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La alegría musical de Piero Gamba

El celebrado director italiano estará, una vez más, al frente de la Orquesta Sinfónica del Sodre
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12 de diciembre de 2017 a las 05:00
De championes y chaleco con múltiples bolsillos –donde lleva algunas partituras–, Piero Gamba camina por Montevideo entre ensayos. Gamba –italiano, 81 años, pianista, director de orquesta– se comunica con un Motorola modelo C115 de hace 13 años. Dice que no necesita internet en el celular.

El niño prodigio que dirigió, por primera vez, una orquesta a los 9 años, habla cinco idiomas. Entre ellos un español perfecto y simpático. Pero el lenguaje en el que se ha destacado más es la música.

Su relación con Montevideo es de pura química. Desde el primer momento en que pisó estas tierra, en la década de 1950, se sintió mimado y querido. Por eso volvió una y otra vez. El año pasado fue reconocido como director ad honorem del Sodre y en esa calidad dirigirá a la Orquesta Sinfónica y al Coro del Sodre el próximo viernes 15 a las 20.30. Interpretará la Novena sinfonía de Beethoven y la Oda a la alegría de Schiller. Las entradas están a la venta en Tickantel a $ 150.

¿Por qué se lleva tan bien con Beethoven?

Cada artista tiene su preferencia, su sensibilidad y recibe mejores pulsaciones de música de un compositor que de otro. Y para mí Beethoven es el súmmum y me habló desde el primer día que estudié sus sinfonías. Y me sigue hablando de un modo muy claro, muy profundo. Espero que la interpretación que le doy yo a su música sea la que él quiso.

¿Recuerda cómo fue su primera aproximación a Beethoven?

Tenía 8 años y hasta entonces no me había gustado estudiar ni el piano ni la música. Ni siquiera escuchaba música. Pero mi padre me puso la reducción para piano a cuatro manos de la Primera sinfonía de Beethoven. Así que la estudié y la toqué. Y en seguida me dijo mi padre: "Sabes que la sinfonía consta de cuatro movimientos, tú aprendiste el primero, ¿quieres aprender los otros tres?". Por primera vez en mi vida dije sí a algo musical. Y desde entonces no hubo parada ni frenos. Pasaron 71 años de esto y he dirigido por lo menos 2.500 conciertos, con 120 orquestas diferentes entre 320 ciudades de 36 naciones.

Y de todos esos lugares, ¿Uruguay ocupa un lugar especial?

Ningún país me ha brindado tantas emociones, honores y alegrías como Uruguay. Cuando vine por primer vez en 1950, el presidente (Luis) Batlle Berres me otorgó el pasaporte ad honorem. Y eso no se puede olvidar. Ningún otro país de los 36 que conozco podría haber pensado en eso. Vine a dirigir y los músicos de Asociación Uruguaya de Músicos (Audem) me designaron director honorario. Había visitado unos 12 países europeos y llevado adelante entre 200 y 300 conciertos y Uruguay me brindó ese contacto, calor, armonía, conjunción y entendimiento que no tuve con ningún otro país.

¿Por qué la Novena sinfonía tiene un lugar especial a fin de año?

Se puede ver desde varios puntos de vista. El más plausible quizá sea que la Oda a la alegría que compuso Shiller, musicalizada por Beethoven, sea muy apropiado en épocas de festividades. Pero la Novena sinfonía se puede tocar en cualquier lugar, en cualquier momento y siempre es bienvenida. Y aquí reconozco y agradezco el honor que se me ha concedido de cerrar la temporada 2017 con la Ossodre y la Novena sinfonía.

Y se me ha concedido un privilegio especial: no va a ser en un teatro cerrado que tiene capacidad más limitada, sino en el Teatro de Verano, donde entran unas 5.000 personas. O sea que la alegría será para más gente.

¿Cómo ha notado los cambios en la orquesta del Sodre en todos estos años?

He dirigido la Ossodre durante, solamente, 67 años (ríe). El progreso, la transición, los cambios han sido muy notables. Cuando comencé a estar al frente de la orquesta, los músicos podían todos ser mis padres o abuelos. Y ahora me doy cuenta de que pueden ser mis hijos o mis nietos. Pero los jóvenes que se están integrando a la orquesta son talentosos. Son más jóvenes y por ende tienen menos experiencia, pero la experiencia se gana. Si talento no hay, no se puede inventar. Y sí tienen talento. Hice tres ensayos con la orquesta muy buenos. Salí de ahí cansado pero con enorme entusiasmo y placer de haber hecho música con ellos.

Está dando clases de dirección en Audem, ¿qué mensaje les da a los estudiantes?

Les digo que estudien seriamente, respeten las intenciones del compositor y vayan adelante con ellas. Antes de ser adulto había dirigido músicos que habían tocado obras por 20 o 30 años. Pero la pared que me sostenía era el conocimiento de las obras y que hacía respetar lo que pidió el compositor. No inventaba; interpretar no es cambiar. No. Es interpretar la obra según la intenciones del compositor. Eso ha permitido que ya desde muy joven edad yo haya podido afirmar mi carrera y mi posición.

¿Pensó en parar?

Me estaba acordando de una frase de Maurice Chevalier, el gran actor francés. Cuando le preguntaron: "¿No le molesta envejecer?". Él contestó: "Considerando la alternativa, no me molesta para nada". Así que vamos a hacer lo mismo. ¿Cuándo parar? Cuando Dios quiera. Pero me gustaría batir varios récords en dirección de orquesta. (Arturo) Toscanini era muy joven, le faltaba un poco para llegar a los 90. (Leopold) Stokowski batió todos los récords al llegar a los 96. Así que yo quisiera llegar a los 106 para luego tomarme unas vacaciones.

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