Sueños bizarros, pesadillas y el desajuste del reloj biológico en tiempos de cuarentena
Todo indica que la producción onírica aumentó con el confinamiento, desde el psicoanálisis se explica por qué
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18 de abril de 2020 a las 05:01
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Desde que empezó con la cuarentena autoimpuesta Martín es una fábrica de sueños que mezclan personajes y escenarios que nada tienen que ver con nada. Como el que tuvo la otra noche, cuando tenía que grabar una transmisión en vivo de Instagram adentro de la basílica de Paysandú. Afuera llovía. No se acuerda bien que pasó después. Lucía y Mateo, que son pareja, están durmiendo más de lo habitual y no dejan de tener pesadillas con muertes de seres queridos y horrores afines. Distinto es lo que le sucede a Santiago, que cumple ahora sus deseos cuando cae rendido en la almohada. Soñó, por ejemplo, que le tocaba trabajar como periodista en un mundial “del futuro” en el que le presentaban a Ronaldo y a Ronaldinho. Y Agustina, que desde hace un mes está teletrabajando, soñó más de una vez que se dormía y que se olvidaba de que tenía que trabajar y su jefa ni se daba cuenta hasta que la echaba. Algo similar a lo que experimentó Luis, que por tres noches seguidas soñó que lo despedían sin pagarle. Claro, tampoco faltan cuentos de quienes tienen pesadillas con el coronavirus.
Los nombres son ficticios, las anécdotas reales y construídas en base a sueños que se recuerdan vívidamente.
“Desde que empezó la cuarentena, cada vez tengo sueños más raros”, “¿todos estamos teniendo sueños raros en esta cuarentena?”. Basta con hacer una búsqueda en Twitter que incluya las palabras sueños, raros y cuarentena para encontrar cientos de testimonios de personas de distintos países que cuentan que desde que comenzó el confinamiento, su universo onírico es bastante más extraño que el usual. Y también pasa si la búsqueda se realiza en inglés al escribir “nightmares”, “dreams”, “quarantine”. De hecho, en Estados Unidos se creó Idreamofcovid.com, una página web en la que se invita a los internautas a depositar todos los sueños y pesadillas que están teniendo relacionados con la enfermedad que paralizó al mundo.
¿Es probable que durante este tiempo de aislamiento y de estar en casa se esté soñando más de lo habitual? “Si la persona está durmiendo más, tiene que estar produciendo más sueños”, advierte el psicoanalista Diego Onega y agrega que “siempre soñamos, aunque no siempre lo recordamos porque el mecanismo de represión hace que enseguida nos olvidemos del sueño”.
También es esperable que alguien que no dormía lo suficiente y ahora sí lo haga, esté generando sueños más intensos.
Los sueños suelen olvidarse con el correr de la mañana, pero el psicólogo dijo que si una persona no tiene tanta actividad durante el día es probable que les preste más atención.
En un artículo sobre sueños en cuarentena que publicó el portal estadounidense de periodismo explicativo Vox, se informa que investigadores del sueño teorizan que el inicio de imágenes vívidas también es resultado de los cambios horarios del descanso: “La mayoría de las personas tienen sueños vívidos durante la fase de sueño REM (movimiento ocular rápido), y tienden a tener ciclos REM más largos y profundos a medida que avanza la noche. Si una persona se despierta en medio de un ciclo REM, es más probable que recuerde el contenido de sus sueños y los detalles involucrados”.
Por otro lado, Onega dijo que si alguien que nunca suele tener pesadillas ahora las tiene, “debe ser porque le está pasando algo que le está provocando sueños de angustia”. Es por eso que en momentos como el actual, cuando la angustia no encuentra calma, esas pesadillas pueden ser recurrentes.
El psicólogo explicó que, considerando que el nuevo escenario que trajo el coronavirus movilizó internamente a muchas personas, estas pueden tener manifestaciones a través de los sueños y las pesadillas. El especialista conecta esta posible producción onírica en ascenso durante la cuarentena con la sensación de incertidumbre -de no saber cuándo termina para algunos y del miedo a perder el trabajo de tantos otros- y con el cambio de dinámicas. Además, entiende que el covid-19 trae aparejado el miedo a la muerte –propia o de un ser querido- y esto también incide en el inconsciente. En definitiva, los sueños en este contexto pueden convertirse de cierto modo en metáforas del estrés circundante.
Para el psicoanálisis, los sueños –junto con los actos fallidos y los síntomas- son un camino para acceder al conocimiento del inconsciente. Es por eso que el psicólogo entiende que el recordar más los sueños ahora puede resultar una herramienta muy interesante de autoconocimiento.
Y no todo se trata de sueños que manifiestan angustias. ¿Qué pasa si los sueños bizarros o estrafalarios se convierten en potentes depósitos creativos? El psicólogo dijo que los sueños pueden ser un arma para crear y para resolver problemas, y ejemplificó que Paul McCartney contó que soñó Yesterday y Keith Richards, Satisfaction.
“Toda crisis supone una oportunidad para generar cambios en nuestra vida. Si están soñando más aprovéchenlo, consulten con un profesional. Tener más pesadillas o sueños es una oportunidad para conocerse mejor”, concluyó Onega.
Capítulo aparte: la incidencia del encierro sobre el reloj biológico
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