Quién es Ahmed al Sharaa, el líder de Siria con pasado yihadista que se reunió con Trump tras el levantamiento de sanciones de EEUU
Trump lo definió como "un tipo duro" con "un pasado fuerte" y afirmó que el cambio político en Siria aportará al país "una oportunidad de grandeza".
15 de mayo 2025 - 9:40hs
Antes conocido por su nombre de guerra Abu Mohammed al Jolani, el nuevo líder sirio ha ganado reconocimiento internacional al mostrarse más moderado. Reuters
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este miércoles la suspensión de sanciones a Siria momentos antes de reunirse con el líder del país, Ahmed al Sharaa.
El líder estadounidense afirmó que la breve reunión de esta mañana en Arabia Saudita fue "excelente" y calificó al sirio como "un tipo joven y atractivo. Un tipo duro. Con un pasado fuerte. Muy fuerte. Un luchador".
El anuncio del levantamiento de las sanciones se recibió con euforia en la capital siria, Damasco, donde se escucharon aplausos, danzas y disparos al aire en señal de celebración.
Las sanciones habían bloqueado cualquier tipo de financiación extranjera -incluida la ayuda humanitaria- con el objetivo inicial de presionar a la dictadura del ya derrocado presidente Bashar al Assad.
Trump afirmó que el cambio político aportaría a Siria "una oportunidad de grandeza", y aseguró en un foro de inversiones en Riad que "es su momento de brillar".
El ministro de Relaciones Exteriores sirio, Asaad al Shaibani, celebró la decisión como un "punto de inflexión crucial para el país", en declaraciones a la agencia estatal de noticias, Sana.
Siria anhela un futuro de "estabilidad, autosuficiencia y reconstrucción auténtica tras años de una guerra destructiva", añadió.
Trump se reunió con al Sharaa en Riad con la mediación del príncipe saudí Mohammed bin Salman.
Quién es Ahmed al-Sharaa
Ahmed al Sharaa, hasta hace poco conocido por su nombre de guerra Abu Mohammed al Jolani, declaró a la cadena estadounidense PBS que su familia siria proviene de la zona de los Altos del Golán.
También aseguró haber nacido nació en Riad, donde trabajaba su padre en aquella época, y crecido en Damasco.
Sin embargo, hay informes que indican que nació en Deir ez Zor, en el este de Siria, y existen rumores sin confirmar de que estudió medicina antes de convertirse en militante islamista.
Según informes de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y de la Unión Europea (UE), nació en algún momento entre 1975 y 1979.
Se cree que al-Sharaa se unió al grupo yihadista al Qaeda en Irak tras la invasión de este país en 2003 por parte de una coalición de fuerzas liderada por Estados Unidos.
La coalición derrocó rápidamente al presidente Saddam Hussein y a su Partido Baas, pero enfrentó la resistencia de diversos grupos militantes.
En 2010, las fuerzas estadounidenses en Irak arrestaron a al-Sharaa y lo mantuvieron detenido en Camp Bucca, una base cercana a la frontera con Kuwait.
Se cree que allí conoció a yihadistas que luego formarían el Estado Islámico (EI), incluido el futuro líder de este grupo en Irak, Abu Bakr al Baghdadi.
Al Sharaa declaró a los medios que, tras el estallido del conflicto armado en Siria contra el gobierno del presidente Bashar al-Assad en 2011, al Baghdadi le ordenó ir al país para fundar una rama de la organización allí.
Se convirtió en comandante del Frente Nusra (o Jabhat al Nusra), un grupo que estaba afiliado en secreto al EI y tuvo mucho éxito en el campo de batalla.
En 2013, al Sharaa rompió los vínculos del Frente Nusra con EI y puso el grupo bajo control de al Qaeda.
Sin embargo, en 2016 anunció en un mensaje grabado que también había cortado lazos con al Qaeda.
La semana pasada al Sharaa se reunió con el presidente francés, Emmanuel Macron, y exigió el fin de las sanciones.
En 2017, al Sharaa dijo que sus combatientes se habían unido a otros grupos rebeldes en Siria para formar Hayat Tahrir al Sham (HTS).
Bajo el mando de al Sharaa, el HTS se convirtió en el principal grupo rebelde en Idlib y sus alrededores, en el noroeste de Siria.
La ciudad tenía una población antes de la guerra de 2,7 millones de personas, que, según algunas estimaciones, aumentó a 4 millones por la llegada de desplazados.
En diciembre del año pasado, Bashar al Assad fue derrocado y al-Sharaa se convirtió en el líder de Siria.
Estados Unidos canceló entonces la recompensa de US$10 millones que ofrecía por el arresto de al Sharaa, tras reuniones entre diplomáticos de alto rango y representantes del HTS.
Los primeros meses de gobierno
Desde que asumió el poder, el HTS enfrenta el desafío de intentar conciliar intereses enfrentados y equilibrar las expectativas de la comunidad internacional y los sectores liberales de la población siria con las exigencias del ala radical.
Ambos sectores observan detenidamente cada declaración y acción del HTS.
En sus mensajes, al-Sharaa intenta centrarse en la coexistencia dentro de la sociedad diversa de Siria, conceder amnistía a exmilitares reclutados, prohibir actos de venganza contra antiguos funcionarios y partidarios del régimen, y adoptar un lenguaje neutral -y, en ocasiones, conciliador- hacia adversarios tradicionales como Israel, Estados Unidos, Irán y Rusia.
En los últimos meses, sus declaraciones han estado libres de retórica inflamatoria o amenazas y se han enfocado en temas como la reconciliación, la estabilidad y la reconstrucción, en un claro intento por neutralizar la oposición y presionar para que el HTS y el propio al Sharaa sean retirados de las listas internacionales de organizaciones y personas terroristas.
Aún no está claro si el enfoque flexible de al Sharaa representa un cambio ideológico genuino o una estrategia calculada para obtener legitimidad y consolidar el poder para luego aplicar una agenda más estricta y religiosamente conservadora.
En todo caso, sus medidas más progresistas ya están provocando un considerable malestar entre los radicales en Siria, que insisten en un gobierno islámico estrictamente basado en la identidad sunita.
Aunque los árabes sunitas son el grupo étnico y religioso dominante en Siria, el país es notablemente diverso, con una serie de grupos minoritarios, desde chiitas y alauitas -como el derrocado presidente Bashar al Assad- hasta kurdos, cristianos, drusos, turcomanos o ismaelitas, entre otras minorías.
Donald Trump aseguró haber levantado las sanciones a Siria a petición del príncipe heredero saudita, Mohammed bin Salman.
La presión para levantar las sanciones
Al final del régimen de al Assad aproximadamente el 90% de la población siria seguía bajo el umbral de pobreza, y el nuevo gobierno ha venido presionando desde diciembre para que se levantaran las sanciones.
En una entrevista a finales del año pasado, al Sharaa declaró a la BBC que Siria no representaba una amenaza para el mundo.
También solicitó que el HTS fuera retirado de la lista de organizaciones terroristas.
Al Sharaa repitió estas exigencias la semana pasada en una conferencia de prensa conjunta con el presidente francés, Emmanuel Macron.
Afirmó que "las sanciones fueron impuestas al régimen anterior por los crímenes cometidos, y ese régimen ya terminó".
La gente celebra en las calles de Damasco tras el anuncio del presidente estadounidense, Donald Trump, del fin de las sanciones a Siria.
El líder sirio también ha prometido reiteradamente proteger a las minorías étnicas.
Sin embargo, los temores entre las comunidades sirias crecieron tras las masacres en marzo de este año de cientos de civiles de la secta minoritaria alauita -a la que pertenecía Assad- en la región costera occidental durante enfrentamientos entre las nuevas fuerzas de seguridad y simpatizantes del antiguo líder derrocado.
También se han registrado enfrentamientos mortales entre facciones armadas islamistas, fuerzas de seguridad y combatientes de la minoría religiosa drusa.
Los gestos de Trump
El anuncio del fin de las sanciones de Estados Unidos supone un gran impulso para al Sharaa y marca también un cambio significativo en la política exterior estadounidense.
El gobierno de EE.UU. apostaba hasta ahora por mantener el bloqueo económico hasta que se produjeran avances en cuestiones como los derechos de las minorías en el país.
Trump afirmó que su decisión respondió a una solicitud del príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, y del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
"Ah, lo que hago por el príncipe heredero. Me cae muy bien", dijo el presidente estadounidense.
Bin Salman y Trump se reunieron el martes en la primera escala de la comitiva de EE.UU. en su gira por Medio Oriente, donde anunciaron juntos un acuerdo de US$142.000 millones de dólares en armamento.
Robert Ford, que fue embajador de EE.UU. en Siria bajo la presidencia de Barack Obama, aplaudió la decisión de Trump de levantar las sanciones.
"Visité Siria hace tres meses y el país está simplemente devastado tras 13 años de guerra civil. Necesita reconstruirse y necesita financiamiento extranjero para ello", declaró a la BBC.
Por tanto, afirmó, "el levantamiento de las sanciones, que permitirá el flujo de capital internacional hacia Siria desde Estados del Golfo, otros países árabes y diversas agencias de ayuda humanitaria, es absolutamente vital", concluyó Ford.
Personas se reúnen frente a un banco tras el anuncio de Trump del fin de las sanciones a Siria.
Qué supone el encuentro
La reunión de Trump con al Sharaa supone una oportunidad fundamental para reforzar la visión del príncipe heredero saudita, Mohammed bin Salman, sobre el futuro de Medio Oriente, escribe Khashayar Joneidi, corresponsal de BBC News.
El colapso del régimen de Bashar al Assad en Siria marcó una derrota significativa para la República Islámica de Irán y una gran oportunidad para que Arabia Saudita contuviera la influencia iraní en el mundo árabe.
Sin embargo, la simple salida de Assad no es suficiente para consolidar la posición saudita -y turca- en Siria.
Lo que ambos países necesitan es un gobierno estable bajo el liderazgo de al-Sharaa, capaz de restaurar la seguridad, facilitar la recuperación económica y liderar la reconstrucción de un país devastado por la guerra.
El levantamiento de las sanciones estadounidenses a Siria -supuestamente a petición de Mohammed bin Salman y del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan- allana el camino para sustanciales inversiones sauditas y turcas en el país.
Se espera que empresas de Estados Unidos, especialmente del sector energético, también se beneficien de esta apertura.
Según Joneidi, el encuentro de Trump con al Sharaa contribuirá en gran medida a garantizar legitimidad internacional a un hombre hasta hace relativamente poco vilipendiado por sus vínculos pasados con grupos extremistas como Estado Islámico y al Qaeda.
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