La Policía Aérea de la OTAN es una de las operaciones más visibles de la Alianza Atlántica, encargada de velar por la seguridad y la defensa colectiva de los países miembros en lo que respecta al espacio aéreo.
Esta misión tiene como objetivo disuadir y, en caso necesario, interceptar aeronaves que representen una amenaza, asegurando que el espacio aéreo de los países aliados esté protegido de incursiones no autorizadas.
La misión de la Policía Aérea de la OTAN, conocida también como Air Policing, tiene como principal función la vigilancia del espacio aéreo de los países miembros, especialmente en las regiones más vulnerables o en aquellas que comparten fronteras con actores potencialmente hostiles.
El objetivo es garantizar que todas las aeronaves que operen en este espacio sean identificadas y autorizadas. Si una aeronave no responde a las normas de tráfico aéreo o intenta ingresar al espacio aéreo sin permiso, se activa el protocolo de intervención.
Fases de la Operación
El funcionamiento de la Policía Aérea de la OTAN sigue un protocolo bien definido, estructurado en varias fases clave. A través de una red de radares avanzados y sistemas de monitoreo de tráfico aéreo, se detectan aeronaves que puedan estar volando fuera de los límites establecidos. Estos sistemas permiten localizar incluso las aeronaves de difícil detección. Una vez que una aeronave es detectada, se realiza una evaluación sobre su naturaleza y su posible amenaza. Si se determina que el vuelo es irregular o no autorizado, se considera que existe un posible riesgo para la seguridad aérea.
En este momento, los cazas de la OTAN se despliegan para interceptar a la aeronave sospechosa. La velocidad y la capacidad de respuesta de los aviones de combate son fundamentales para poder actuar en tiempo real. Los cazas pueden ser enviados desde bases aéreas cercanas a la zona afectada y, en minutos, estar listos para interceptar la aeronave. Una vez que el avión interceptor se acerca a la aeronave sospechosa, los pilotos intentan establecer comunicación mediante señales visuales o mediante radio. En algunos casos, también se realiza una identificación visual, lo que permite a los pilotos saber si se trata de una amenaza real o si se trata de un error de navegación.
Si la aeronave no responde a las órdenes o continúa actuando de manera hostil, los pilotos pueden tomar medidas más drásticas, como desactivar el vuelo o obligar a la aeronave a aterrizar en un aeropuerto cercano. Esto ocurre solo en situaciones extremas y siempre bajo el marco legal internacional.
Cooperación Internacional
Uno de los elementos clave de la Policía Aérea de la OTAN es la cooperación entre los países miembros. Los aviones de combate de diferentes naciones, como los cazas Eurofighter de España o los F-16 de otros países aliados, están preparados para intervenir según las necesidades del momento.
Los recursos compartidos y las bases aéreas en diversos puntos de Europa permiten que la OTAN tenga presencia en puntos estratégicos para una rápida intervención.
Además, las intervenciones no solo se limitan a la defensa directa de los países miembros, sino que también refuerzan el sistema de seguridad global. La OTAN opera bajo un sistema de defensa colectiva: un ataque contra uno de sus miembros es considerado un ataque contra todos, por lo que la vigilancia aérea es un componente esencial para disuadir cualquier acto hostil.
La Expansión del Programa en el Báltico
Recientemente, la Policía Aérea de la OTAN ha aumentado su presencia en la región del Báltico, donde países como Estonia, Letonia y Lituania tienen un espacio aéreo vulnerable debido a su proximidad a Rusia.
En 2025, España asumió el mando de esta misión en la zona, desplegando aviones de combate para garantizar la seguridad del espacio aéreo de estos países. Este despliegue tiene un impacto significativo en la defensa de la región, donde las tensiones geopolíticas continúan siendo una preocupación.
El panorama de la amenaza aérea ha cambiado con los años. Si bien en sus inicios la Policía Aérea de la OTAN se enfocaba en vuelos no identificados o aeronaves fuera de control, hoy en día las amenazas son mucho más complejas.
La proliferación de drones y otras tecnologías ha añadido una nueva dimensión a la misión. Los avistamientos de drones en cielos europeos han llevado a la OTAN a implementar nuevos protocolos de identificación y respuesta.