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09 de marzo de 2018 a las 05:00

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¿Quiénes son Timothée Chalamet, Daniel Kaluuya, Sally Hawkins, Margot Robbie, Saoirse Ronan? ¿De dónde salieron, quién los conoce? ¿Timothée, Saoirse, qué nombres son esos para un profesional del espectáculo? Ni siquiera la gente que el domingo vio a los mencionados en la pantalla hoy los recuerda, pocos días después del gran fasto.

Todos ellos integraron la lista de nominados para el Oscar en las categorías Mejor actriz y Mejor actor. Quizá algún día lleguen a ser luminarias. Hoy no lo son. Para confirmar mi presunción le pregunté a 20 estudiantes universitarios estadounidenses y ninguno reconoció los nombres. Si no los reconocieron después de la ceremonia del Oscar, con toda la fanfarria previa que hubo, imposible que los conocieran antes como para interesarse en ellos y ver cómo les iba a la hora de los premios. No en vano los ratings fueron tan bajos. Durante la ceremonia de 2005, el conductor, Chris Rock, se preguntó en un momento hilarante de la misma: "¿Quién es Jude Law? [...] Clint Eastwood es una estrella. Tobey Maguire es solo un niño en malla. Si quieres a Russell Crowe y todo lo que puedes conseguir es Colin Farrell, ¡espera! No es lo mismo, ¿no?" El mundo del espectáculo y de los deportes se mueve en base a estrellas. Cuando no las hay, la gente apaga el televisor o deja de ir a la cancha. Sin Messi ni Ronaldo, el fútbol actual sería rutinario, faltaría la magia de lo excepcional.

Cuando en la fiesta del Oscar, tal como se vio el domingo pasado, faltan estrellas de la envergadura de Jack Nicholson, de Clint Eastwood, de Al Pacino, la audiencia sintoniza otro programa o simplemente no prende el televisor.

Vivimos en uno de los tiempos más extraños de la historia reciente, en el cual nadie sabe bien hacia dónde vamos, y ninguna esfera de la vida humana se libra de los signos característicos de la época. Uno de ellos es la escasez de estrellas con una trayectoria respetada, duradera y celebrada. Hoy en día, cualquier don nadie con escaso talento puede convertirse en luminaria por unas horas. Pero, con la misma velocidad con que llegó al podio, desaparece y es olvidado. El mundo se ha llenado de celebridades instantáneas como las sopas Knorr, que no son sino "niños en malla".
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