El crimen de Nora Dalmasso llegó al streaming. Y a lo largo de los 3 episodios que Netflix estrena este 19 de junio, la familia de la víctima da su versión de cómo fue vivir todo el proceso desde la muerte ocurrida la noche del 25 de noviembre de 2006 en Río Cuarto, Córdoba, hasta el día en el que el viudo, Marcelo Macarrón, es absuelto. "Las mil muertes de Nora Dalmasso" es una coproducción argentina-inglesa con guión y dirección de Jamie Crawford.
Crawford es un documentalista británico con experiencia en casos resonantes como este. Curiosamente, conoció Río Cuarto por un intercambio estudiantil en 1996, diez años antes del crimen. Y quiere mucho a esta tierra. El caso Dalmasso lo conmovió, pero más allá de lo sucedido a la víctima, lo que más llamó su atención fue el prejuicio que se creó alrededor de ella. "No era rica, no era empresaria, no vivía en un country, no era swinger ni tenía 18 amantes", enumera la periodista Denise Audrito, cordobesa también, quien siguió el caso desde el minuto uno y cuyo testimonio forma parte del filme. "No sabemos si Nora Dalmasso se quería separar, si fue abusada, si tuvo sexo consentido. Nos dicen que la mató un sicario, un obrero, un amante, el marido. El caso se mostró como un símbolo de los que se apartan del modelo patriarcal. Reveló nuestra moral engañosa y una necesidad de condenar todo lo que sea status, poder y placeres".
¿Por qué los prejuicios? La víctima apareció desnuda acostada en la cama de su hija, con el cinturón de una bata enroscado en su cuello, sus hijos no estaban en la casa (Valentina de viaje en Estados Unidos, Facundo estudiando en la ciudad de Córdoba) y su esposo un afamado traumatólogo local, jugando al golf en Punta del Este. Nora tenía 51 años, era bella, con una buena figura y una sonrisa que cautivaba inmediatamente. "Esto iba a pasar. Son esos jueguitos sexuales", se murmuraba en las primeras horas de ocurrido el crimen. Y desde allí, se juzgaron más sus supuestos comportamientos privados que el trabajo de la Justicia que hasta ahora no encontró al verdadero asesino y la causa está cerca de prescribir.
El género true crime es muy consumido por estos días y Crawford eligió no dramatizar escenas utilizando actores o animaciones ni tampoco una voz en off que lleve el relato. Pero sí obtuvo los testimonios más buscados por esos días. El de sus hijos: Facundo y Valentina. Quienes revivieron toda la tortura mediática como si fuera hoy. Se sumaron imágenes de noticieros de entonces y como broche, las palabras de Marcelo, el viudo, quien fue imputado y juzgado como si fuera el asesino de su mujer. Además de la familia y de Denise Audrito, Crawford entrevistó a Pablo Ferrari y a Hernán Vaca Narvaja, colegas de Audrito. Tal vez el testimonio de Vaca Narvaja sea de lo más valioso para prestar atención. La conclusión a la que llega el espectador es cómo se construye el morbo de un caso policial en el que más aportó la sociedad con sus sospechas que la mismísima Justicia.
