso dicho informe.

Esas decisiones tendrán que tomarlas los ministros de prácticamente todas las carteras principales: transporte, medio ambiente, recursos y energía y agricultura, por nombrar solo algunas de las más importantes.

“El consejo de la Comisión requiere acción, en toda la economía, incluidos todos los neozelandeses, todos vamos a tener que hacer nuestra parte. Tener una hoja de ruta no cambia el hecho de que el camino será empinado y, a veces, será difícil”, dijo ese día la primera ministra, Jacinda Ardern, al anunciar el acuerdo.

Mientras, crece la preocupación de los tamberos especialmente con la posible reducción obligatoria de 15% en la cantidad de vacas que pueden tener. “No exigen que haya 15% menos de vehículos circulando. No se puede ser ‘verde’ mientras tus números son ‘rojos’, dijo un productor de la isla sur al portal Stuff.

El presidente de la Federación de Agricultores de Nueva Zelanda, Andrew Hoggard, adoptó un enfoque cauto y dijo que es hora de que el público neozelandés discuta “cómo la ciencia puede sacarnos de una crisis de cambio climático”. La Comisión ha ofrecido asesoramiento sólido y despolitizado para las emisiones agrícolas que reconoce la huella de bajas emisiones líder en el mundo de Nueva Zelanda, dijo Hoggard.

En Uruguay funciona ya un tambo que captura metano en el departamento de San José, y elabora biogás con el que genera energía. Tal vez es un signo de tiempos que se vienen.

Entre tanto el mundo observa cómo sigue la trama de la inflación de los alimentos y el calentamiento global. Las emisiones globales de metano están en los niveles más altos desde que hay registros, el consumo de lácteos de China también. Uruguay puede tener una gran oportunidad, al menos mientras no le sean exigidos controles en sus emisiones. 

Producción: Cecilia Pattarino