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Uruguay entre los peores de la clase en cargos ejecutivos a manos de mujeres

Un informe de la OIT mostró las ventajas de romper el techo de cristal; a nivel local la presencia femenina es baja tanto en empresas chicas, medianas como grandes

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02 de octubre de 2019 a las 16:34

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La Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentó los resultados de un relevamiento mundial que efectuó para conocer la participación de mujeres en cargos empresariales. Más allá de reconocer que se registraron avances en los últimos años, marcó que todavía falta camino por recorrer.

El organismo consulto a casi 13 mil empresas de 70 países para elaborar una serie conclusiones. Una de ellas fue que más de dos tercios de las empresas encuestadas que controlan el impacto de la diversidad de género en la dirección dieron cuenta de un aumento de sus beneficios de entre 5% y 20%. Añadió que en el clima económico incierto actual, la diversidad de género en la dirección es necesaria para lograr un rendimiento empresarial competitivo.

El techo de cristal

El estudio indicó que desde 1991 las mujeres fueron incorporándose a cargos directivos con más rapidez que los hombres, básicamente en países en que los ingresos son altos. El desglose por regiones verificó que en América Latina y el Caribe la presencia de mujeres en puestos directivos en 1991 era de 27,4%. En 2019 trepó hasta 38,6%. Ante eso, señaló que a nivel global los datos muestran que falta bastante para conseguir la igualdad con los hombres en esos cargos directrices y sostuvo que cuando más grande es una empresa, menos probabilidades existen para que las mujeres accedan a lugares importantes.

También se relevó la proporción de empresas con mujeres en sus juntas directivas en la región, tomando como un punto de equilibrio una relación de 40% a 60%. Allí, solamente el 20% de las empresas tienen esa relación. Además, el 10% de las consultadas contestó que tiene mujeres en sus juntas directivas.

Los números de Uruguay

El informe desagregó por región y por países la proporción de empresas que cuentan con mujeres ejecutivas de alto nivel. Diferenció a las compañías en pequeñas, medianas y grandes. En América del sur recopiló datos en siete países (quedaron afuera Brasil, Chile y Venezuela) y los números de Uruguay no estuvieron entre los mejores. En los tres segmentos estuvo en los lugares más bajos.

Según el relevamiento en el 10,9% de las pequeñas empresas hay mujeres ejecutivas. Por debajo solamente está Argentina con el 9,5%. En el primer lugar se ubicó Bolivia con el 31,9%.

En el segmento de las medianas el registro de Uruguay es similar: 11,1%. Supera a Argentina que tiene un 4,7% de empresas y a Bolivia con 10,8%. En contrapartida, Ecuador tiene el mejor registro con 23,7%.

Por último, en el grupo de las grandes compañías uruguayas hubo un 5,6% que declaró tener mujeres ejecutivas de alto nivel. En el fondo del ranking se ubicó Bolivia con el 4,2%. En el primer lugar del listado estuvo Paraguay con el 19,7% de las empresas.

Las ventajas del equilibrio

La OIT dedicó un capítulo a los posibles beneficios que pueden tener las empresas si aplican políticas de género.

Explicó que la importancia comercial de un lugar de trabajo equilibrado entre los géneros está reforzándose continuamente. Indicó que dos terceras de las empresas encuestadas coincidieron en que las iniciativas en materia de diversidad mejoraban sus resultados comerciales.

Expuso que cuando las empresas ponen en práctica políticas de inclusión la probabilidad estimada de lograr mayor rentabilidad y productividad es de 63%. A su vez, la posibilidad de mejorar la reputación de la empresa es de 58% y la de incrementar su capacidad de calibrar el interés y la demanda de los consumidores es de 38%.

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Además, sostuvo que cuando en los consejos de administración hay equilibrio de género, las empresas tienen casi el 20% más de probabilidades de tener mejores resultados comerciales.

 Otras consideraciones

Refiriéndose a los prejuicios sociales, el estudio de la OIT afirmó que es imposible que las empresas por sí solas los desmantelen, pero pueden hacerle frente reconociendo que existen, observando cómo se manifiestan y contrarrestándolos en la cultura del lugar de trabajo.

“Los programas de orientación, las campañas de sensibilización y las políticas de transparencia son eficaces para eliminar los sesgos de género más generales”, señaló. 

A su vez, planteó que las mujeres que ocupan cargos de máximo nivel atraen a otras a todos los niveles de la empresa. Según el estudio, las compañías con una mujer al frente de la dirección general tienen el 12,6% más de probabilidades de contar con otras en puestos directivos superiores, lo que apunta a un factor de atracción. Y ese factor es la clave para resolver la fuga de talento femenino, apuntó.

Además, el organismo señaló que en la era digital, las empresas tienen que adelantarse más que nunca a desmantelar la cultura de la disponibilidad permanente. Entonces, enumeró políticas como las del horario flexible, el trabajo a distancia, la licencia de maternidad y paternidad y los programas de reincorporación al trabajo son útiles para que las mujeres no estén en situación de desventaja en el trabajo a causa de sus responsabilidades domésticas.

“De hecho, estas medidas benefician a todos los trabajadores, reducen el estrés y el desgaste laboral, y propician una productividad más sostenible a largo plazo”, concluyó.

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