El único debate que aparentemente hasta ahora sostendrán la candidata demócrata Kamala Harris y el republicano Donald Trump se presenta como un momento clave en medio de una temporada electoral repleta de sorpresas y dominada por la incertidumbre.
Las encuestas de opinión tienen a la vicepresidenta demócrata y al ex mandatario republicano en una competencia ajustadísima que a menos de dos meses de la elección está para cualquiera de los dos. La decisión del presidente Joe Biden de dejar la aspiración de reelección después de un desastroso debate con Trump y su reemplazo por Harris sirvió a los demócratas para recuperar el terreno perdido por el descontento interno que causaba la candidatura de un octogenario Biden que parecía no estar en condiciones para un segundo periodo. Ayudó a la burbuja demócrata y muy poco más.
El arribo de Harris a encabezar la boleta electoral sin haber pasado por una elección primaria desconcertó a la campaña republicana que estaba preparada para enfrentar a un candidato con las características de Biden y ahora se enfrenta a una mujer de color, californiana y mucho más joven. Trump hasta el día de hoy no ha encontrado el insulto adecuado para Harris, como lo hace con todos sus rivales, ni tampoco mostró la disciplina de moderar su enojo con el cambio de rival para enfocarse en la agenda como se lo aconsejan sus asesores.
Cuáles son los desafíos de Trump y Harris en el debate
El debate precisamente es la ocasión para definir lo desconocido de la candidata demócrata y para confirmar todo lo ya conocido del republicano. Harris tiene que demostrar que tiene el temperamento y peso específico para la Casa Blanca, pese que su cargo la ha tenido como se dice a un “latido” de la presidencia. Trump por su parte debe mostrar la frialdad en enfrentar un rival sin espantar votantes con su agresividad y, si bien nunca se le ha exigido una claridad de pensamiento en temas complejos, evitar los usuales desvaríos que puedan recordar que hoy es el candidato más cerca de la senilidad.
Donald Trump en un evento de campaña en Pensilvania el 4-9 - AFP.jpg
Ultra conocido por los votantes, Trump deberá mantener la calma, tal como le recomiendan sus asesores.
El mayor desafío en el debate cae sobre los hombros de la vicepresidenta que es la menos conocida para la mayoría de los votantes. Ella tiene que explicar convincentemente lo que llama su “evolución” en sus puntos de vista a partir de su experiencia como vicepresidenta ante lo que es a partir de ahora una incesante campaña para mostrarla como una persona sin principios que adopta posturas para la ocasión. Es irónico que el mejor ejemplo de lo que se le critica a Harris es lo que está siendo Trump en el tema del aborto.
El pasado de Harris como fiscal dura contra el delito
Harris nunca fue ideología de izquierda como se la quiere retratar. Su gestión en California como fiscal adjunta, a cargo de la Fiscalía de San Francisco y como Procuradora estatal la mostró como una persona preocupada por la justicia capaz de tomar medidas duras contra la delincuencia que le ganaron críticas desde los sectores más progresistas. Más tarde el respaldo masivo del aparato demócrata del norte de California la llevó al Senado.
Harris como senadora se preocupó por crear una imagen progresista con un fuerte respaldo a la agenda verde para reducir el consumo de combustibles fósiles y reveló sus virtudes de fiscal poniendo en apuros a funcionarios y futuros jueces del gobierno de Trump que desfilaron ante el Comité de Justicia del Senado. Durante las protestas raciales por el homicidio a manos de la policía de George Floyd en 2020, Harris defendió a los manifestantes justificando los motivos del enojo y la necesidad de una reforma criminal para eliminar el abuso policial contra las minorías. Esta actitud le valió el estigma lanzado por los republicanos de respaldar la propuesta gritada en la calle de “quitar fondos” a la policía. Borrar la apariencia de ser una extremista tolerante del crimen es hoy el mayor desafío frente a Harris.
El fin de la luna de miel para la vicepresidenta
El detalle de las encuestas revela que la estrategia republicana está teniendo éxito. El reciente sondeo New York Times/Siena College revela que 48% de los votantes cree que Harris es “demasiado liberal/progresista” comparado con solo 32% que piensa que Trump es demasiado conservador. El hecho de ser una mujer afroamericana contribuye a la percepción de estar más a la izquierda que el centro.
La idea de Harris de elevar el impuesto a las ganancias por debajo de la propuesta de Biden que la posiciona como más conservadora que el presidente demócrata es parte de ese esfuerzo de definir a la californiana como una moderada. El debate del martes será fundamental para definir a la candidata demócrata y sus posibilidades de llegar a la Casa Blanca.