A menos de un año de la crisis institucional que llevó a elecciones anticipadas, Francia vuelve a asomarse al abismo político. El primer ministro François Bayrou se someterá el próximo 8 de septiembre a un voto de confianza en la Asamblea Nacional, una decisión que podría provocar la caída de su Gobierno en medio de tensiones sociales y presiones económicas.
Bayrou justificó su decisión como una forma de obtener el respaldo parlamentario a su plan de austeridad, que busca un ahorro de 44.000 millones de euros para 2026, y adelantarse así a la gran movilización social convocada para el 10 de septiembre en rechazo a dichas medidas.
"Si tiene mayoría, el Gobierno sale confirmado. Si no la tiene, el Gobierno cae", expresó el primer ministro en una escueta declaración.
Bayrou: nueve meses de gobierno y escasa popularidad
Con apenas nueve meses en el cargo y bajos índices de popularidad, Bayrou enfrenta un escenario adverso: su coalición centrista y conservadora no cuenta con mayoría absoluta, mientras que la ultraderecha de Marine Le Pen y la izquierda de La Francia Insumisa (LFI) ya anunciaron que votarán en contra.
La líder del Agrupación Nacional, Marine Le Pen, afirmó en la red social X que votarán contra el Gobierno y defendió la necesidad de una nueva disolución parlamentaria. “Solo la disolución permitirá a los franceses decidir su propio destino”, sostuvo la líder de ultraderecha.
Desde la izquierda, la presidenta del grupo parlamentario de LFI, Mathilde Panot, fue categórica: “François Bayrou nos ha dado la fecha de su caída”.
Entre las fuerzas progresistas, el Partido Socialista (PS), que es el cuarto grupo parlamentario por cantidad de votos, adelantó en la tarde de este lunes que tampoco apoyará a Bayrou, lo que de confirmarse deja casi sin posibilidades de continuidad al primer ministro.
"No votaremos la confianza a François Bayrou y él lo sabe muy bien. En el fondo, ha tomado la decisión de irse", dijo en unas declaraciones al canal TF1 el primer secretario del PS, Olivier Faure, cuyos 66 diputados podrían ser clave para hacer caer o mantener al Gobierno en una Asamblea Nacional muy fragmentada en la que Bayrou tiene apenas una mayoría relativa con el apoyo del centro y los conservadores.
Congelamiento de prestaciones sociales, recortes y eliminación de feriados
En los mercados, la incertidumbre política generó un impacto inmediato y el índice CAC-40 de la Bolsa de París cerró con una caída del 1,59 %, mientras la prima de riesgo francesa subió 5,2 puntos básicos, situándose en 75,2 puntos.
Francia ahora paga un interés del 3,507 % por su deuda a 10 años, más que países como España (3,368 %).
El plan de austeridad presentado por Bayrou en julio incluye congelar las prestaciones sociales, recortes presupuestarios y la eliminación de dos días festivos, con el objetivo es reducir el déficit público, que cerró 2024 en el 5,8 % del PIB, a 4,6 % en 2026 y llevarlo por debajo del 3 % en 2029, tal como exige el Pacto de Estabilidad de la Unión Europea.
“Es necesaria una clarificación sobre cómo abordar la situación presupuestaria. El Parlamento es el lugar para hacerlo, no la calle”, dijo Bayrou, en alusión a las protestas convocadas.
El primer ministro se mostró dispuesto a dialogar con todas las bancadas, pero descartó modificar el plan de ajuste, advirtiendo que la inacción sería aún más peligrosa para el país. “El riesgo de una nueva crisis política es necesario para que los franceses tomen consciencia de la gravedad de la situación”, señaló.