17 de julio 2025 - 9:24hs

En plena temporada de verano, en una España saturada como nunca de turistas extranjeros, muchos españoles ya no pueden manejarlo. La invasión de visitantes los está expulsando.

Quienes pueden vuelven a veranear en el exterior (los viajes ya superaron el nivel previo a la pandemia).

Pero no es sólo una cuestión de escapar del agobio de la congestión turística. Los precios en los destinos locales hoy están espantando al bolsillo español.

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Los que no pueden salir del país buscan, al menos, lugares menos populares de España, que no estarán atestados de extranjeros y en los que, a la vez, podrán conseguir paquetes más accesibles.

España es el segundo destino preferido de vacaciones en el mundo.

Sólo detrás de los inalcanzables vecinos franceses, supera incluso a EE.UU. Este año recibirá un récord de 100 millones de turistas extranjeros, el doble de su población.

Claro que Barcelona, por ejemplo, recibe 15,5 millones de visitantes al año con 1,7 millones de habitantes en la capital.

Un récord de 100 millones de extranjeros, pero gastarán menos

El primer trimestre ya fue el mejor de la historia para la industria con un flujo de 17 millones de visitantes extranjeros. Y un nivel de gasto que creció 7,9%.

Pero en la industria aseguran que en pleno pico de la temporada, habrá un descenso bastante plausible respecto del año pasado. Toda una paradoja con semejante marea de turistas copando España.

Es que en el caso de EE.UU., primer emisor de viajeros fuera de la Unión Europea (UE), la debilidad del dólar -que ya se sintió en el primer trimestre pero se extendió hasta junio- jugará en contra de un gran ánimo consumista.

Al menos así lo creen en Exceltur, asociación del sector, que sostiene que los ingresos vinculados con los hoteles, aerolíneas, restaurantes y otros negocios de la cadena turística crecerán 2,7% respecto del año pasado en el tercer trimestre, la temporada alta, contra 6,3% que había crecido en el mismo período del año pasado.

La tendencia es atribuible también a una desaceleración global del consumo ante la incertidumbre que sobrevuela la economía por lo que se convirtió en una sanguinaria guerra tarifaria.

A su vez, el grupo menciona el tipo de cambio -un euro fuerte vuelve todo más caro- como el motivo que viene desalentando la llegada de estadounidenses a España.

Desde fines de 2024, señalan, el flujo de visitantes de EE.UU. viene declinando y esperan que siga así el resto del año.

En medio de la percepción de un turismo invasivo que no deja a los locales “ni caminar por la calle” y sobre todo, que ocupa con alquileres temporales pisos que podrían destinarse a vivienda, este grupo que concentra a empresas de varias ramas de la industria advierte que este año la cantidad de turistas va a descender.

Su pronóstico para este año pasó de un crecimiento de 4% a uno de 3,3%, por encima de todo modos de la proyección de avance de la economía de 2,4%.

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Varios turistas paseando por el centro de Palma

Varios turistas paseando por el centro de Palma

Los españoles cada vez van menos a sus propias playas

Por ahora, lo que se impone es una suerte de “efecto desplazamiento”, en el que el poder de compra de los españoles no puede competir con el de turistas alemanes o británicos en la propia España.

Ya el año pasado, el turismo local en los 25 destinos de playa más conocidos de España cayó en 800.000 visitantes, mientras que la llegada de extranjeros se disparó a casi 2 millones, según la firma de análisis inAtlas.

Los precios de los hoteles aumentaron 23% en los últimos tres años a un promedio de 136 euros la noche, asegura la compañía de datos Mabrian.

Al mismo tiempo, los alquileres sobre la playa se encarecieron 20% desde mediados de 2023, según apunta Tecnitasa, dedicada a monitorear precios.

Como parte de este fenómeno, la estadía promedio de los extranjeros en alquileres de playa suele ser de ocho noches mientras que los españoles tienden a quedarse la mitad del tiempo y gastar una cuarta parte.

Por último, como parte de la búsqueda de destinos menos onerosos y de paso, menos abarrotados de turistas, los españoles hicieron 400.000 viajes menos a las grandes ciudades del país en comparación con el año anterior, cuando las visitas de extranjeros explotaron casi 3 millones.

España, en la paradoja del "turista selfie" y el "turista económico"

La desaceleración en la expansión del turismo, aunque mínima, no deja de ser un dato que en España no se puede tomar a la ligera.

En 2024, el PBI del turismo había crecido un 6% en términos reales, duplicando el producto de la economía en su conjunto.

Su tracción está muy vinculada con el empuje de España y la forma en que se despegó de sus pares europeos.

La industria turística tiene un peso del 13,2% en el PBI.

De ahí la contradicción que los españoles transitan estos días.

La paradoja en la que quedaron atrapados. El malestar por el “turista selfie” que desfigura sus ciudades y al que hasta se culpa por la crisis de la vivienda.

Y el “turista económico”, que viene contribuyendo al despegue de España al punto que alrededor de un tercio del crecimiento español llegó a explicarse por el consumo de no residentes.

De todos modos, en esta era de tarifas amenazantes e imprevisibles, los turistas y sus ingresos ya empezarán a ceder en una España sobregirada que hoy recibe a los extranjeros con sus agresivas pistolas de agua.

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