"Arrimar la bocha" y "evitar el exitismo": una semana final con ánimos diferentes

La carrera lleva más de un año. En sus cabezas todavía más. Fueron miles y miles de kilómetros recorridos. Besos, apretujones, abrazos. Muchas selfies. Noches de mal dormir, jarabes caseros para la garganta, ingestas saludables y bastante ejercicio. Hubo jornadas de euforia, otras de bajón y malhumores.

Todo eso quedará atrás en una semana, cuando solo uno de los dos cruce la meta y se convierta en el próximo presidente de los uruguayos. Luis Lacalle Pou y Daniel Martínez llegan con ánimos diferentes al domingo de la definición. El primero sabe que corre con ventaja para salir vencedor -así lo marcan todas las encuestas de intención de voto-pero intenta no dejarse llevar por el exitismo. Por eso pide “remarla como si fuera perdiendo cinco a cero”. El segundo es consciente de que la carrera es empinada pero quiere evitar que el derrotismo inunde sus filas. Por eso arenga con dejar todo en los metros finales y esperar el “maracanazo”. 

“Arrimar la bocha”

El sol ya se había ocultado y con él el agobiante calor de la tarde había dado paso a una brisa templada que obligaba a recurrir al abrigo. A Daniel Martínez, ya agotado por los kilómetros y la larga tanda de reuniones, le quedaba una última parada antes de terminar con un saludo a la militancia de Nueva Palmira. Se bajó de la camioneta, ingresó a una casa de familia y a la salida, tras unos breves minutos, fue abordado por un vecino que se acercó con un deseo para los días finales de la campaña.

“No me afloje, Daniel. Esto hay que levantarlo”, gritó el hombre. “Para eso es que estamos trabajando. Por lo menos vamos a arrimar la bocha, eso seguro”, respondió el candidato, que se despidió con su gesto habitual de golpearse dos veces el pecho con la mano derecha. 

Ningún partido se puede dar por perdido antes de jugarlo, y en el FA se niegan a agachar la cabeza antes de que hablen las urnas. A pesar de que a una semana de la elección el sentimiento generalizado en la coalición es que solo un batacazo puede salvarlos de la derrota, en la interna llaman a no bajar los brazos y seguir “rascando la lata” de votos hasta el final. 

Este viernes, el FA suspendió la Mesa Política para dedicar todos sus esfuerzos en el “voto a voto”. “No es momento para reuniones entre nosotros, es momento de hablar con los de afuera”, resumió un delegado sectorial. 

El análisis que hacen en el FA es que si bien las encuestas marcan un escenario bastante “rígido”, la diferencia todavía permite tener alguna esperanza. De hecho, más allá de la rigidez que muestran las encuestas, tanto en el equipo de Martínez como en otros sectores de la izquierda evalúan positivamente la campaña puerta a puerta que se emprendió en noviembre. Allegados al candidato resaltan que en la mayoría de sus reuniones, los dirigentes y votantes de la oposición que accedieron a escucharlo le manifestaron su apoyo, aunque resta ver la magnitud y representatividad de esa casuística. 

Pese a la agitada agenda de Martínez y los demás referentes o militantes del Frente Amplio que se sumaron a la búsqueda de votos, el oficialismo precisa aumentar en más de cien mil votos su caudal electoral. El expresidente José Mujica ya aró el terreno para cualquiera de los escenarios: “No hay triunfo definitivo ni derrota definitiva”.

Controlando la ansiedad 

Cuando les tocó planificar la campaña hacia octubre, y eventualmente noviembre, el comando de campaña de Lacalle Pou se planteó como punto de partida que, más que nunca, todo lo que sucediera en los meses que separaban a las internas de las nacionales podía hacerles ganar o perder las elecciones. Con esa idea en mente, la última semana previa al 24 de noviembre será de máxima calma. 

Lacalle Pou y Beatriz Argimón culminarán el martes 19 la última vuelta por el país con un acto en Rocha y otro en Maldonado y el miércoles 20 harán su cierre de campaña en Las Piedras, fieles a la tradición del líder nacionalista que le debe a esa ciudad canaria su vida política. Desde el 5 de febrero, Lacalle Pou recorrió siete veces el país, cuatro con su compañera de fórmula luego de la convención del 10 de agosto en la que se la proclamó oficialmente candidata a la Vicepresidencia. 

La última gira terminará sin grandes anuncios y con un llamado de Lacalle Pou a que la dirigencia y militancia controlen su ansiedad. “En estos días, si me toman las pulsaciones ni les digo, uno está con la ansiedad de que llegue el momento, de entrar a la cancha, de jugar, de ponerse la celeste, de hacer las cosas, de que entren los jugadores en los que uno tiene tanto compromiso y tanta confianza. Pero en estos días, cuando nos pasa todo eso, se necesita internamente más serenidad, más prudencia, más humildad y más paciencia que nunca”, dijo este jueves en Colonia ante votantes blancos, pero también de los demás partidos que firmaron el llamado “compromiso por el país”. 

Esa “paciencia y serenidad” se traduce, por ejemplo, en que los socios de la coalición definieron no hablar, al menos públicamente, de cargos hasta luego de las elecciones, si es que obtienen la victoria. 

Para el candidato blanco, el “control de la ansiedad” implica también no salir a embarrar la cancha “por un voto”. En esa línea, en sus últimos discursos dedica algunos minutos a decirles a los militantes que si “para conseguir un voto que está dudoso hay que agredir y mentir”, prefiere perderlo. “No lo merecemos”, enfatiza en los actos, que se han centrado en las capitales departamentales con convocatorias de entre 2000 y 3000 personas en promedio.