En las últimas horas, JP Morgan sorprendió al mercado con un cambio de estrategia respecto a los bonos en pesos argentinos, en particular las LECAP ( letras capitalizables a tasa fija). Tras haber impulsado desde abril el carry trade, para aprovechar diferenciales de tasas en pesos vs. dólares, beneficiándose del nuevo régimen cambiario y la entrada de dólares de la cosecha gruesa, el banco recomendó ahora recortar posiciones.
En su informe del 29 de junio, JP Morgan argumenta que el contexto de corto plazo se tornó más riesgoso por la cercanía de las elecciones legislativas, la finalización del ciclo estacional favorable y la persistencia de salidas de divisas vinculadas al turismo. El banco recordó que había ingresado a la operatoria en abril, con tasas iniciales del 40,5% que se comprimieron al 32,3%, y consideró que ese diferencial permitía cerrar la posición con ganancias considerables.
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El CEO de JP Morgan Argentina es Facundo Gómez Minujín
Esto no implica una mirada negativa sobre el país, sino todo lo contrario. Incluso, la entidad mantuvo una visión positiva hacia la Argentina en el mediano plazo, destacando que la inflación perforó el 2% en mayo, que se alcanzó un superávit fiscal del 0,8% del PBI, y que la relajación de controles de capital despejó riesgos clave. Aunque también recomendó a sus clientes “reducir exposición” hasta ver mayor estabilidad política y cambiaria después de las elecciones.
Además, en las horas posteriores a ese informe, la entidad emitió otro relacionado a deuda soberana emergente. En el mismo, la Argentina figura en la lista destinada a Países en los cuales el JP Morgan es positivo con respecto a los bonos locales en dólares.
Cómo interpreta el mercado el informe de JP Morgan
Este freno de JP Morgan sobre el carry trade generó reacciones dispares en la plaza local. Tomás Ambrosetti, director de Guardian Capital, consideró “lógica” la decisión del banco de cerrar la estrategia especulativa, teniendo en cuenta que se trataba de una posición de corto plazo y con objetivos tácticos. “Entendemos como razonable tomar ganancias hoy, dado el momento de entrada y las condiciones favorables para cerrarlo”, explicó Ambrosetti, aunque matizó que podría ser apresurado: “Pensando que hasta las elecciones el tipo de cambio y las tasas deberían seguir estables, aún habría margen para sostener posiciones en deuda local”.
Martín Polo, jefe de Estrategia de Cohen Aliados Financieros, coincidió en que la decisión de JP Morgan, si bien relevante por su peso como referente global, no debería provocar un derrumbe en el mercado local. “Cada vez que estos grandes bancos internacionales recomiendan algo, el mercado local reacciona, pero no creo que la gente salga corriendo porque JP Morgan cierra carry”, señaló. Y agregó: “Pone un poco más pesado todo, pero no me parece que vaya a haber un desplome de los bonos porque JP Morgan los venda”.
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Informe del JP Morgan sobre la Argentina
En la misma línea, Ambrosetti remarcó que, aunque el carry trade pueda implicar riesgos electorales propios, la deuda en pesos sigue siendo una alternativa válida para inversores con horizonte más largo. “Coincidimos con JP Morgan en su visión constructiva de mediano y largo plazo, tanto en renta fija soberana con expectativa de compresión de riesgo país, como en acciones de las principales empresas energéticas”, apuntó el directivo. Por lo tanto, la interpretación en la city fue que la movida de JP Morgan no implica necesariamente una corrida contra los activos en pesos, sino una toma de ganancias con la expectativa de volver a entrar más adelante a mejores precios.
La respuesta del Gobierno
Por el lado oficial, la respuesta no se hizo esperar. Federico Furiase, director del Banco Central y asesor del Ministerio de Economía, defendió la estrategia económica del gobierno de Javier Milei y minimizó el impacto del informe de JP Morgan. En declaraciones radiales, subrayó que los fundamentos macroeconómicos son sólidos para resistir cualquier volatilidad de corto plazo.
“Hoy tenemos superávit fiscal, dejamos de emitir, recapitalizamos el Banco Central con reservas líquidas de libre disponibilidad, y el régimen de flotación cambiaria está funcionando”, enfatizó. Para Furiase, los ataques políticos o la incertidumbre previa a las elecciones no alterarán el rumbo: “Los hechos demuestran que cuando tenés una macro sana y estable, con sintonía entre el Presidente y el Ministro de Economía, no hay nada que pueda vulnerar eso”.
Además, destacó que desde la salida del cepo en abril el Banco Central logró acumular US$ 4.000 millones de reservas, consolidando la capacidad de intervención en caso de tensiones cambiarias. El ministro Luis Caputo reforzó ese mensaje al publicar en redes sociales que se trató de una “masterclass” de Furiase y que “dato mata relato”.
La posición oficial apunta a transmitir confianza, sobre todo ante el recuerdo de episodios de volatilidad en enero y julio del año pasado, cuando el dólar saltó más de 200 pesos en pocas semanas. Hoy, con un peso fortalecido y menor inflación, el Gobierno entiende que hay respaldo suficiente para desactivar cualquier corrida. Sin embargo, las preocupaciones que resalta JP Morgan no dejan de ser compartidas de manera silenciosa en despachos oficiales: la dificultad para seguir acumulando reservas una vez que termine el ciclo agrícola, la salida de dólares por turismo y la cercanía de las elecciones que recorta la oferta de dólares financieros. Por eso, en la práctica, el mercado local podría tender a ser más cauteloso, aun cuando la retórica oficial busque sostener el optimismo.
Conclusiones
En síntesis, el informe de JP Morgan refleja tanto las oportunidades que sigue viendo en la Argentina como los riesgos que persisten a corto plazo. La recomendación de cerrar la operación de carry trade obedece más a una cuestión táctica que estructural, y no supone un cambio de visión de fondo sobre la economía argentina. Por eso, buena parte de los analistas coinciden en que el mercado no debería desmoronarse, aunque podría verse un clima más denso y selectivo en los próximos meses, hasta tener mayor claridad política y cambiaria tras las elecciones presidenciales de octubre. Mientras tanto, el Gobierno insistirá en la solidez de sus logros fiscales y monetarios para sostener la confianza de los inversores.