Miguel Santos se desempeña desde hace un par de años como equipier en Peñarol.
El miércoles estaba cumpliendo una vez más con sus labores en plena práctica de Los Aromos, pero en un día diferente.
Es que se cumplían 27 años del clásico de los “8 contra 11” que ganó Peñarol por 2-1.
Santos estuvo en el banco de suplentes y lo vivió de una manera muy especial.
“Cuando terminó el partido festejamos como si hubiéramos salido campeones de un torneo. Porque fue un partido increíble. El jugador que está en el banco siempre se muere de ganas de poder entrar, pero ese día, quería entrar más que nunca”, dijo Santos a El Observador.
Y recordó: “El Maestro Tabárez (el técnico del equipo entonces), estaba tan feliz como nosotros. El vestuario era una fiesta. Fue algo muy lindo y no creo que se vuelva a repetir”.
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