11 de septiembre 2025 - 9:55hs

A las 3:20 de la madrugada de este jueves, un vuelo proveniente de los Estados Unidos aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza con diez ciudadanos argentinos deportados por el gobierno de Donald Trump. El vuelo, a bordo de un Boeing 767-300 de Omni Air International, fue coordinado por las autoridades estadounidenses para repatriar a aquellos que habían violado las leyes de inmigración del país norteamericano. Aunque algunos no contaban con antecedentes penales, la decisión de repatriarlos fue tomada de forma unilateral por el gobierno de EEUU, al margen de sus historiales criminales.

El procedimiento se llevó a cabo de manera pacífica, sin incidentes en el aeropuerto, donde los deportados fueron recibidos por sus familiares. Las autoridades argentinas, como la Policía Federal y la Policía de Seguridad Aeroportuaria, supervisaron el proceso, pero no fue necesario implementar medidas de seguridad especiales. Los deportados salieron del avión poco después de aterrizar, algunos con valijas y otros con sus pertenencias en bolsas blancas.

image
Más noticias

Cinco deportados sin antecedentes penales

De los diez expulsados, cinco no tenían antecedentes penales. Sin embargo, la repatriación no respondió únicamente a razones criminales, sino a infracciones migratorias, ya que la administración de Trump había intensificado las políticas de control. Los deportados fueron identificados, en su mayoría, por violaciones a las leyes migratorias, como la permanencia ilegal en el país, incluso cuando algunos de ellos ya llevaban años residenciados en EEUU y tenían un permiso de trabajo vigente.

image

Las razones varían según cada caso. Daniel Rodrigo Céspedes fue repatriado por un robo, mientras que Luciana Lorena Lopresti enfrentó una deportación debido a una agresión. Marcos Ontivero, por su parte, fue deportado por intentar procurar la prostitución, mientras que Pablo Ridolfo había cometido delitos contra el orden público. En tanto, Rodolfo Valor fue deportado por estar vinculado al tráfico de drogas. Los demás deportados, como Maximiliano García, Sandra Márquez, Ernesto Nunez, Mario Robles y Julián Francisco Rojas, no tenían antecedentes penales. Sin embargo, todos fueron expulsados debido a violaciones de las leyes migratorias estadounidenses, como permanencia ilegal o intentos de evadir los controles migratorios del país, sin que necesariamente hubieran cometido delitos graves.

En declaraciones a los medios, Maximiliano García, uno de los repatriados, narró que su detención fue resultado de una orden de deportación emitida en 2015, pero de la que nunca había sido notificado, a pesar de vivir en EEUU desde 2001 y contar con un permiso de trabajo. "Es extraño estar detenido en una situación tan inusual, porque esta gestión de Trump es una página negra dentro de la historia gloriosa de Estados Unidos", señaló, y también criticó la gestión migratoria de la administración del gobierno estadounidense, calificándola de racista y discriminatoria.

Repatriaciones bajo una política migratoria estricta

El gobierno de Donald Trump implementó políticas migratorias mucho más estrictas que las administraciones anteriores, con énfasis en la deportación de aquellos que no tenían la documentación adecuada para residir en el país, aunque no hubieran cometido delitos graves. En este caso, según fuentes diplomáticas, la repatriación no estuvo directamente relacionada con los antecedentes penales de los deportados, sino con su estatus migratorio.

Según el embajador argentino en Estados Unidos, Alejandro Oxenford, la cifra de deportados argentinos es "infinitésima" en comparación con la cantidad de deportaciones a nivel regional. “Estamos hablando como que te diga un millón y diecisiete.”, comentó en declaraciones radiales, al relativizar el impacto de las deportaciones en la comunidad argentina. Sin embargo, también destacó el trabajo de la Cancillería argentina en asistir a los deportados y garantizar que el traslado fuera ordenado.

El vuelo que arribó a Ezeiza había empezado en Texas el día anterior, con escalas en Bogotá y Belo Horizonte, donde se dejó a un grupo de ciudadanos brasileños antes de llegar a Buenos Aires. En total, la repatriación de los diez argentinos formó parte de una serie de vuelos operados por las autoridades estadounidenses para devolver a aquellos que violaron las leyes migratorias del país. En los últimos meses, las autoridades de EEUU intensificaron este tipo de vuelos de deportación, especialmente hacia países de América Latina.

Un grupo diverso de deportados

Los casos de los deportados varían en términos de su situación legal. Algunos, como Mario Robles, de 25 años, insistieron en que no eran criminales. Robles, que tiene acento mexicano debido a que vivió en ese país desde los 18 años, fue detenido cuando se encontraba a punto de llegar a San Antonio, Texas. "No somos criminales, no matamos ni violamos", dijo, visiblemente afectado por la situación. A pesar de no tener antecedentes penales, Robles expresó que, debido a su deportación, no podrá regresar a EEUU durante los próximos cinco años. En México, dejó a su esposa e hija, lo que hizo aún más doloroso el proceso.

Otro deportado, Pablo Ridolfo, fue repatriado por delitos contra el orden público. Sin embargo, su situación también refleja la complejidad del proceso de deportación de ciudadanos extranjeros, incluso si no cometieron delitos graves en su país de residencia. Según informes, muchos de los deportados ya habían vivido en EEUU durante años, e incluso tenían familia y trabajo en el país, lo que complejizó aún más la repatriación.

Temas:

Donald Trump argentinos Estados Unidos deportados

Seguí leyendo

Más noticias

Te puede interesar

Más noticias de Uruguay

Más noticias de España

Más noticias de Estados Unidos