Pocas cosas se parecen más a un “verano de ensueño” que un yate surcando las aguas cristalinas del Mediterráneo, risas entre amigos famosos y una pizca de romance bajo el sol, un mundo conocido por las celebridades.
España, con su encanto irresistible, volvió a convertirse en el refugio predilecto de esas figuras. Esta vez, quien se deja ver disfrutando del paraíso balear es nada menos que Jennifer Aniston, la eterna Rachel Green, que a sus 56 años parece estar viviendo una nueva etapa —más serena, más espiritual y más feliz.
La actriz aterrizó en Mallorca acompañada de su flamante pareja, el coach espiritual Jim Curtis, quien la acompaña en esta escapada veraniega que hizo las delicias de la prensa rosa.
Según reveló la revista Lecturas, la pareja no está sola: se sumaron al viaje los actores Jason Bateman y Amy Schumer, grandes amigos de Aniston, lo que convierte este retiro en una especie de mini retiro de celebridades con tintes de terapia emocional, cenas al atardecer y muchas risas entre chapuzones.
Especialista en hipnosis y transformación interior
Curtis no es una figura desconocida en el mundo del desarrollo personal. Con más de medio millón de seguidores en redes, se presenta como un especialista en hipnosis y transformación interior.
Su lema es tan ambicioso como romántico: “Liberarse del pasado para crear una realidad completamente nueva basada en una conexión amorosa poderosa”. Si alguien parece estar dispuesta a sumarse a ese viaje interior, es Jennifer.
Tras su sonado divorcio de Brad Pitt, se casó con el actor Justin Theroux, de quien se separó en 2018. Theroux acaba de volver a contraer matrimonio. ¿Casualidad o señal del universo? Curtis seguramente tendría algo que decir al respecto.
Después de disfrutar del sol mallorquín, la pareja puso rumbo a Ibiza, donde continúan sus vacaciones en un entorno que mezcla lujo, relajación y ese toque bohemio que tanto seduce a los famosos.
Entre atardeceres dorados y veladas frente al mar, Aniston parece estar dejando atrás los fantasmas del pasado para abrazar una nueva versión de sí misma. Más libre. Más consciente, y quizás más enamorada.