El presidente Javier Milei encabezó un acto militar en el Campo Argentino de Polo, en el barrio porteño de Palermo, para conmemorar el Día de la Bandera, mientras que su vicepresidenta Victoria Villarruel asistió al evento tradicional en la ciudad de Rosario. La decisión presidencial de no concurrir al acto central en el Monumento a la Bandera rosarino evidenció la tensión existente entre ambos funcionarios y marcó un cambio respecto al año anterior, cuando Milei sí participó de la ceremonia santafesina.
El mandatario ingresó cerca de las 11 al campo de polo acompañado por gran parte de su Gabinete, incluyendo a la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei; el ministro de Defensa, Luis Petri; la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich; el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona; el ministro de Salud, Mario Lugones, y el jefe de Gabinete, Guillermo Francos.
Tras tomar juramento a aspirantes y soldados, Milei pronunció un discurso en el que destacó el compromiso militar con la patria. "Es un orgullo cumplir el rol de Presidente y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, por eso quiero agradecerles en nombre de toda la ciudadanía por la valiente decisión que tomaron al unirse a nuestras fuerzas", expresó el primer mandatario al cumplirse el 205° aniversario del fallecimiento de Manuel Belgrano.
Críticas a la "casta política" y defensa del presupuesto militar
Durante su intervención, Milei reiteró sus críticas habituales hacia lo que denomina "casta política" por la reducción histórica del presupuesto destinado a defensa. "Durante años la política utilizó a las Fuerzas Armadas como chivo expiatorio para justificar la reducción del gasto en defensa bajo el argumento de que los uniformados eran los malos y los grandes culpables de la decadencia nacional", consideró el Presidente.
El mandatario enfatizó que "jurar la bandera no es una mera formalidad, es un compromiso tan grande como su vida" y advirtió a los efectivos presentes sobre los desafíos futuros. "En un mundo cambiante las nuevas amenazas no son sólo en el campo de batalla sino que los pondrán a prueba de manera física y mental y tendrán que estar preparados", señaló.
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La ceremonia concluyó con el sobrevuelo de dos aviones B-45 Mentor de la Fuerza Aérea que dejaron una estela de humo celeste y blanco sobre el Campo de Polo, en una demostración que simbolizó los colores patrios en el cielo porteño.
Villarruel marca diferencias desde Rosario
En Rosario, la celebración conmemorativa estuvo encabezada por el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, y el intendente Pablo Javkin, junto a Villarruel, quien no pudo tomar la palabra por cuestiones protocolares pero sí dialogó con la prensa local.
"No hay otro lugar en Argentina para estar más que acá", afirmó la vicepresidenta en declaraciones que fueron interpretadas como un mensaje dirigido al Presidente. Cuando se le consultó sobre la actividad de Milei en Buenos Aires, Villarruel respondió de manera directa: "No me invitaron".
La vicepresidenta destacó la importancia simbólica del lugar: "Muy contenta de estar en Rosario en el Día de la Bandera, es donde se creó, acá en las orillas del Paraná, así que qué mejor lugar para estar honrando al general Manuel Belgrano". Además, aprovechó para transmitir un mensaje de unidad nacional: "Mi mensaje siempre para el pueblo argentino es que nosotros tenemos que apuntar a la unidad", citando las enseñanzas de Belgrano sobre la importancia del "interés en la patria".
La única funcionaria nacional con agenda oficial en Rosario fue la ministra Patricia Bullrich, quien el jueves anterior sostuvo una reunión en la sede local de Gendarmería Nacional para evaluar el Plan Bandera, la estrategia de seguridad contra el narcotráfico. "Rosario volvió a tener futuro gracias al Plan Bandera. El miedo ya no manda", sostuvo Bullrich en sus redes sociales, destacando la reducción de homicidios en la ciudad santafesina.
El contexto rosarino también estuvo marcado por recientes hechos de intimidación política, con pintadas aparecidas en la sede de la Fundación Libertad dirigidas contra Javkin, Pullaro y el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Horacio Rosatti. Ante estos episodios, el intendente denunció: "Es lo que no tiene que entrar a Rosario, la porquería de una política nacional que se acostumbra al odio".