1 de abril 2025 - 12:37hs

Para Donald Trump, el fuerte ajuste del gasto público que está implementando en su segundo mandato va en línea con su política de hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande (MAGA). Para casi 2.000 investigadores, los despidos masivos, los recortes o el desfinanciamiento por motivos ideológicos representan un "ataque generalizado" a la ciencia. Así lo expresaron en una carta pública, en la que hablaron sobre el "peligro real" que las acciones del gobierno republicano tienen tanto para la salud de los estadounidenses como para el liderazgo mundial de EEUU en la materia.

"Nos pronunciamos como individuos. Vemos un peligro real en este momento. Tenemos creencias políticas diversas, pero estamos unidos como investigadores en el deseo de proteger la investigación científica independiente", escribieron los integrantes de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina (NASEM) en una carta abierta, en la que aclararon que se manifestaban a título personal y no en nombre de la institución.

"Enviamos este SOS para hacer sonar una clara advertencia: la actividad científica de la nación está siendo diezmada", señalaron los científicos.

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La carta, dada a conocer el lunes, llega después de que la semana pasada el Departamento de Salud anunciara el despido de 10.000 empleados a tiempo completo como parte de un esfuerzo más amplio por reducir el tamaño del gobierno federal. Estos se suman a otros 10.000 puestos de trabajo que se eliminaron por la no renovación de jubilaciones anticipadas y a los que aceptaron el retiro voluntario ofrecido por el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) de Elon Musk.

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Los recortes de personal afectan a varias agencias clave de salud, como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) y los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) y podrían afectar los servicios de salud, poniendo en peligro esfuerzos de larga data.

El impacto en la salud y el bienestar de los ciudadanos en EEUU

"La administración está recortando la financiación de las agencias científicas, suprimiendo subvenciones a científicos, desfinanciando sus laboratorios y obstaculizando la colaboración científica internacional. Los recortes están obligando a las instituciones a interrumpir la investigación (incluidos los estudios sobre nuevos tratamientos de enfermedades), despedir a profesores y dejar de matricular a estudiantes de posgrado, que son los que formarán a la próxima generación de científicos", advirtieron los investigadores en su carta pública.

Esta no es la primera advertencia de la comunidad científica sobre los efectos que la política de ajuste de la administración Trump podría tener para la salud de los estadounidenses.

El mes pasado, miles de personas se movilizaron en más de 30 ciudades del país bajo el lema "Stand up for Science" (Defiende la ciencia) para protestar contra los recortes y los despidos masivos que está llevando adelante el gobierno de Trump en las agencias dedicadas a la salud, el clima, la ciencia y otros ámbitos de investigación.

Francis Collins, ex director de los NIH, advirtió entonces que los recortes ponen en peligro los avances en las investigaciones sobre el Alzheimer, diabetes y cáncer. "En este momento estoy muy preocupado por mi país", señaló el científico, que ayudó a trazar el mapa del genoma humano, según recogió la agencia AP.

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El divulgador científico Bill Nye, conocido como

El divulgador científico Bill Nye, conocido como "The Science Guy" por su programa televisivo educativo, en la protesta de Washington

Steven Woolf, de la Virginia Commonwealth University y uno de los signatarios de la carta, también expresó su preocupación: "Sé lo que esto va a afectar a la esperanza de vida en Estados Unidos, a las tasas de mortalidad, a la crisis de salud mental que estamos padeciendo", dijo a The New York Times. "Estos cambios en el impulso de investigación se van a traducir en perjuicios para los estadounidenses de a pie", apuntó.

Uno de los ejemplos que citó Woolf fue la reestructuración de la Agencia para la Investigación y la Calidad del Cuidado de la Salud, una pequeña agencia que forma parte del Departamento de Salud y que se ocupa de garantizar la seguridad de los pacientes y el acceso a servicios preventivos gratuitos como mamografías. "La agencia responsable de proteger la calidad de la atención sanitaria en Estados Unidos acaba de ser demolida", dijo.

La investigación científica en EEUU, ¿la envidia del mundo?

"Durante más de 80 años, las sabias inversiones del gobierno de EEUU han fortalecido el sector de investigación del país, convirtiéndolo en la envidia del mundo", apuntó la misiva, que advirtió que esto se está viendo desestabilizado por los recortes en el financiamiento, así como en el acceso público a datos científicos, o por la presión que están sufriendo los investigadores "para que modifiquen o abandonen su trabajo por motivos ideológicos".

Según explicó Woolf a la cadena PBS, esto provoca que los avances en nuevos tratamientos para el cáncer o para enfermedades cardíacas sean más lentos, lo que genera una ventaja para otros países, como China, que están invirtiendo mucho en investigación.

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El mes pasado, después de que el gobierno anunciara nuevas medidas para achicar la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), varios grupos científicos y empresariales advirtieron sobre el daño a la economía y la seguridad pública que estas decisiones pueden provocar.

NOAA, de la que depende el Servicio Nacional de Meteorología, un referente de pronósticos para Estados Unidos, el mar Caribe y los océanos Pacífico y Atlántico, tiene un presupuesto de unos 6.800 millones de dólares anuales y ha sido criticada por Trump y su entorno por ser una de las principales agencias que alerta sobre el cambio climático y sus consecuencias.

Un "clima de miedo" en la comunidad científica

Los 1.900 firmantes de la carta también se refirieron a un "clima de miedo" que reina en la comunidad científica y apuntaron que muchos están quitando sus firmas de investigaciones, abandonando estudios o modificando sus textos para eliminar términos como "cambio climático", que algunas agencias están cuestionando, por temor a perder su trabajo o financiamiento.

"Aunque algunos miembros de la comunidad científica han protestado abiertamente, la mayoría de los investigadores, universidades, instituciones de investigación y organizaciones profesionales han guardado silencio para evitar enemistarse con la administración y poner en peligro su financiación", señalaron.

Y como ejemplo citaron las investigaciones y amenazas de recortes contra diversas universidades por no ir en línea con las políticas del gobierno, que consideraron envía un "mensaje escalofriante". Decenas de instituciones quedaron en la mira de la administración Trump por sus políticas de diversidad o por las protestas contra la guerra en Gaza, como la Universidad de Columbia, a la que el gobierno le recortó 400 millones de dólares en subvenciones por denuncias de antisemitismo.

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La Universidad de Columbia fue una de las que albergó acampes y protestas contra la guerra en Gaza el año pasado

La Universidad de Columbia fue una de las que albergó acampes y protestas contra la guerra en Gaza el año pasado

A la vez, denunciaron la "censura" del gobierno, que impacta en la independencia que sostuvo siempre la investigación científica, al "bloquear" la investigación en algunos temas que considera censurables, como el cambio climático, o que arrojan resultados que no le gustan, que pueden ir tanto desde la seguridad de las vacunas a tendencias económicas

En ese marco, el máximo responsable de regulación de vacunas de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), Peter Marks, presentó su renuncia por las diferencias que tuvo con el secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr, conocido por su postura antivacunas.

“Ha quedado claro que el secretario no desea la verdad ni la transparencia, sino más bien la confirmación servil de su desinformación y sus mentiras”, señaló Marks en su carta de renuncia, en la que apuntó que socavar la confianza en las vacunas es "irresponsable, perjudicial para la salud pública y un claro peligro para la salud, la seguridad y la protección de nuestra nación".

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