15 de mayo 2025 - 14:41hs

El Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS), con Robert F. Kennedy Jr. al frente, se encuentra en el centro del debate público y enfrenta importantes cuestionamientos por recortes millonarios en la investigación, despidos masivos y un giro polémico en las políticas sanitarias, fuertemente criticado por la comunidad científica. Un informe reciente del Senado estadounidense reveló que, en apenas tres meses, se recortaron 2.700 millones de dólares del presupuesto del Instituto Nacional de Salud (NIH), afectando especialmente la investigación sobre el cáncer, el alzheimer y otras enfermedades crónicas.

Paralelamente, Donald Trump firmó un decreto que busca reducir drásticamente los precios de medicamentos, una medida que, si bien es celebrada por algunos sectores, enfrenta el rechazo de la industria farmacéutica y plantea dudas sobre su efectividad práctica.

Un informe elaborado por el Comité de Salud, Educación, Trabajo y Pensiones del Senado de EEUU reveló que la administración Trump realizó recortes sin precedentes en los fondos destinados a la investigación científica.

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Según el reporte, durante los primeros tres meses de 2025 se eliminaron al menos 13.500 millones de dólares en fondos sanitarios, incluyendo la suspensión de 1.660 subvenciones, de los cuales 2.700 millones correspondían al NIH. Entre las instituciones más afectadas figura el Instituto Nacional contra el Cáncer, que perdió más de 300 millones de dólares en el primer trimestre, un 31% en comparación con el mismo periodo del año anterior, con un impacto directo en ensayos clínicos y proyectos de investigación cruciales.

“Guerra contra la ciencia”

El informe, encargado por el senador independiente de Vermont, Bernie Sanders, y publicado el martes pasado, acusa a la Casa Blanca de librar una guerra "contra la ciencia".

"Desde enero, Trump lanzó un ataque sin precedentes, ilegal e indignante contra la ciencia y los científicos", dijo Sanders en un comunicado. “El pueblo estadounidense no quiere que recortemos la investigación del cáncer para dar más recortes de impuestos a los multimillonarios”, aseguró el senador, al señalar que los recortes provocarán menos avances médicos, una respuesta pública más débil frente a futuras amenazas sanitarias y una pérdida creciente de confianza en las instituciones.

“Seamos claros. La guerra contra la ciencia de Trump no está haciendo que América sea saludable otra vez. Está enfermando a los estadounidenses y a personas de todo el mundo”, agregó.

Basado en entrevistas con científicos y trabajadores sanitarios, datos de financiamiento de subvenciones del NIH, hojas de cálculo autoinformadas del HHS y otras fuentes, el informe revela además una situación de caos en el Departamento de Salud, con despidos masivos de personal -más de 10.000 empleados despedidos y otros 10.000 que renunciaron o se retiraron-, la injerencia de los políticos en decisiones que antes se dejaban en manos de los científicos y la eliminación de cientos de conjuntos de datos científicos de sitios web públicos, entre ellos 175 conjuntos del CDC y 135 del portal central del Departamento.

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El senador independiente de Vermont, Bernie Sanders.

El senador independiente de Vermont, Bernie Sanders.

Robert F. Kennedy Jr. es un reconocido escéptico de las vacunas y defensor de teorías conspirativas sobre su relación con el autismo. Al frente del HHS, contrató al controvertido David Geier, supuesto médico que en el pasado fue sometido a un expediente disciplinario por practicar la medicina sin licencia, para investigar una supuesta conexión entre las vacunas y el autismo, desacreditada por decenas de estudios previos.

Si bien Trump propone un recorte del 26% en el presupuesto del HHS para el próximo año, paradójicamente destinó 500 millones de dólares a la iniciativa MAHA (Make America Healthy Again) de Kennedy, que prioriza la nutrición, el ejercicio y la “excesiva dependencia de la medicación” en lugar de la investigación científica tradicional.

El informe del Senado llega justo antes de una audiencia en la que RFK deberá defender ante el Congreso el presupuesto propuesto para el HHS en 2026, en un contexto de profunda división política y cuestionamientos sobre la dirección del departamento.

En una publicación en X el martes, el HHS calificó el informe de Sanders como “inequívocamente falso” y “una distorsión políticamente motivada que socava a los miles de profesionales de la salud pública dedicados en todo el HHS, que permanecen firmes en su compromiso de ofrecer resultados para el pueblo estadounidense". Además, sostuvo que está “simplificando programas, eliminando redundancias y, sobre todo, priorizando la ciencia de oro estándar".

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Cambio de enfoque: el HHS hacia un “Estados Unidos saludable”

La administración Trump impulsa una reforma estructural del HHS que consolidará las actuales 28 agencias en 15 nuevas divisiones, entre ellas la llamada “Administración para un Estados Unidos saludable”. Este cambio busca centrar los esfuerzos del departamento en el tratamiento de enfermedades crónicas, dejando de lado parte de la tradicional investigación médica.

“En el HHS, estamos dedicados a restaurar nuestras agencias a su tradición de mantener una ciencia basada en evidencia y estándar de oro. Mientras comenzamos a ‘Hacer a Estados Unidos Saludable de Nuevo’, es importante priorizar la investigación que afecta directamente la salud de los estadounidenses”, dijo el portavoz del HHS, Andrew Nixon, en un correo electrónico difundido por CNN.

Una parte importante de las suspensiones y cancelaciones de subvenciones está vinculada a las nuevas reglas de la administración Trump que condicionan el acceso a fondos federales al cumplimiento de políticas de diversidad, equidad e inclusión (DEI). Apenas iniciado su segundo mandato, Trump firmó un decreto que califica como discriminatorias estas políticas, generando un fuerte rechazo dentro de la comunidad científica.

El decreto de Trump para reducir precios de medicamentos

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Donald Trump firma el decreto sobre medicamentos, este lunes en la Casa Blanca, acompañado por funcionarios de su equipo de Salud

Donald Trump firma el decreto sobre medicamentos, este lunes en la Casa Blanca, acompañado por funcionarios de su equipo de Salud

En este contexto, Trump firmó un decreto este lunes que ordena a las farmacéuticas reducir los precios de medicamentos en Estados Unidos en un plazo de 30 días, con la amenaza de utilizar “el poder del Gobierno federal” para garantizarlo en caso de no lograr avances voluntarios.

El presidente prometió poner fin a las “prácticas irrazonables y discriminatorias” de países extranjeros. Acompañado por RFK y otros funcionarios, como el doctor Mehmet Oz, administrador de los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid, firmó el decreto durante un evento en la Sala Roosevelt de la Casa Blanca. Allí aseguró que los estadounidenses pagan precios excesivos que subsidian a otros países y afirmó: “Europa tendrá que pagar un poco más. El resto del mundo tendrá que pagar un poco más y Estados Unidos pagará mucho menos.”

La orden incluye objetivos de precios para las compañías farmacéuticas en los próximos 30 días y contempla medidas -como aranceles- para presionar a las compañías si no logran un "progreso significativo" dentro de los seis meses siguientes a la firma de la orden. También instruye al HHS y al Departamento de Comercio a revisar políticas relacionadas con la exportación de medicamentos que podrían influir en las diferencias de precios y negociar los nuevos precios para el próximo mes.

Resistencia de la industria farmacéutica y obstáculos legales

El lobby farmacéutico reaccionó rápidamente, calificando el decreto como “un mal negocio” para los pacientes estadounidenses. Las farmacéuticas llevan tiempo argumentando que cualquier amenaza a sus ganancias podría afectar la investigación que realizan para desarrollar nuevos medicamentos.

Steven Ubl, el presidente de PhRMA, que representa a las principales compañías de investigación biofarmacéutica, dijo que implementar en Estados Unidos los mismos precios “de países socialistas sería perjudicial para los estadounidenses”.

Trump ya había intentado implementar una orden ejecutiva similar en 2020 durante su primer mandato, exigiendo que EEUU pagara un precio inferior al que pagan otros países por algunos medicamentos, como los inyectables o los oncológicos administrados por infusión. Sin embargo, esta enfrentó obstáculos legales y fue bloqueada por una orden judicial durante la administración Biden. En ese momento, la industria alegó que el plan otorgaba ventaja a gobiernos extranjeros para fijar precios en EEUU.

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