Tras 93 años, Nacional y Peñarol vuelven al Parque Central con público; ¿cómo fue aquel clásico?
El Manco Castro fue autor del gol del triunfo hace 93 años cuando los tricolores vencieron 1-0 "sin merecerlo", según la prensa de la época
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03 de septiembre de 2022 a las 05:04
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La última vez fue por el Uruguayo de 1929, el 13 de octubre de aquel año. El Parque se ubicaba de manera diferente a la actual, exactamente en forma perpendicular, y se entraba por la avenida 8 de Octubre.
Había ocho jugadores que saldrían campeones mundiales nueve meses después, más Andrés Mazali, el excelente arquero tricolor que quedó fuera del mismo por indisciplina, pocos días previos. Seis de Nacional (Emilio Recoba, Héctor Scarone, Conduelo Píriz, José Leandro Andrade, Héctor Castro y Pedro Petrone), y dos de Peñarol (Miguel Capuccini y Álvaro Gestido). El juez fue Martín Aphesteguy quien sería línea en el Mundial de 1930.
Nacional formó con Andrés Mazali; Ramón Bucetta y Emilio Recoba; Eliseo Domínguez, Juan Ferrou, Héctor Scarone, Conduelo Píriz, José Leandro Andrade, Héctor Castro, Pedro Petrone y Aurelio Saldombide.
En Peñarol no pudo jugar Lorenzo Fernández, su alma en la cancha, quien también sería campeón del mundo en 1930.
La directiva aurinegra decidió dejar fuera del equipo a dos titulares indiscutidos y campeones mundiales y olímpicos como Juan Peregrino Anselmo y Juan Pedro Arremón y apostó por dos jóvenes valores de la reserva: Paola y Holt.
Peñarol jugó con Miguel Capuccini, Alberto Nogués y Demis Dagosto, Gildeón Silva, Álvaro Gestido, Alfredo Boccardo, Holt, Pascual Paola, Sarni, Antonio Sacco y Antonio Campolo
En tanto, Nacional tuvo que ir a buscar a su casa a Andrade para que se presentara, porque estaba molesto.
El Gran Parque Central tuvo a 20.000 hinchas de ambos equipos que vieron como Nacional –gran favorito por lo expuesto anteriormente– ganaba 1-0 con un gol del Manco Castro.
Por eso el título del comentario del diario El País fue muy claro: “Solo a la escuela de Scarone debe Nacional su triunfo sobre un adversario que lo superó en todo el match”.
Por su parte, La Tribuna Popular fue por el mismo tenor: “En un match emocionante pero sin belleza de juego, Nacional superó injustamente a Peñarol”.
Fue el Campeonato Uruguayo más largo de la historia, ya que comenzó el 12 de mayo de 1929 y terminó el 25 de noviembre de 1930. Cabe recordar que por el Mundial de 1930, no hubo torneo ese año. El campeón fue Peñarol.
Además del nivel del Mago Scarone –quien nunca jugaba mal–, las crónicas de la época ponderan las atajadas de Mazali y dicen que Sarni, de los aurinegros, fue el responsable de que su equipo no empatara o ganara, por un par de goles increíbles que se perdió.
“Si el match defraudó, la responsabilidad corresponde total y absoluta a Nacional. Hubiese bastado que el afortunado vencedor pusiera entusiasmo y vergüenza deportiva en su labor, bien paga con el concurso que le prestan miles de aficionados, para que por lo menos el juego presentase una característica que nunca faltó en las competencias entre los viejos adversarios: la de la rivalidad (...) Un solo team consagró una voluntad encomiable para el logro de un éxito, que lo mereció siquiera por las generosas energías que sus jugadores pusieron a contribución”, escribió el diario El País.
Y agrega: “Desgraciadamente el football tiene desenlaces que están en oposición con todas las fórmulas de equidad, y parecería que estaba resuelta de antemano la derrota de Peñarol. Solo así se explica que un team que en proporción de avances está 2 a 8 con su oponente, como Nacional, llegue al final ganancioso con solo haber sacado partido de una oportunidad”.
Lo que sorprende es lo incisivos que eran los periodistas de entonces. Al escribir sobre la producción de Pedro Petrone en ese clásico, un ganador de dos Copas América, quien fue campeón del mundo y olímpico con Uruguay en 1924 y 1928, y que meses después, ganaría la Copa del Mundo de 1930, el periodista del diario El País, fue letal: “Es particular el fracaso de este hombre cada vez que enfrenta a Peñarol. Claro está que su aptitud es el shot, y cuando no shotea, como no shoteó en este compromiso, su presencia en la cancha pasa desapercibida. Él es el más culpable del fracaso de la línea de Nacional. En ningún momento unificó el esfuerzo”.
Por su parte, La Tribuna Popular opinó sobre él: “Desconocido. No era Petrone. Ni shoteó. ¿Jugó enfermo o qué?”.
Este mismo diario, al otro día titula: “Peñarol dio una admirable lección moral”.
“La disciplina como base del progreso de las instituciones”, expresa en ese artículo. Y sigue: “Peñarol perdió el domingo ante Nacional. Perdió injustamente y dejó de ser invicto al ceder también su puesto privilegiado en el Campeonato Uruguayo. Pero, sin embargo, en el ánimo de todos los que seguimos de cerca las cuestiones footbalísticas y en el ánimo de los nacionalófilos mismos quedó una lección imborrable a cargo de Peñarol”.
Allí expresa que “no solo la lección moral del cuadro que pierde sin merecerlo y sale del field sin un gesto incorrecto, ya que, últimamente, aceptar serenamente una mueca del Destino es casi obligación de todo buen deportista, sino la lección disciplinaria dada por el club decano (Peñarol para dicho medio) merece el honor de un comentario”.
“En vísperas de un partido como el del domingo, en que Peñarol se jugaba una carta decisiva no tuvo reparos su Directiva en suplantar a dos forwards efectivos: dos elementos olímpicos y consagrados (Anselmo y Arremón), porque lo entendió beneficioso para el rendimiento del equipo. Y fue así como Paola y Holt, de la reserva, sin antecedentes, fueron titulares. En Nacional, (doloroso es decirlo) el orden interno no permite esos lujos. Está el ejemplo de (José Leandro) Andrade, rebelde a presentarse porque le molestaba una suspensión que consideraba injusta, y que jugó porque fueron a buscarlo y ‘mediante condiciones’”.
Y culmina: “Peñarol en la punta del campeonato sacrificó todo en aras de la corrección y la eficacia de su equipo. Nacional, en cambio, se perdió una oportunidad de demostrar que por sobre todos los intereses está el de la disciplina interna, único pedestal sobre el que se cimienta de las instituciones. Después de esto, quizá algunos partidarios albos hayan quedado conformes, pero para la mayoría un sedimento de decepción les hará pensar que Peñarol, perdiendo, les dio una provechosa y admirable lección moral”.
Pasaron 93 años y se volverán a ver otra vez con público en un escenario histórico que ha cambiado muchísimo con el paso de los años (hasta su propia ubicación en el mismo lugar) y que soportó tres incendios. Peñarol quiere ganarle el clásico a Nacional que tendrá nada menos que a Luis Suárez como llamador, uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol uruguayo.
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