El secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, anunció hoy que se esperan inversiones en el sector energético por un monto de US$15.000 millones para el próximo año, de los cuales alrededor de US$2.500 millones provendrán del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI). El funcionario también adelantó que las inversiones ascenderán a US$16.500 millones para 2026, en el marco de un cambio en las reglas de juego que busca brindar certidumbre a largo plazo para los inversores. Este régimen tiene como objetivo atraer inversiones que, de otro modo, serían inviables en las condiciones actuales del mercado energético argentino, donde la inestabilidad y la falta de previsibilidad han sido barreras históricas para el desarrollo del sector.
Rodríguez Chirillo se refirió al sistema energético heredado por su gestión como “colapsado desde el punto de vista funcional y recaudatorio”, y señaló dos indicadores clave: un déficit comercial energético acumulado de US$30.000 millones en los últimos diez años y un gasto en subsidios energéticos por parte del Estado de US$104.000 millones en las últimas dos décadas. Estos datos evidencian la crisis estructural en el sistema energético argentino, caracterizado por una profunda desinversión y políticas de congelamiento tarifario que deterioraron la infraestructura y aumentaron la dependencia de subsidios estatales. Los desequilibrios en el sector se han manifestado en forma de cortes de suministro, ineficiencias en la distribución y una creciente carga fiscal sobre el Estado.
El secretario hizo estos anuncios durante un evento organizado por Shell Argentina para celebrar sus 110 años de presencia en el país. En ese marco, Rodríguez Chirillo hizo una fuerte crítica a las gestiones anteriores, haciendo hincapié en la falta de previsión y en un modelo de gestión caracterizado por acuerdos personalizados, mencionando como ejemplo la frase “Hablá con Julio”, en referencia a Julio De Vido, exministro de Planificación Federal.
“Antes se hablaba del ‘riesgo teléfono’; hoy estamos hablando de lo que es el ‘riesgo energético’ con las reglas que el Estado ha definido para cubrir la necesidad de los vulnerables”, afirmó el secretario. Esta declaración refleja el cambio de paradigma en el manejo del sector, orientado a establecer un marco de reglas claras y previsibles que permitan a los inversores tomar decisiones a largo plazo, sin depender de negociaciones individuales con funcionarios del gobierno.
Ajustes de tarifas y subsidios
Uno de los mayores problemas que debió afrontar la actual gestión fue el congelamiento de tarifas. Según Rodríguez Chirillo, las facturas de gas y electricidad “eran absolutamente irrisorias” y, si bien protegían a los usuarios de aumentos, lo hacían a costa de la sostenibilidad del sistema y de la estabilidad macroeconómica. Esta política, combinada con el elevado gasto en subsidios, contribuyó a una alta inflación y a la falta de incentivos para nuevas inversiones. “Por cuidar a la gente se introdujeron conceptos como la prioridad del autoabastecimiento interno o la soberanía energética, que nos han llevado a una verdadera ruina en determinados momentos”, afirmó Rodríguez Chirillo.
El funcionario explicó que, gracias a los ajustes en las tarifas y a la reducción en los costos de producción de gas, el gobierno logró reducir los subsidios en un 41% durante la primera mitad de este año, pasando de US$6.564 millones a US$4.031 millones. A su vez, la balanza comercial energética logró revertirse de un déficit de US$1.158 millones en 2023 a un superávit de US$2.934 millones en 2024, lo que contribuyó a mejorar las reservas del Banco Central.
Rodríguez Chirillo destacó también la importancia del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), una herramienta clave para atraer capitales extranjeros al país. Este régimen otorga beneficios fiscales y garantías a largo plazo que buscan compensar las dificultades inherentes del mercado argentino, permitiendo el desarrollo de proyectos energéticos que de otro modo no se llevarían a cabo. “En el cambio de modelo apostamos a que los privados se desarrollen en mercados competitivos y también en la infraestructura”, agregó el secretario, señalando que las reglas del juego han cambiado, y que ahora es necesario que los actores de la industria se adapten para maximizar las oportunidades de inversión.
Verano con posibles cortes
Por su parte, el secretario coordinador de Energía y Minería de la Nación, Daniel González, planteó una advertencia sobre los desafíos inmediatos que enfrenta el sistema eléctrico de cara al verano. Durante su intervención en el mismo evento, González anticipó que “va a ser un verano complicado”, refiriéndose a posibles dificultades en la provisión de electricidad que podrían derivar en cortes de luz, especialmente en los días de mayor demanda.
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El sistema eléctrico nacional, explicó González, atraviesa un estado de fragilidad debido a la falta de inversiones en infraestructura, tanto en transmisión como en generación, lo que incrementa el riesgo de interrupciones del suministro durante los meses de calor. “Tenemos una restricción en transmisión que va a ser difícil de sortear en el corto plazo”, advirtió, y agregó que la situación dependerá en parte de factores externos, como la hidraulicidad en Brasil, país del que Argentina depende en parte para su provisión de energía hidroeléctrica.
El funcionario informó que el gobierno ha creado un comité de crisis para implementar medidas de mitigación y prevenir en lo posible los cortes de energía. “Estamos gestionando medidas de mercado para remunerar al sector privado por hacer lo que tiene que hacer o por dejar de hacer, en cuanto a consumo”, explicó González, aunque también admitió que “las soluciones de fondo, que es lo más relevante, van a tomar tiempo”.
En términos de tarifas, González señaló que durante este año se ha logrado una importante convergencia entre los costos de producción y los precios que pagan los usuarios. Según el secretario, a finales de año se espera que las tarifas cubran entre el 85% y el 90% del costo de la energía eléctrica, lo que representa un avance significativo frente al 25% que cubrían al inicio del año. No obstante, reconoció que el verdadero desafío llegará en invierno, cuando el precio del gas tiende a aumentar y la disponibilidad del recurso se vuelve más limitada. “Todavía tenemos el desafío de ver qué porcentaje podemos cubrir cuando suba el costo de la energía en invierno”, señaló.
La reducción de subsidios ha sido otro de los logros destacados por González, quien indicó que el gasto en subsidios energéticos, que en su punto más alto representó el 3,5% del PBI, ha caído al 1% este año, con expectativas de una mayor disminución en el futuro. Este ajuste es parte de una estrategia más amplia del gobierno para estabilizar la macroeconomía y crear un entorno favorable para la inversión en el sector energético. “No hay inversiones sin una macro creíble”, afirmó González, subrayando la importancia de generar confianza entre los inversores extranjeros para atraer los capitales necesarios para la modernización y expansión de la infraestructura energética.
Tanto Rodríguez Chirillo como González coincidieron en que el desarrollo energético de Argentina depende de la creación de un marco regulatorio estable y una política económica previsible que permita el crecimiento de las inversiones privadas a largo plazo.