"La poca comida que tenía se pudrió": por qué Cuba está sufriendo los peores apagones de los últimos años
La isla lleva tres días sumida en un gran apagón, mientras la tormenta Oscar amenaza con debilitar aún más el sistema eléctrico.
21 de octubre 2024 - 14:33hs
La gente espera en la calle durante la tercera noche de apagón nacional en La Habana el 20 de octubre de 2024. Getty Images
Los automóviles pasan frente al Hotel Nacional y por el malecón de La Habana con todo a oscuras. Reuters
Algunos cubanos protestaron ante los apagones en el país con cacerolazos. Getty Images
La Habana, a oscuras. Getty Images
Díaz-Canel se dirigió a los cubanos este domingo y dijo que no permitirían que "nadie actúe con vandalismo". Getty Images
La gente espera en la calle durante la tercera noche de apagón. Getty Images
BBC
Sin luz, sin apenas datos para los teléfonos móviles, sin suministro de agua. Cuba enfrenta desde el viernes un gran apagón que ha dejado a prácticamente toda su población -unos 10 millones de personas- sin electricidad y, como consecuencia, muchos otros problemas derivados de la de energía.
El viernes, la principal planta energética de la isla falló y toda la isla se quedó sin electricidad. El suministro se restableció parcialmente el sábado, antes de volver a colapsar.
En algunos barrios de La Habana, ciudad donde viven dos millones de personas, se restableció el suministro eléctrico, pero la mayor parte de la capital del país permaneció a oscuras.
El ministro de Energía y Minas, Vicente de la O Levy, afirmó que el suministro eléctrico se restablecería para la mayoría este lunes por la noche. "El último cliente podría recibir el servicio el martes", dijo.
Mientras los cubanos esperan que llegue ese momento, ven cómo sus alimentos empiezan a pudrirse en sus neveras.
"No hemos tenido electricidad durante tres noches y nuestra comida se está pudriendo. Cuatro días sin electricidad es un abuso para los niños", dijo a la agencia Associated Press Mary Karla, una residente que tiene tres hijos y no quiso dar su apellido.
Sin electricidad tampoco funcionan las hornillas eléctricas, así que algunas familias están cocinando con leña. Se añade a la incomodidad de estar a oscuras el que en buena parte de las casas el suministro de agua depende de bombas eléctricas, así que tampoco hay cómo limpiar los utensilios o asearse.
Es una situación cada vez más crítica, con escuelas y negocios cerrados y temores por el funcionamiento continuo de los hospitales.
Y la crisis está generando protestas en las redes sociales y en la calle.
En varias zonas hubo cacerolazos y en algunos lugares la gente bloqueó las calles con montones de basura, como en San Miguel del Padrón, un barrio pobre en las afueras de la Habana.
Al corte de electricidad se suma ahora la tormenta Oscar, que tocó tierra en Cuba este domingo como huracán. Ahora, convertida en tormenta tropical, se teme que pueda dañar la precaria infraestructura de distribución energética de Cuba.
La falla general del viernes es solo uno más de los problemas de distribución de energía en un país donde la electricidad se ha restringido y racionado por regiones y horarios desde hace tiempo.
Este año, muchas viviendas en todo el país han pasado hasta ocho horas diarias sin electricidad.
Sin embargo, este apagón está considerado como el peor que ha sufrido Cuba desde que el huracán Ian azotó la isla como tormenta de categoría 3 en 2022 y dañó instalaciones eléctricas que el gobierno tardó días en reparar.
Las causas detrás de esto difieren según se escuche la versión de las autoridades cubanas o de personas críticas con el gobierno.
Infraestructura obsoleta y mayor demanda
El apagón total del viernes se produjo después de que la central eléctrica Antonio Guiteras, en Matanzas -la más grande de la isla-, quedara fuera de servicio alrededor de las 11:00 hora local.
La falla en la planta hizo que todo el sistema de la isla colapsara.
El presidente Miguel Díaz-Canel culpó al embargo que desde hace décadas Estados Unidos impone a la economía de la isla. El dirigente argumenta que impide la llegada a Cuba de suministros y piezas de repuesto necesarios.
El ministro de Relaciones Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, se hizo eco más tarde de las palabras del presidente al publicar en X que "si se levanta el embargo, no habrá apagones. De esta manera el gobierno de Estados Unidos podría apoyar al pueblo cubano... si quisiera".
Otra de las causas que señalan es la mayor demanda de energía. En concreto, las autoridades locales explicaron que el apagón se debió a una mayor demanda de aires acondicionados de pequeñas y medianas empresas y de hogares.
A su vez, el ministro de Energía de Cuba, De la O Levy, alegó que la red eléctrica del país estaría en mejores condiciones si no se hubieran producido dos apagones parciales más mientras las autoridades intentaban restablecer el suministro eléctrico el sábado.
De la O Levy también indicó que México, Colombia, Venezuela y Rusia, entre otros países, habían ofrecido ayuda.
Escasez de combustible
Más allá del embargo y del aumento de la demanda energética, el gobierno cubano reveló el principal motivo de estas fallas.
“La escasez de combustible es el factor más importante", comunicó el primer ministro Manuel Marrero en un mensaje televisado.
El presidente de la Unión Eléctrica Nacional (UNE), Alfredo López Valdés, también reconoció que la isla enfrenta una situación energética difícil, principalmente debido a la escasez.
Cuba depende de las importaciones para alimentar sus plantas de energía dependientes del petróleo, en gran parte obsoletas. Y se ha visto afectada este año por una caída en los cruciales envíos de combustible desde Venezuela.
En el año 2000, el recién llegado presidente de Venezuela Hugo Chávez firmó un acuerdo con Fidel Castro para suministrar alrededor de 53.000 barriles de petróleo diarios a la isla a cambio de misiones médicas. El acuerdo continuó con Nicolás Maduro.
Aunque en mayo hubo un repunte en el envío de barriles diarios, en los últimos años las exportaciones de petróleo de Venezuela a Cuba bajaron considerablemente debido a la crisis que afecta desde hace años a uno de los grandes aliados de la isla.
También decreció el flujo de combustible desde sus otros dos principales proveedores: Rusia y México.
En este último caso, el país norteamericano redujo los envíos durante este año electoral. La nueva presidenta Claudia Sheinbaum no ha dicho si el suministro apoyado por el Estado a Cuba continuará bajo los mismos términos en su gobierno.
Críticas a la política estatal
Sin embargo, muchas voces críticas con las autoridades cubanas ahondan en los problemas políticos y económicos que subyacen tras la crisis energética.
Es el caso del economista Pedro Monreal, que en sus redes sociales reaccionó ante el titular “Cuba, en combate ante el desafío electroenergético” que llevaba en su portada el diario oficialista Granma.
“No es desafío, es ruina energética como componente de la fallida planificación centralizada impuesta desde el poder político”, señalaba en X, antes Twitter.
“Es crisis estructural acelerada por fracaso del ordenamiento, y complicada por parches ineficaces. Es una bancarrota causada por decisiones internas”, añadió.
La periodista cubana Monica Baró relata en una crónica en la web de la organización Periodismo de Barrio que su padre lleva varios días sin luz y cómo, a pesar de estar acostumbrado a lo que los cubanos llaman con sorna los “alumbrones” (señala que lo extraordinario no es que no haya luz, sino que la haya) y a las crisis, esta la vive de modo diferente.
“Mi padre tiene 72 años. Ha vivido todas las crisis de Cuba, pocas cosas logran impresionarlo, pero esta noche está impresionado".
Baró da cuenta de que ya en 2022 el experto en energía Jorge Piñón, director del Programa de Energía para Latinoamérica y el Caribe de la Universidad de Texas, en entrevista con Radio Martí, había pronosticado un “colapso total del sistema eléctrico cubano” y cuestionado la “política de curitas” del gobierno para enfrentar los problemas en los servicios. “Hace falta una recapitalización estructural”, dijo entonces.
"No hay nada para sostener el país"
El viernes, los funcionarios cubanos anunciaron la cancelación de todas las actividades no esenciales, incluidos los clubes nocturnos.
En el caso de las escuelas, en una medida sin precedentes, las clases se suspendieron hasta el miércoles.
En la noche del domingo en La Habana, totalmente a oscuras, sólo operaban algunos comercios, mientras bares y viviendas funcionaban con pequeños generadores alimentados con combustible, informó la agencia Reuters.
La mayor parte de la ciudad de dos millones de habitantes estaba en silencio. Los residentes jugaban al dominó en las aceras, escuchaban música en radios a pilas y se sentaban en las puertas de las casas.
La premisa de las autoridades es quedarse en casa para salvaguardar el suministro de electricidad.
"Esto es una locura", dijo a la agencia de noticias AFP Eloy Fon, un jubilado de 80 años residente en el centro de La Habana.
“Esto demuestra la fragilidad de nuestro sistema eléctrico… No tenemos reservas, no hay nada para sostener el país, estamos viviendo el día a día”.
Un foco de tensión
Los apagones prolongados, especialmente uno tan generalizado, son siempre fuente de tensiones en Cuba.
En julio de 2021, miles de manifestantes salieron a las calles para protestar por los apagones que duraron varios días en gran parte del país.
En marzo, cientos de personas en la segunda ciudad más grande de Cuba, Santiago, organizaron una rara protesta pública por los apagones crónicos y la escasez de alimentos .
El gobierno cubano se ha vuelto cada vez más consciente de que muchos en la isla han perdido cierto grado de miedo a hablar abiertamente de los numerosos problemas que enfrentan diariamente.
Díaz-Canel apareció el domingo por la noche en la televisión nacional vestido con un uniforme militar verde oliva, alentando a los cubanos a expresar sus quejas sobre la situación con disciplina y civilidad.
"No vamos a aceptar ni permitir que nadie actúe con vandalismo y mucho menos altere la tranquilidad de nuestro pueblo", afirmó el presidente, a quien pocas veces se le ve uniformado.
Mientras, vecinas de La Habana Vieja como Anabel González cuentan a Reuters que siguen desesperadas.
"Mi teléfono celular está muerto y mire mi refrigerador: lo poco que tenía se pudrió”.
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