La Catedral de Notre Dame, uno de los símbolos más emblemáticos de París y del patrimonio mundial, abrió de nuevo sus puertas este viernes, tras cinco años de intensos trabajos de restauración.
La Catedral de Notre Dame, uno de los símbolos más emblemáticos de París y del patrimonio mundial, abrió de nuevo sus puertas este viernes, tras cinco años de intensos trabajos de restauración.
La conmoción que generó su incendio el 15 de abril de 2019, que devastó gran parte de su estructura, se ha transformado ahora en una conmoción de esperanza, como bien afirmó el presidente francés, Emmanuel Macron, en su visita final a las obras antes de la gran reapertura.
Macron, acompañado por su esposa Brigitte, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, y el arzobispo de la ciudad, Laurent Ulrich, entre otras autoridades, fue el primero en ver el resultado de los arduos trabajos de restauración.
Con una mirada emocionada, el presidente describió lo que vio como "sublime", destacando la nueva claridad que caracteriza el interior de la catedral, un aspecto que sorprendió incluso a los expertos que acompañaban la visita.
La ministra de Cultura, Rachida Dati, expresó su asombro por la luminosa renovación del templo gótico, cuya estructura de muros blanqueados y techos restaurados contrasta con las sombras del pasado.
Esta transformación es el resultado de una intensa labor de restauración que ha preservado la esencia histórica del monumento, sin dejar de incorporar elementos modernos que elevarán la seguridad y la protección contra futuros desastres.
Uno de los mayores desafíos del proyecto fue la reconstrucción del “bosque”, la estructura de madera medieval que formaba el techo de la catedral y que fue destruida por las llamas. Para su reconstrucción, se seleccionaron 1.200 robles de diferentes regiones de Francia y se emplearon las mismas técnicas de carpintería medieval que se usaron en el siglo XIII para crear una estructura fiel a la original.
La emblemática aguja de Notre Dame, que se elevaba a 96 metros sobre el crucero de la catedral, también ha sido restaurada con una precisión asombrosa, siguiendo el modelo original.
Sin embargo, otros aspectos de la restauración, como las nuevas vidrieras, serán actualizados para seguir un estilo contemporáneo que ha generado cierta controversia, pero que refleja un compromiso con la renovación sin perder la identidad del monumento.
Además, los frescos y las pinturas que adornan las capillas de la catedral han sido restaurados a su vibrante color original, recuperando la riqueza de los detalles que se habían oscurecido con el paso de los siglos.
La reapertura de Notre Dame no solo celebra la restauración material de un monumento histórico, sino también el esfuerzo colectivo de miles de personas.
Durante su discurso, Macron agradeció a los 2.000 trabajadores que participaron en la obra, incluyendo albañiles, carpinteros, arquitectos, talladores y todos aquellos oficios que hicieron posible la reconstrucción.
"Habéis transformado el carbón en arte", les dijo el presidente francés, recordando que cuando ocurrió el incnedio parecía una locura pensar que la catedral podría estar lista en solo cinco años.
La restauración ha sido una auténtica "obra maestra del siglo", una tarea titánica que ha involucrado a miles de personas de todo el mundo, y que ha contado con el apoyo de más de 340.000 mecenas de más de 50 países.
La gran reinauguración de Notre Dame está prevista para el 7 de diciembre, seguida el 8 de diciembre por una misa especial en la catedral, durante la cual los fieles podrán rendir homenaje a la historia y la espiritualidad del lugar.
A pesar de que el edificio principal de Notre Dame ya está listo para recibir visitantes, los trabajos de restauración continuarán hasta 2030, con el objetivo de preservar todos los detalles y asegurar que la catedral se mantenga segura para las generaciones futuras.
Con un presupuesto total de 700 millones de euros, el proyecto ha sido una demostración del compromiso de Francia con su patrimonio cultural, una lección de perseverancia y esperanza ante la adversidad.
Al final de la visita, Macron subrayó que Notre Dame no es solo un patrimonio de los franceses, sino de toda la humanidad.
"Notre Dame es más grande que nosotros", dijo, haciendo hincapié en que, a pesar de su destrucción, el espíritu de la catedral sigue siendo un faro de esperanza, unidad y renacimiento para todos.
FUENTE: EFE