Contexto
¿Qué zonas de Buenos Aires están más afectadas por los excesos hídricos?
Según la Oficina de Riesgo Agropecuario (ORA) de la Secretaría de Agricultura, aproximadamente la mitad de la provincia de Buenos Aires presenta problemas de saturación hídrica. Las regiones más complicadas son el norte y el oeste bonaerense, donde se registraron lluvias de más de 150 mm, con máximos que superaron los 400 mm en localidades como Chivilcoy, Chacabuco, San Antonio de Areco y alrededores. En la zona oeste, aunque las precipitaciones fueron menores, la región ya arrastraba una demora del 14,7% en la cosecha desde marzo, lo que incrementa la incertidumbre.
¿Cuál es el impacto de estas condiciones en la cosecha de soja?
La Bolsa de Cereales de Buenos Aires reporta que en el norte bonaerense quedan sin recolectar unas 530.000 hectáreas de soja, mientras que en el oeste el remanente es de 730.000 hectáreas, aunque no toda esta superficie está comprometida por el temporal. Cristian Russo, jefe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario, señaló que más de dos tercios del cultivo de soja en el norte y noreste bonaerense seguían sin cosecharse al momento de las lluvias, y que la duración del agua sobre los lotes es clave para dimensionar el daño en la calidad y cantidad de granos.
¿Cómo está la situación para el maíz?
En el norte bonaerense, el avance de la cosecha de maíz ronda el 90%, quedando remanentes principalmente en planteos tardíos y de segunda ocupación, con una superficie estimada de 120.000 hectáreas por levantar. En el oeste, aunque hay más superficie pendiente, no se esperan pérdidas significativas a nivel regional para este cultivo, según la Bolsa de Cereales.
¿Qué efectos adicionales generaron las lluvias y los vientos?
Además de las precipitaciones, se reportaron ráfagas intensas en localidades como Hipólito Yrigoyen, que causaron daños puntuales por viento. Andrea Sarnari, presidenta de la Federación Agraria Argentina (FAA), destacó que la cosecha estaba muy avanzada y estimó que la afectación en soja no es tan grande, pero señaló que la ganadería sí sufrió daños, con animales rompiendo alambrados y afectaciones importantes en porcinos y aves.
¿Qué papel juegan las características del relieve y del suelo en la magnitud del daño?
El especialista del INTA Pergamino, Andrés Llovet, explicó que la persistencia del agua varía según el tipo de paisaje. En zonas onduladas, el escurrimiento fue más rápido, mientras que en terrenos planos como Rojas, Bragado, 9 de Julio y parte de Chivilcoy, el drenaje es complicado y el agua permanece acumulada, lo que puede reducir la superficie cultivable. Esta situación ya se veía complicada desde principios de otoño, por las lluvias que afectaron la transitabilidad y elevaron las napas freáticas.
¿Qué pronósticos y recomendaciones brindan las entidades agropecuarias?
La Bolsa de Cereales indicó que se esperan temperaturas bajas y nuevas lluvias que dificultarán el secado de los cultivos. Russo agregó que mientras el sistema de lluvias no se disipe y continúe la entrada de aire húmedo del Atlántico, la situación problemática puede persistir. Por eso, es necesario esperar que mejoren las condiciones para que las cosechadoras puedan ingresar nuevamente y evaluar con precisión el impacto final.
¿Cómo afecta esta situación a la siembra del trigo?
Llovet anticipó que los productores que no puedan iniciar la siembra de ciclos largos en junio podrían optar por variedades intermedias o de ciclo corto hasta julio, siempre que las condiciones climáticas lo permitan. Sin embargo, advirtió que si las lluvias persisten, habrá ambientes que quedarán fuera de la posibilidad de siembra.
Cómo sigue
El escenario agrícola en Buenos Aires dependerá de la evolución del sistema climático que afecta a la región núcleo. Por ahora, se prevé que continúen las lluvias y bajas temperaturas, lo que retrasará la finalización de la cosecha de soja y maíz. Será fundamental monitorear el drenaje de los suelos para determinar el daño real en la producción y la calidad de los granos. Al mismo tiempo, los productores deberán ajustar las estrategias de siembra para el trigo según las condiciones del terreno, mientras se evalúan las pérdidas en ganadería y se esperan mejoras climáticas para retomar las labores de campo.