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Uruguay y los riesgos de una guerra comercial entre Estados Unidos y China

Esta amenaza debería ser un llamado de atención para que Uruguay salga a buscar alternativas de negociación comercial
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09 de abril de 2018 a las 05:00
El pasado 1º de marzo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la inminente imposición de medidas restrictivas a la importación de acero y aluminio. En el informe que luego publicara el departamento de comercio de Estados Unidos, se menciona que estas medidas pueden llegar a tomar diferentes formas: una opción es el aumento del arancel, otra es la imposición de cuotas y una tercera puede llegar a ser una combinación de ambas y se basa en imponer una restricción arancelaria para un determinado grupo de países. Tras este anuncio, las reacciones de la Unión Europea, China y Canadá no se hicieron esperar y en todos los casos se señaló que, de implementarse esta restricción al comercio de parte de Estados Unidos, los países afectados actuarían de forma espejo implementando medidas que afecten también al comercio norteamericano. Lejos de apaciguar las aguas, estas reacciones hicieron duplicar la apuesta al Presidente Trump quien dijo no tenerle miedo a las guerras comerciales a las que considera "fácil ganarlas". ¿Qué significado tiene cada una de estas posibles acciones proteccionistas? ¿Y cómo puede impactar esta posible "guerra" en un país cómo Uruguay?

Todo este escenario de escalada proteccionista abrió el debate de si estamos ante una guerra comercial entre las principales potencias económicas. De ser así, qué rol podría tomar la Organización Mundial del Comercio (OMC) para intentar que esta coyuntura no siga empeorando. Lo cierto es que ante esta interrogante, se abre un escenario delicado para el sistema multilateral del comercio. El articulo 21 del sistema general del comercio, titulado "excepciones de seguridad", habla de este tema y menciona que un país podría llegar a violar el principio de nación más favorecida siempre y cuando sea por razones de seguridad nacional aspecto en el que se fundamenta el gobierno de Trump. Asimismo, el artículo habla de aquellos casos en que una restricción al comercio contribuya con el mantener la paz y la seguridad. Asimismo, este caso no parecería atribuible a la política que pretende implementar el gobierno norteamericano.

Lo que aquí se puede constatar, dada la forma en que el gobierno de Trump presenta este tema, es que aquí estamos ante un tema de seguridad económico pero no de seguridad nacional desde un punto de vista bélico. Esto pone en una situación muy complicada a la OMC por dos razones. Primero, si la OMC habilita a Estados Unidos a aplicar esta restricción por razones de seguridad nacional estaría también habilitando a extender el artículo 21 a una nueva interpretación que no existía hasta el momento y todos los países que quieran podrían respaldarse en este caso diciendo que aumentarían sus aranceles por razones de seguridad económica. Esto efectivamente podría generar una guerra comercial casi institucionalizada y daños importantes a la economía global. Y segundo, si la OMC se opone a la aplicación de esta política y exhorta a Estados Unidos a no seguir este camino, amenazando con penalizar al país, le estaría dando la razón ideal que esta buscando Trump para retirarse de la OMC, dejando libre a Estados Unidos para seguir profundizando el proteccionismo.
La respuesta de China

Por otro lado, China parece decidida a luchar hasta las últimas consecuencias para limitar estas amenazas de Trump. Por esta razón, ante las amenazas del presidente de los Estados Unidos, Beijing inició el procedimiento de disputa señalado en el artículo 301 de la OMC. Esto sucedió horas después de que Trump hiciera pública una lista de más de 1.300 productos chinos que podrían verse afectados por las medidas proteccionistas que pretende aplicar. China señaló que podría responder con tarifas a 106 artículos estadounidenses. Si analizamos en profundidad la lista de productos a los que China podría aumentar el arancel encontramos a aquellos como la soja, la carne vacuna congelada, algodón y otras materias primas agrícolas. Recordemos que por las mismas razones expuestas antes, China no podría implementar un arancel de forma directa a Estados Unidos sino que a los productos de este país. Es aquí donde este debate pasa a tener lazos con otros países agropecuarios como Uruguay. Si bien el objetivo de China parece ser el de afectar las exportaciones procedentes de estados como Iowa o Texas, con un fuerte electorado republicano en la última elección presidencial de 2016, indirectamente lo estaría haciendo a países que tienen similares patrones exportadores.

¿Qué significa todo esto para Uruguay?
La evidencia de estudios sobre este tema muestra que, si bien este tipo de conflictos comerciales tiende a darse entre países de gran escala, las economías pequeñas pueden verse fuertemente afectadas en este tipo de contextos. En un estudio que acabamos de finalizar desde el programa sobre política comercial de la Universidad del Sur de California analizamos cómo ha sido la evolución del proteccionismo desde la última crisis financiera internacional de 2008 hasta el presente.
Tomamos 160 países y cuáles han sido las políticas proteccionistas enviadas y recibidas (que afectaron las exportaciones del país). Entre los principales resultados se puede ver qué podría suceder en caso de concretarse las amenazas entre Estados Unidos y China: si bien este conflicto parece a una escala bilateral, las economías menores del mundo son afectadas de forma indirecta porque técnicamente no se puede imponer medidas proteccionistas contra un país sino a productos.

Asimismo, la evidencia muestra que aquellas economías menores que podrían salvarse ante un contexto de crisis como este son las que tienen una red sólida de acuerdos comerciales que ayuden a blindar el proteccionismo. Es decir, cuando analizamos países que tienen un acuerdo comercial, el nivel de impacto negativo de una guerra comercial baja considerablemente porque los países tienden a no aplicar medidas proteccionistas con aquellos que tienen acuerdos sino con los que no tienen acuerdos comerciales.

Ante el bajo número de acuerdos de acceso a mercados que hoy Uruguay tiene vigente y la vulnerabilidad que esto implica, esta amenaza de guerra comercial debería ser un llamado de atención para que Uruguay salga a buscar de forma inmediata alternativas de negociación comercial que ayuden a amortiguar el impacto negativo de un contexto internacional cada vez más proteccionista.

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