2 de mayo 2025 - 11:54hs

Una foto en redes sociales mostraba al sumo pontífice por la calle enfundado en una campera blanca acolchada del estilo puffer, zapatillas de cuero, simpática y viral la imagen fue rápidamente identificada como una construcción de IA, pero últimamente, el Vaticano ha buscado desmentir noticias falsas sobre la salud del papa Francisco, desde que el pontífice fue hospitalizado, una catarata interminable en redes sociales e internet desparramando teorías conspirativas que afirmaban su muerte, en algunos casos con marcada y tendenciosa crueldad.

La tecnología lo facilitó, pero el humano lo catapultó. “La falsedad” corre más lejos, más rápido y más profundo que la verdad. Seis veces más tiempo demanda llegar a 1.500 personas que para que se difundiera una declaración falsa. El problema no son los bots, son las personas.

Rumores falsos sobre la salud del Papa irrumpieron en el pasado, pero el agravamiento de su salud y su hospitalización desató una ola de desinformación: perfiles que hablaban sobre Francisco en X y TikTok que en realidad se trataba de cuentas falsas con publicaciones, comentarios y narrativas falaces en redes sociales, un problema endémico que afecta a todo el espectro de la interacción digital moderna, gobiernos, negocios y familias.

"El Papa está muerto", "¿Está muerto el Papa?" y "¿Dónde está el Papa?", generando incertidumbre y especulaciones de contenido doloroso, con una mecánica tradicional que incurre en frases repetitivas y situaciones que remiten a la emotividad.

Ya en 2018 Francisco nos advirtió y nos dijo que las "noticias falsas" son un instrumento malvado e invitó a buscar la verdad.

Francisco también nos lega un mensaje fundamental respecto de un problema creciente; que es motivo de discusión y controversia en el ámbito profesional y académico, con una usual y asertiva claridad, fiel a su estilo, puso de manifiesto que; "Difundir noticias falsas puede servir para promover objetivos específicos, influir en decisiones políticas y servir a intereses económicos",

Francisco recurrentemente hizo énfasis en la dificultad que tienen las personas para diferenciar la información errónea de la verdad debido a su falta de exposición a medios de información que ofrecen opiniones y perspectivas diferentes. El pontífice dijo que la difusión de desinformación era "probablemente el mayor daño que los medios de comunicación pueden hacer" y que tenía una "gran responsabilidad" de no calumniar a los demás y caer en la "coprofilia", un interés obsesivo por los excrementos.

"Creo que los medios de comunicación deben ser muy claros, muy transparentes, y no caer —sin ánimo de ofender, por favor— en la enfermedad de la coprofilia, que siempre busca difundir escándalos, comunicar cosas desagradables, aunque sean ciertas", dijo. "Y como la gente tiende a la coprofagia, puede ser muy perjudicial".

Apenas en enero de este año Francisco nuevamente advirtió sobre los peligros de la desinformación que se propaga por las redes sociales y del riesgo que entraña la inteligencia artificial (IA) cuando esta se utiliza para "manipular conciencias" hizo estas declaraciones durante su tradicional discurso de Año Nuevo ante diplomáticos en el Vaticano, después de que Meta, empresa matriz de Facebook e Instagram, anunciase el cese de sus operaciones de verificación de datos en esas redes sociales en Estados Unidos.

La polarización de la sociedad y la grieta no es exclusiva de nuestro país y en la dinámica de la interacción tecnológica parte de la combustión viral refiere al consumo de noticias falsas y manifiesta intencionalidad, el público en general tiene una marcadísima tendencia a compartir y acelerar la viralización respecto de información de dudosa procedencia con una tasa de incidencia del 70%.

Las fakes news y la inteligencia artificial, están siendo utilizados abusivamente como medios de manipulación con propósitos económicos, políticos e ideológicos. Para hacer frente a ello, es fundamental trabajar y comunicar, según nos legó el papa, en educación y sensibilización de los jóvenes en cuanto al pensamiento crítico.

El anonimato, el empleo de Bots y la proliferación de perfiles falsos son utilizados de forma organizada para propalar contenido tergiversado y tendencioso, en este caso han proyectado una inusual característica tratándose de su santidad, la capacidad de las cuentas falsas para manipular el discurso social a una escala sin precedentes. A medida que las herramientas de IA se vuelven más sofisticadas, el desafío de distinguir entre perfiles reales y falsos se intensifica, lo que se suma a la ya creciente dificultad de discernir la información real de la desinformación.

Para instituciones como el Vaticano y figuras públicas globales de semejante calibre como el papa Francisco, la desinformación on line no solo tiene efecto en la percepción del público, sino que también puede influir en la vida cotidiana.

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