El ictus es una condición médica grave que puede ocurrir en cualquier momento, afectando a miles de personas cada año. Conocer sus síntomas y entender por qué ciertos factores pueden aumentar el riesgo de padecerlo es importante para la prevención y el tratamiento temprano.
Durante el verano, algunos factores adicionales pueden incrementar el riesgo de sufrir un ictus. Es importante estar informado y tomar medidas preventivas para minimizar estos riesgos. A continuación, se explorarán en detalle los síntomas del ictus y por qué esta estación del año puede ser un periodo de mayor incidencia.
¿Qué es el ictus?
El ictus, o accidente cerebrovascular (ACV), ocurre cuando el suministro de sangre a una parte del cerebro se interrumpe o se reduce significativamente, lo que priva a las células cerebrales de oxígeno y nutrientes. Esta interrupción puede llevar a daños permanentes en el cerebro y a la pérdida de funciones. Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), el ictus es una de las principales causas de mortalidad y discapacidad en España, con más de 120.000 casos anuales.
Existen dos tipos principales de ictus:
- Ictus isquémico: representa aproximadamente el 80% de los casos y se produce cuando un coágulo bloquea o reduce el flujo sanguíneo en una arteria del cerebro. Esto puede ser resultado de arterosclerosis o de un trombo que se desprende de otra parte del cuerpo.
- Ictus hemorrágico: ocurre cuando un vaso sanguíneo en el cerebro se rompe, causando una hemorragia que daña los tejidos cerebrales. Este tipo es menos común, pero suele ser más grave.
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El ictus isquémico es el tipo más común, causado por la obstrucción de una arteria.
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¿Cuáles son los síntomas del ictus?
Identificar los síntomas de un ictus a tiempo es crucial para buscar atención médica inmediata. Los signos más comunes incluyen:
- Pérdida brusca de fuerza o sensibilidad: esto suele afectar un lado del cuerpo, como un brazo, una pierna o la cara.
- Dificultad para hablar o entender: problemas para articular palabras, confusión o incapacidad para comprender el lenguaje.
- Problemas visuales: visión borrosa, pérdida de visión en un ojo o visión doble.
- Dolor de cabeza intenso y repentino: puede ser un signo de un ictus hemorrágico.
- Pérdida de equilibrio o coordinación: dificultad para caminar, mareos o pérdida de estabilidad.
Estos síntomas deben ser tratados como una emergencia médica. La regla "FAST" (Face, Arms, Speech, Time) ayuda a recordar los signos del ictus y la necesidad de actuar rápidamente para proteger tu salud y bienestar.
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El riesgo de ictus aumenta durante el verano debido a factores como el mayor consumo de alcohol.
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¿Por qué hay más riesgo de ictus en verano?
El riesgo de ictus puede aumentar durante el verano debido a varios factores ambientales y de estilo de vida:
- Deshidratación: el calor puede llevar a una pérdida significativa de líquidos, lo que puede espesar la sangre y aumentar el riesgo de coágulos. Beber suficiente agua es esencial para mantener la viscosidad normal de la sangre.
- Aumento de la presión arterial: las temperaturas elevadas pueden causar fluctuaciones en la presión arterial. Las personas con hipertensión deben ser especialmente cautelosas y monitorear su presión regularmente.
- Cambios en la dieta y el ejercicio: las vacaciones y el calor pueden alterar las rutinas diarias, llevando a una dieta menos saludable y a una menor actividad física, ambos factores que pueden aumentar el riesgo de ictus.
- Mayor consumo de alcohol y tabaco: durante el verano, las celebraciones y eventos sociales pueden llevar a un aumento en el consumo de estas sustancias, que son factores de riesgo conocidos para el ictus.