Diego Battiste

¿Cuál será la sorpresa de la elección 2020?

En cada votación se dio algún resultado inesperado, que no estaba en las proyecciones, lo que deja espacio para la ilusión del que se tiene fe

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26 de septiembre de 2020 a las 05:03

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Hace varias semanas me concentré en repasar la evolución electoral de cada departamento, revisar el entramado de apoyos en municipios del interior, comparar resultados nacionales con locales, y sopesar a los caudillos o “punteros” de región y localidades, cruzar todo eso con algunas encuestas y hacer sondeo propio entre colegas que trabajan en esos lugares..
¿Qué me inquietó tanto en un panorama de tendencias electorales congelado desde enero? 
Me preocupé por buscar cuál sería “la sorpresa” del domingo.
Me motiva entender eso, porque hay tal coincidencia en determinar favoritos partidarios para 15 departamentos y en concluir que hay escenarios de incertidumbre en otros cuatro (Salto, Paysandú, Río Negro y Rocha), que me cuesta creer que todo sea tan lineal.
Es posible que haya algo que nos estemos perdiendo, por distancia geográfica, desconocimiento de movimientos recientes en la sociedad, confusiones de un electorado que está más alejado de la información política; el covid-19 (gente que no irá a sufragar para evitar contagio, y otros que no llegarán del exterior o que no se trasladarán de ciudad para hacerlo), u otra cosa.
Las pocas encuestas que hay para el interior no son contundentes para algunos departamentos en los que la elección se da como asegurada para los blancos.
Y además, en las elecciones departamentales, que desde la reforma de 1996 están desvinculadas de la votación nacional, siempre hay sorpresas.
En 2005, sorprendió el Frente Amplio con su victoria en Treinta y Tres, un departamento muy blanco (de 18 elecciones que iban hasta ese momento, los nacionalistas habían ganado 16 y solo perdido en 1938 y 1942 por una crisis de división partidaria). El FA ganó con el empuje de su triunfo nacional de 2004
En 2010  hubo un par de sorpresas: en Artigas ganó el Frente Amplio con una candidata del MPP en un distrito muy colorado (de 19 elecciones que se habían hecho ahí, los colorados habían ganado 18 veces y los blancos solo una, en 2005). 
La otra sorpresa de ese año fue la victoria colorada en Salto, porque cuando Coutinho decía que se tenía fe para ganar, casi nadie creía que eso era posible
En 2015, la sorpresa vino en Río Negro con el triunfo frentista en un departamento que tenía tradición más colorada que blanca, pero que traía una década fuerte de caudillo nacionalista (Lafluf).
En varios casos hubo que esperar la apertura de sobres con “votos observados” y la diferencia fue de pocos, lo que significa que cuando hablamos de “sorpresa”, no se trata de esperar una avalancha de votos, sino de movimientos moderados que determinen un resultado ajustado que no estaba en las previsiones.

***
Hay diversos tipos de sufragio, razones por las que una persona toma su decisión de voto, y solo una parte de ello puede ser proyectada (los de tradición firme o relacionados a cuestiones coyunturales), pero es más dificil calibrar el voto de fenómenos puntuales, que pueden ser tan emocionales como racionales al extremo
Veamos un esquema de tres categorías y subdivisiones:
De decisión firme:
- voto camiseta: sentimiento de pertenencia a un partido, sea por tradición familiar o inclinación propia;
- voto ideología: el que busca opción electoral más afin a sus ideas (socialista, liberal, socialdemócrata, socialcristiano, comunista, etc.), que no se siente parte de un partido, sino que es seguidor de un conjunto de ideas, que no vota al partido por sí mismo, sino porque es el que representa mejor su pensamiento;
De inclinación coyuntural:
- voto aprobación: conforme con la gestión, quiere que siga lo mismo, partido o intendente;
- voto rechazo: quiere un cambio, quiere que no siga fulano, quiere “sacar” a mengano. No vota a favor de alguien, sino contra alguien;
- voto respaldo: desea mostrar aval a un lema o liderazgo, reconocimiento a un presidente que siente que va bien y que podría ir mejor con base política más amplia;
De reflejo puntual:
- voto expectante: se define por lo que le genera expectativa, esperanza, entusiasmo; es una especie de apuesta;
- voto emocional: se encanta con la persona, con un jingle, con una consigna, con una campaña; no vota por ideas, ni partidos, ni contenido de programa, sino porque le “gusta” eso:
- voto estratégico: hacen cálculo de utilidad, movida de ajedrez o de billar a “tres bandas”, lo hacen como reacción a una tendencia y para contribuir a torcer un resultado esperado (son más los que dicen que lo harán, que quienes sí lo hacen).

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¿Entonces?
-para el voto a partido o ideas, Montevideo y Canelones tienen base frentista; Rivera es un reducto colorado, mientras que Cerro Largo, Colonia, San José, Flores, Durazno, Lavalleja, Tacuarembó, Soriano y Treinta y Tres tienen identidad blanca (eso tomando las 21 votaciones de la historia para gobiernos departamentales).
-para el voto coyuntural, hay buena evaluación de gestión de intendencias actuales, lo que favorece reelecciones de intendentes o partidos. Pero hay otros fenómenos del período interelectoral: hay lugares que parecen muy blancos pero el Frente se siente con chance, como Colonia (heridas del caso “pasantías”) y Florida, donde no está el caudillo sino su delfín. Para citar algunos que parecen resueltos pero los desafiantes sienten que mantienen chance.
-para el voto de reflejo en corto plazo no hay encuestas para 18 departamentos, y las de Montevideo dan un escenario no resuelto. 
Hay un dato no menor de la última encuesta nacional de Equipos que pasó desapercibido: solo 20% de los uruguayos desaprueba la gestión de Lacalle Pou, y al abrir los datos se ve que en sector socioeconómico “medio-bajo” es 15% y en los más pobres, sólo 14% rechaza lo actuado por el presidente.
Ahora habla el ciudadano; ahora a las urnas: el momento supremo de la democracia.

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