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Juan Carlos Ocampo fue el primer huésped del castillo que en 1971 compró el club Huracán Buceo como sede social y deportiva. Llegó a probarse y extrañaba tanto que regresó a Mercedes. Luego, también se probó en Peñarol y pese a la carta que le envió el presidente Washington Cataldi a su padre, tampoco quiso quedarse. La tercera oportunidad que tuvo fue en Colón de Santa Fe, pero lo dejaron una semana sin entrenar en una pensión y regresó a su casa.

Haciendo gala de sus dotes futbolísticas, le hizo un enganche a la frase "no hay dos sin tres" y para Carlín Ocampo, la cuarta fue la vencida. El técnico Carlos Silva Cabrera lo convenció para jugar en Danubio con una cláusula de palabra: dos días libres por semana para visitar a familiares y amigos en Mercedes.

Juan Carlos Ocampo y Pablo Forlán

Comenzó así su carrera profesional. Danubio, Nacional hasta principios de 1980, Recreativo Huelva y Defensor. Con la selección uruguaya participó de la Copa América de 1975 y le hizo un gol a Brasil porque Waldir Peres se olvidó de la pelota. También fue vicecampeón sudamericano juvenil.

Se recibió de Entrenador y como representante de futbolistas, llevó a Omar Pouso desde el fútbol de Mercedes a Danubio.

Del potrero de Palo Alto a Con Los Mismos Colores de Mercedes

Además del aire, en el humilde barrio Palo Alto de Mercedes, se respiraba fútbol. Ahí nació Juan Carlos Ocampo, que además de correr todo el día con la pelota en los pies, a veces cruzaba con sus amigos hasta el club Esparta para jugar al básquetbol.

"La botijada nos trenzábamos en el campito que teníamos frente a casa. Salían partidos de 15 y 20 para cada lado. Ahí sí que había que driblear y cuidar la pelota", recordó el expuntero izquierdo, de 69 años.

El más vivo, el más habilidoso, siempre sacaba ventaja: "Hoy esperan a que el juez pite para sacar. Antes te hacían falta y sacabas rápido para agarrar distraído al rival".

Zoilo Viera, un vecino del pueblo, armó el equipo de baby fútbol El Puente, con el que compitieron en Montevideo. Recuerda Ocampo que se alojaron en el Prado y jugaron contra muy buenos cuadros de todo el país. "Dentro de esos equipos estaba Los Rojos, de la zona del hospital de Clínicas, donde surgieron el Muñeco Sosa, un golero, y Daniel González, un volante que fue al San Pablo, donde tuvo un accidente. Nos hicimos muy amigos", recuerda.

El padre de Ocampo trabajó de albañil y después como funcionario del Correo. También fue un "extraordinario jugador" de fútbol. Fundó el club Con Los Mismos Colores, donde continuó Carlín después del baby. Su tío Raúl Roa se hizo cargo de la dirección técnica el año que el club bajó a la B y no le tembló el pulso para poner a su sobrino, que tenía 15 años, en el primer equipo. 

Foto: Leonardo Carreño. Juan Carlos Ocampo

"Fue una experiencia impresionante, porque ese año logramos el ascenso. Éramos chiquilines del barrio, con alguno de experiencia", señaló Carlín.

El equipier del cuadro era el abuelo de Ocampo, otro apasionado del fútbol. Sus cinco hermanos varones (también tiene dos hermanas) jugaron en el mismo equipo. Uno de ellos jugaba de central y "tenía unas condiciones bárbaras", pero cuando lo iban a llevar a Danubio de Montevideo, se rompió una rodilla. "Y en aquellos tiempos no era como ahora, además en el contexto nuestro de humildad, no pudo seguir. La rodilla le impidió hacer una carrera", dijo Ocampo.

Con Los Mismos Colores fue campeón de la B en 1970 y al año siguiente también fue campeón en la A. Repitió el título, invicto, en 1972. En Mercedes le llamaban "el equipo tateti" porque "jugábamos a un toque, de memoria. Éramos todos gurises del barrio, nos criamos juntos y nos conocíamos de memoria". 

Cancha donde jugaban, cancha que se llenaba de gente. "Teníamos una de las hinchadas más grandes de Mercedes. Nos seguían a todos lados, al Interior, donde tuvimos la posibilidad de llegar a una final de OFI y perdimos contra el Atlético Florida".

Huracán Buceo, Peñarol y Colón de Santa Fe

Durante esos años de inocencia y de jugar por jugar, por amor al fútbol, Ocampo viajó dos veces a probarse en equipos de Montevideo y una a Argentina.

"La primera fue en Huracán Buceo, cuando compraron el castillo en la rambla. Un primo mío, Raúl, y yo, fuimos los primeros en habitar ese castillo, porque nos hicieron quedar ahí. No había nada, unas camas, y nos llevaban a comer a un restaurante. Estuvimos 15 días y yo extrañaba como loco. Le dije a mi primo que me quería ir y él también. Entonces arrancamos de vuelta para Mercedes. Tendríamos 15 años".

Después volvió a probarse en Peñarol, por intermedio de un referente del club aurinegro en Mercedes. "Me dijo que tenía la chance de probarme con el primer equipo. Antes no era como ahora que con esa edad vienen a divisiones juveniles. Mi viejo dio permiso y fuimos con otro muchacho de Mercedes, Martín Arroa, que jugaba de volante, flor de jugador. Nos vinimos a Montevideo. En aquel momento estaban Mazurkiewicz, Lamas, Castronovo, Onega, Losada, el Tornillo Viera, Matosas... todos los monstruos del fútbol y practicamos con ellos. Nosotros éramos inconscientes de dónde estábamos. Sabíamos lo que era Peñarol, lo escuchábamos en la radio, pero yo seguía extrañando y me volví".

Ocampo, posando con la camiseta tricolor

Ni siquiera lo pudo convencer el presidente aurinegro Washington Cataldi, quien le envió una carta a su padre. "Le decía que me hiciera recapacitar, que me iban a cuidar, a dar estudio. Pero no quise volver. Yo era humilde, de barrio, y despegarme de ahí era bravísimo".

Poco tiempo después, Héctor Eugui lo llamó para que fuera a Colón de Santa Fe. Eugui, oriundo de Mercedes, fue futbolista de Nacional, Cerro, Argentinos Juniors, Toluca, y se quedó a vivir en México, donde le decían el "Cañón Humeante", "El Desalmado" o la "Zurda Mortífera" por su potente forma de tirar. 

"Héctor me llamó y me dijo que era una linda chance. Viajamos a Buenos Aires porque Colón jugaba contra Boca. Fuimos en el Ferry desde Colonia con el amigo que habíamos ido a Peñarol. Nos alojamos en el hotel Savoy, una cosa maravillosa para nosotros. Ahí conocí a Enzo Trossero, que recién empezaba. Después viajamos a Santa Fe y nos alojaron en una pensión, donde estuvimos una semana sin entrenar. Eso fue matador para nosotros. No hacíamos nada. Nos había llevado el Poroto Salvo, un empresario fuerte en Argentina. Lo llamamos y le dijimos que nos mandara los pasajes para volver a Uruguay. Trató de convencernos, pero no aguantamos y nos fuimos", contó Ocampo.

Nacional: Rodolfo Rodríguez, Nelson Agresta, Raúl Möller, José Moreira, Gilberto Machado, Hugo De León; Alberto Bica, Denis Milar, Waldemar Victorino, Eduardo de la Peña y Juan Carlos Ocampo.

Ocampo se volvió a su ciudad por tercera vez. El último año que jugó en Con Los Mismos Colores, fue dirigido por Carlos Silva Cabrera, a quien habían llevado para competir en el campeonato del Interior. Luego de esa experiencia, a Silva Cabrera lo contrató Danubio y habló con el padre de Ocampo para llevarlo a Maroñas. "Mire que tres veces ya lo intentaron", respondió el hombre.

La cuarta fue la vencida y Ocampo se quedó en Danubio

Pero Silva Cabrera se tenía fe. "Quédese tranquilo que no se va a venir. Lo voy a llevar, le voy a dar la oportunidad que entrene entre semana y dos días libres para viajar a Mercedes, hasta que se adapte a la capital. Además, lo voy a llevar a una gira por Europa que ya está programada".

Ya instalado en Montevideo, Ocampo tramitó el pasaporte y se hizo el traje en la calle Pablo de María, para viajar a Europa. La gira luego de suspendió, pero él se quedó en Maroñas. "Las primeras dos o tres semanas sufrí la intensidad del entrenamiento, era una cosa de locos, nada que ver con lo que estábamos acostumbrados".

De todas formas, llegó directamente para jugar de titular en el primer equipo, donde estaba entre otros Lorenzo Carrabs, el Toto Giménez, el Cuchillo Cabrera, Nil Chagas y Nelson Vecino, Rafa Perrone, el Bocha Cardaccio, Riveiro y arriba el Pepe Cruz, Barreiro y Ocampo.

Danubio 1974: Lorenzo Carrabs, Héctor Roux, Carlos Cabrera, Nelson Vecino, Nil Chagas y Manuel Keosseián; Sergio Silveira, Rafael Perrone, Julio Comesaña, Héctor "Lito" Silva y Juan Carlos Ocampo

Su debut fue en 1973 contra Huracán Buceo, en Jardines del Hipódromo. Ese año el franjeado terminó tercero en el Campeonato Uruguayo, detrás de Peñarol y Nacional.

El técnico Silva Cabrera se hizo cargo de la selección juvenil en 1974 y convocó de Danubio a Ocampo y al golero Lorenzo Carrabs. Uruguay terminó vicecampeón en el Sudamericano juvenil de Chile. "Perdimos una final increíble contra Brasil, ganando 1-0 nos empataron y en la hora nos hicieron el segundo".

Agresta, Tola Antúnez, Clavijo, Muhlethaler, Tato Ortiz, Revetria, Rodríguez Riolfo y Rafa Villazán entre otros, también integraron aquel plantel.

Con la selección

Todo era vertiginoso para Ocampo, que en 1975 fue convocado a la selección mayor y participó de la Copa América, dirigido por Juan Alberto Schiaffino. Ese año, el autor del primer gol de Uruguay frente a Brasil en la final del Mundial de 1950, invitó a un técnico yugoslavo para que viera los entrenamientos de la selección y quedó maravillado con Ocampo: "Pepe, este es el jugador del fútbol moderno", le dijo el yugoslavo a Schiaffino.

El puntero de Mercedes fue incluido en una lista de 40 jugadores intransferibles porque jugaba en la selección y por ese motivo no se pudo ir al San Pablo cuando Pablo Forlán se estaba por volver y quedaba un cupo de extranjero libre. 

El programa Estadio Uno lo eligió el mejor puntero izquierdo del fútbol uruguayo y le entregó una plaqueta de recuerdo.

En 1975 el programa Estadio Uno lo reconoció como el mejor puntero izquierdo del año

Pero a raíz de un acuerdo que había hecho con Danubio, que le permitiera salir al terminar el contrato, pasó a Nacional, si bien también se interesó Peñarol por él. El representante de Ocampo era Ernesto 'Cholo' Ledesma, ex jugador de Peñarol y de la selección, famoso porque en un partido anuló a Pelé. "Siempre nos decía que lo siguió hasta abajo de la cama". 

Debutó en Nacional frente a Peñarol por la Copa Libertadores

Debutó con los tricolores en un clásico por la Copa Libertadores, el 3 de marzo de 1976. El técnico albo era Juan Ricardo Faccio. Ese año llegaron varios jugadores a Nacional, entre ellos el arquero Rodolfo Rodríguez desde Cerro. "El Flaco llegó como tercer golero porque estaban Bertinat y Garate. Justo a Bertinat le salió una transferencia a España y Omar Garate se tuvo que ir a San José por un tema personal. Lo pusieron al Flaco y nunca más salió del arco. Era un profesional extraordinario, se mataba en los entrenamientos", manifestó Ocampo.

En 1977 se consagró Campeón Uruguayo con Nacional, una época productiva en las formativas del club, de la mano del técnico Miguel Ignomiriello. Surgieron Polilla De Los Santos, Juan Ramón Carrasco, Miguel Rosifredo Caillava, quien para Ocampo fue "el volante más grande que vi en el fútbol uruguayo, el más completo". 

Durante el Campeonato Uruguayo de 1979, Ocampo competía cabeza a cabeza con Waldemar Victorino para ganar la tabla de goleadores. El mercedario era el encargado de rematar los penales. Pero en el clásico contra Peñarol fue expulsado por Juan Daniel Cardellino tras una jugada con Víctor Hugo Diogo y no pudo jugar los últimos partidos del torneo. Victorino, con 19 goles, terminó como goleador del año.

Ocampo marcado por Víctor Diogo

Diogo, la fortaleza de Bombón González y Eduardo Rivera, o la técnica de Forlán, fueron los marcadores de punta con los que recuerda más duelos. "En su momento tratábamos de emplear nuestras habilidades, a veces se lograba y a veces no. Pero la rivalidad quedaba dentro del campo de juego. Con muchos de ellos éramos compañeros en la selección. Con el Bombón González, que vivía cerca de donde vivía yo cuando vine a Danubio, tuvimos una gran amistad. Hoy hablar bien de un jugador del otro equipo es difícil, lo toman de otra manera".

Ocampo tuvo su clásico de gloria, el 1° de julio de 1979 por el Campeonato Uruguayo. Los tricolores ganaron 3-0, con dos goles de Victorino y uno de él. "Hace poco nos encontramos con Jorge Fossati (entonces golero aurinegro) y recordamos ese partido. Fue espectacular como jugó Nacional".

En enero y febrero de 1980 se jugó la Liguilla 1979 y fue el último torneo de Ocampo con la camiseta tricolor. En el último partido el delantero tuvo la desgracia de fallar un penal contra Defensor, que terminó ganando 1-0 en el Estadio Centenario.

Puntero izquierdo de Nacional

"Yo estaba de suplente y entré. En la segunda pelota que agarré, me metí al área dribleando y el Pete Russo me hizo penal. El que había quedado para patear los penales era Cascarilla Morales, pero como yo era el que pateaba agarré la pelota y Cascarilla me dijo que si. Yo siempre tiraba los penales cruzados. El arquero de Defensor era Fredy Clavijo, que había sido mi compañero en la selección juvenil y nos habíamos enfrentado varias veces. Arranqué la carrera y veo a Fredy irse para la izquierda, entonces cambié la dirección, con tanta mala suerte que le pegué muy abajo y la pelota se fue por arriba del palo. Los hinchas me querían matar".

Nacional perdió y tenía que definir su clasificación a la Copa Libertadores 1980 contra Peñarol, tres días después. En ese ínterin la directiva cambió el técnico: sacó al argentino Pedro Dellacha y puso a Juan Martín Mugica.

El 4 de febrero de 1980, dirigido por Mugica, Nacional le ganó 2-0 a Peñarol con dos goles de Julio César Morales y se clasificó a la Libertadores que luego terminaría ganando. Ocampo entró por él en el segundo tiempo y fue la última vez que vistió la camiseta tricolor. Empezó y terminó en Nacional frente a Peñarol.

Griguol lo quería en Ferro, pero se fue con Espárrago al Huelva

El nuevo técnico prescindió de Ocampo, pero el club no lo dejó libre. Continuó entrenando y surgió la posibilidad de ir a Ferro Carril Oeste de Argentina. Lo llamó el técnico, Carlos Griguol, que estaba armando el equipo que luego fue sensación en el fútbol argentino, con el Gringo Scotta, Héctor Cúper, Garré, Julio César Giménez. Pero al mismo tiempo, Víctor Espárrago se comunicó con él para llevarlo al Recreativo Huelva de España.

En el Huelva, donde jugó dos años

Jugó dos años en Huelva, ambos en Segunda división, y regresó a Uruguay para jugar en Defensor, dirigido entonces por Baudilio Jauregui. Su último año en el profesionalismo fue 1983 con los violetas.

Pese a que tenía propuestas de Argentina y de México, decidió retirarse: "Tenía todo arreglado con el León, pero se rompió la tablita en México y no sirvió el negocio para los que me llevaban".

Tenía 30 años y volvió a Mercedes. "Físicamente estaba bien, me gustaba entrenar. Son decisiones que uno toma a veces sin tener la cabeza fría". Luis Matosas, hermano de Roberto y tío de Gustavo, lo invitó para jugar en el Bristol. Fueron campeones durante tres años y también defendió a la selección de Soriano.

Tiempo después, Raúl Möller lo invitó a jugar en Miami un Mundial Senior para mayores de 35 años que organizaba la Rede O Globo porque precisaban un puntero izquierdo. Entre otros, participaron Paolo Rossi, Franz Beckenbauer, Peter Briegel. Luego, repitió el Mundial en Austria.

Una formación del Recreativo Huelva

Se recibió de Entrenador en Mercedes, después de hacer gestiones con el Intendente Caresani de Soriano para llevar el curso a ese departamento. Luego comenzó a representar futbolistas.

"Omar Pouso fue uno de los primeros que llevé de Mercedes a Danubio. Estaba el Rafa Perrone en juveniles y le dije: 'Mirá este botija, es muy humilde, pero tiene unas condiciones bárbaras'. En ese momento Omar jugaba de 9, pero Perrone lo vio como volante central. También le dije a Víctor Púa, que lo observara para la selección", contó.

Representó a muchos "botijas", algunos quedaron y otros no. "El ambiente en el fútbol de hoy con el tema empresarial es muy complicado", manifestó.

Actualmente vive en el centro de Montevideo y sigue con expectativa el desarrollo de sus nietos: uno integra la selección Sub 17 y otros dos se encuentran en la captación de Nacional y de Peñarol.

El gol de Ocampo a Brasil tras un error de Waldir Peres

En la selección uruguaya jugó 10 partidos entre 1975 y 1979. Uno de ellos fue contra Brasil en el Estadio Centenario, por la Copa del Atlántico 1976, y marcó un gol en la derrota 2-1. "Tuve la suerte de hacerle ese gol a Brasil por un error que cometió el arquero Waldir Peres. Desbordé por la punta derecha y vi a Morena entrando por el medio. Le tiré el centro, Peres salió a matarlo a Fernando y se olvidó de la pelota que le pasó por arriba y bajó adentro del arco", recordó.En ese partido, Nelinho le hizo un gol desde la mitad de la cancha a Patín Santos.En 1979 volvió a enfrentar a Brasil, un amistoso en el estadio Maracaná que los norteños ganaron 5-1. En la selección brasileña jugaban Sócrates, Toninho, Falcao, Zico y Júnior."Era un deleite verlos jugar. Pero mirá que nosotros no nos quedábamos atrás. En ese sentido Uruguayo no tenía respeto por nadie, salía a jugar de igual a igual. Había que seguir manteniendo viva la llama de 1950".
El segundo gol que hizo Ocampo con la celeste fue contra Paraguay, también por la Copa del Atlántico.
 



 

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