Juan Samuelle

Sin cuidados ambientales no habrá libre comercio

El acuerdo Mercosur-Unión Europea dio un nuevo paso atrás de los varios que ha dado a lo largo de este año con una negativa casi rotunda de Francia de seguir avanzando

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21 de septiembre de 2020 a las 05:00

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Es una verdad bastante evidente que tal vez algunos prefieren no asumir: el Mercosur como tal tendrá cada vez más dificultades para ser respetado si los países de mayor tamaño mantienen sus políticas de destrucción sistemática de áreas silvestres.

De nada valdrá que acusemos a los europeos de haber talado sus bosques cientos de años atrás o que les reprochemos su proteccionismo.

Y lo que es más importante, tras Europa otros serán los que pondrán las mismas condiciones. Seguramente empiecen Canadá y Japón y  tal vez  en menos tiempo del que imaginamos, la propia China que ya nos exige normas tremendamente exigentes en materia de exportaciones agrícolas, aunque no necesariamente en temas medio ambientales.

En particular el acuerdo Mercosur Unión Europea dio un paso más atrás de los varios que ha dado a lo largo de este año con la negativa ya casi rotunda de Francia a seguir avanzando. 

Francia sigue oponiéndose al acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur en su estado actual y considera que la deforestación es un problema “mayor”, indicaron las autoridades francesas ayer viernes.

Tras recibir un informe de un comité de expertos independientes que alerta de los riesgos medioambientales que supondría la entrada en vigor del acuerdo, el gobierno francés presentó tres “exigencias” para seguir con las negociaciones, incluido el respeto del Acuerdo de París contra el cambio climático.

También reclama que las importaciones al bloque procedentes de los países del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay) respeten las normas sanitarias y medioambientales europeas.

“El proyecto de acuerdo no contiene ninguna disposición que permita disciplinar las prácticas de los países del Mercosur en materia de lucha contra la deforestación. Esto es lo que falta sobre todo a este acuerdo y la razón principal por la que en el estado actual, las autoridades franceses se oponen”, declaró el ejecutivo.

Además, Francia rechaza “la falta de ambición” en materia de medioambiente.

El informe había sido encargado por el gobierno francés el año pasado para evaluar el impacto de este acuerdo de libre comercio firmado el año pasado después de dos décadas de negociaciones.

Concretamente, el comité de expertos estima que la deforestación en el Mercosur podría “acelerarse un 5% anual” debido a la superficie adicional de pastoreo que sería necesaria para cubrir el aumento de producción de carne bovina destinada a la UE (entre 2 y 4%).

La posición del Mercosur como bloque es muy difícil de defender cuando ya no solo la Amazonia sino el Pantanal, una zona de bañados arde como nunca.

El estudio que encargó el gobierno francés evalúa, según informa la Deutsche Welle que además el aumento de emisiones de gases de efecto invernadero que generaría el acuerdo en “entre 4,7 y 6,8 millones de toneladas equivalentes de CO2” y pone en duda que las “ganancias económicas” compensen “los costos climáticos”.

Seguramente razonan quienes prepararon el informe que dar más cuota de carne significará más quema y destrucción de selva para poner ganado.

La Unión Europea además se autoexige cada vez más en materia climática. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció planes el miércoles (16 de septiembre) para lograr una reducción del 55% en las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 como parte de un programa más amplio del Pacto Verde Europeo destinado a alcanzar la “neutralidad climática” para mediados de siglo.

“Para nosotros, el objetivo de 2030 es ambicioso, alcanzable y es beneficioso para Europa”, dijo von der Leyen al presentar las nuevas propuestas climáticas de la UE ante el Parlamento Europeo en su primer discurso sobre el Estado de la Unión desde que asumió la presidencia de la Comisión en 2019.

“¡Podemos hacerlo!” dijo, tomando prestada una famosa frase utilizada por la canciller alemana Angela Merkel durante el apogeo de la crisis migratoria de 2015.

“Nuestra evaluación de impacto muestra claramente que nuestra economía y nuestra industria pueden gestionar esto”, continuó, diciendo que los países de la UE ya han logrado reducir las emisiones en un 25% desde 1990 mientras que la economía crece en más del 60%.

La diferencia hoy, dijo, es que Europa ahora tiene la tecnología, la experiencia y la potencia financiera necesaria para hacerlo realidad, con un presupuesto de la UE de 1,8 billones de euros y un fondo de recuperación acordado por los líderes de la UE en julio para los años 2021- 2027.

“Somos líderes mundiales en finanzas verdes y somos el mayor emisor de bonos verdes del mundo”, señaló von der Leyen, y anunció que el 30% del fondo de recuperación de 750.000 millones de euros de la UE se recaudará a través de bonos verdes.

“Lo tenemos todo. Ahora es nuestra responsabilidad implementarlo y hacer que suceda”, agregó, y dijo a los parlamentarios:”Esta es nuestra misión”.

Un documento de política filtrado, publicado por la agencia EURACTIV a principios de esta semana, muestra que las nuevas medidas a nivel de la UE abarcarán todos los sectores de la economía, desde la agricultura hasta la energía y el transporte. La propuesta se  dio a conocer el jueves (17 de septiembre) y se espera que ya se apruebe antes de fin de año. La Unión Europea está reformulando sus políticas y tecnologías para intentar frenar el calentamiento global. La mayoría del Mercosur no.

Los parlamentos de Holanda y Austria ya rechazaron el acuerdo.  En los países vecinos las llamas siguen ardiendo. Algo que jamás sucede en Uruguay, pero el bloque amenaza convertirse en un paquete en el que terminamos envueltos.

Momento clave para que Uruguay se diferencie como el país donde el monte nativo crece en lugar de ser quemado y donde se intenta aplicar una ley de Agroecología votada por todos los partidos. Y también para evaluar como ser parte de un bloque regional sin que el resto del mundo confunda a quienes hacemos ganadería entre coronillas, talas y ñandúes con quienes hacen ganadería sobre cenizas.  Si los países vecinos no cambian sus políticas ambientales arriesgamos a que el Mercosur pase de ser una oportunidad a un freno. Más aún si en noviembre los Demócratas ganan las elecciones en EEUU.

Como bloque deberemos entender que sin políticas ambientales serias serán pocos los socios que podremos conseguir para la necesaria apertura de nuestras exportaciones. Como país, apostar a ser el lugar donde se prueban en pequeña escala soluciones que sirven al mundo entero. Y para eso el apoyo de la Unión Europea es fundamental y tenemos que ganarlo. 

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