L. CARREÑO

Un triunfo para la historia

Con dos goles de Joaquín Pereyra y uno en contra, Boston River ganó 3-1 a Comerciantes Unidos

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28 de febrero de 2017 a las 19:15

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Pestañeó y su equipo ya estaba 1-0 abajo. Pero se tuvo fe para ir al frente y rescatar a los suyos. Con el cuchillo entre los dientes. Joaquín Pereyra, zaguero formado en Danubio y que se fue al descenso con Villa Teresa, se vistió de héroe el martes de noche en Boston River que en su debut internacional, por la primera fase de la Copa Sudamericana, le ganó 3-1 a Comerciantes Unidos de Perú en el Parque Central.

Pereyra encabezó la zaga central que el entrenador Alejandro Apud hizo parar bien lejos del arco custodiada por Adrián Berbia. La idea era soltar a los carrileros –Pablo Álvarez y Enrique Etcheverry– para que el equipo tuviera amplitud de juego por afuera y mucho manejo interno con Pablo Ceppelini y William Klingender, apoyados por la inteligente distribución de Diego Scotti.

Pero en un minuto y 49 segundos, un pelotazo largo a espaldas de Pereyra y Fratta terminó en una veloz corrida y sutil definición de William Flores que abrió el marcador.

Sin embargo, Boston River no se apartó de su libreto, el mismo con el que se transformó en la sensación del último Uruguayo Especial, su primer torneo en la Primera División.

Manejó la pelota con prolijidad, buscó abrir espacios por afuera –sobre todo con las subidas de Enrique Etcheverry– y se mostró muy agresivo para ir a pelear las pelotas quietas.

Y ahí Pereyra se erigió en el héroe de la noche. A los 8' puso una media vuelta digna del mejor centrodelantero y empató el partido. Luego, tras una sucesión de tres córners seguidos y en una acción rápida tras un lateral por derecha capitalizó un rebote en el que primero no pudo marcar Sebastián Sosa.

El desconcierto del equipo peruano –bastante modesto, justo es decirlo– quedó patente cuando a los 44' el zaguero Kike Rodríguez fue a despejar una pelota y se la terminó metiendo en su propio arco en un blopper que dará la vuelta al mundo.

Desde esa ventaja, Boston River jugó un notable segundo tiempo donde esta vez fue más profundo por la derecha con las subidas de Pablo Álvarez y donde la clase de Ceppelini para manejar la pelota le permitió generar un montón de situaciones de gol.

El pecado de los de Apud estuvo en la puntería. Porque el rojiverde generó más de diez situaciones de gol pero no concretó. A veces le faltó suerte, como en un tiro de Bruno Foliados que rozó en el palo o en otra acción en la que Ceppelini se la picó la golero pero la defensa restó en la línea.

Cerca del final la terminó sacando barata por un penal que cometió Álvarez pero que el golero Exar Rosales ejecutó pésimamente. Esta historia recién se definirá el 1° de junio en Perú.

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