JALAA MAREY / AFP

¿Cuánto falta para ejercer la libertad "irresponsable"?

Las vacunas nos hacen inmunes, pero no invencibles, y quienes tengan las dos dosis deberán ser más responsables que nunca

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30 de abril de 2021 a las 05:03

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Hoy se cumplen 15 días de mi segunda dosis. Soy inmune. Me siento enorme. Voy a salir a caminar y a tomar un café y a ver a una amiga. Bueno, no tan enorme. Haré todo eso al aire libre y con tapabocas, porque ya sabemos que el coronavirus circula tan campante y porque también sabemos que más del 80% de los nuevos casos son de la cepa P1 de Manaos, mucho más contagiosa.

El hecho de que más de 600.000 uruguayos ya estemos vacunados con la segunda dosis, de que muchos más se encaminan al mismo objetivo y de que aún más puedan comenzar el proceso de vacunación en breve, ya sea porque se les confirma fecha o por la llegada de una nueva partida de Sinovac el fin de semana del 8 de mayo, es solo el principio de lo que ojalá sea el fin (o algún final). Es el principio del ejercicio real de la denominada "libertad responsable", ya sea que estemos o no de acuerdo con este concepto acuñado por el gobierno para respaldar su decisión de no imponer restricciones severas, a pesar del elevado número de casos y muertes que se registran en Uruguay y que se seguirán registrando al menos durante todo mayo, según estima el GACH en su último informe.

Los organismos reguladores de todo el mundo, en particular de los países en los que la vacunación está avanzada, ya comenzaron a dar directivas de qué pueden o no pueden hacer los inmunizados. En Uruguay todavía no tenemos esas directivas y tal vez sea prematuro comunicarlas, cuando todavía estamos hasta el cuello. La vacuna es una esperanza hacia el futuro pero de ninguna manera un certificado de libertad irresponsable.

Los expertos ya han dicho que la inoculación ayudará a contener esta pandemia, pero no habrá magia, al menos no en el corto plazo. En todo caso los magos podemos ser nosotros, los vacunados, si elegimos con cuidado las actividades que haremos rodeados de otras personas. Tal vez decidamos hacer un asado con dos amigos más que también están vacunados e inmunizados. El riesgo de contagio no es cero, pero los casos sintomáticos disminuyen mucho. Tal vez decidamos ver de nuevo a padres mayores y abuelos, y en ese caso –hablo por mí– todavía usaré tapabocas e intentaré mantener la distancia, sobre todo porque, si bien hay datos preliminares, aún estamos en la prehistoria de lo que sabemos sobre las nuevas vacunas y hasta qué punto protegen no ya de la infección, sino de un caso grave que termine en CTI y hasta en muerte.

Israel, el país que se considera ahora modelo por su plan de vacunación masiva con Pfizer, comenzó a abrir actividades públicas y privadas masivas, a las que pueden asistir las personas vacunadas que portan una especie de pasaporte sanitario llamado green pass. En Barcelona se hizo un concierto en el que cada participante debió pasar por una prueba rápida de detección de covid antes de ingresar. El experimento terminó bien: hasta el momento no se ha constatado ninguna persona infectada por el virus. Todos estos son ejemplos alentadores pero de ninguna manera definitivos.

En Estados Unidos, el CDC (Centro para el Control de Enfermedades y Prevención) anunció esta semana que los vacunados ya no tienen que usar tapabocas cuando caminen, corran, o anden en bicicleta (solos) al aire libre. Tampoco deben hacerlo cuando forman parte de pequeñas reuniones o en sus propias casas. Las mascarillas son todavía necesarias, advierte el organismo, en lugares en los que hay concentración de personas como estadios, por ejemplo. Y, sobre todo, deben considerar la realidad de cada comunidad: si hay muchos casos activos, los vacunados deben cuidarse más para evitar infectarse e infectar a otros.

Por todo lo anterior, de ahora en adelante los “vacunados dos dosis” deberemos ser más responsables que nunca, para tal vez en algún momento llegar a la libertad algo más “irresponsable” de abrazarse, besarse, encontrarse con amigos y extraños y retomar una vida que tal vez nunca sea del todo normal, al menos con el concepto de normalidad que solíamos tener. La vacuna es un golazo, pero no es un pasaporte al “hago lo que quiero” porque pronto podríamos convertirnos en vectores de contagio para personas aún no vacunadas, que en Uruguay todavía son 2,4 millones.

Incluso considerando todos los agendados, falta aún que unos 670.000 uruguayos mayores de 18 años se anoten para vacunarse. Entre esas personas habrá quien no quiera hacerlo y otros que todavía no tuvieron tiempo o sapiencia para anotarse digitalmente. Por eso es vital que el Ministerio de Salud Pública apure lo que ya empezó a hacer la Intendencia de Montevideo, en muchos casos con la ayuda de voluntarios universitarios: desembarcar en los barrios para explicar, ayudar y hasta convencer a quienes aún no se anotaron en el sistema para vacunarse. Esta “estrategia radial” sucederá en la segunda mitad de mayo, según anunció el ministro Daniel Salinas.

El objetivo de este gobierno es llegar a 2,8 millones de personas vacunadas, para acercarse al rebaño que garantiza la contención de la pandemia y una especie de inmunidad colectiva. Por fuera de ese número están los menores de 18 años, aunque podría haber novedades sobre ellos en los próximos días, según dijo el presidente el miércoles pasado. Las novedades también tienen que ver con las incertidumbres de un virus que obligó a desarrollar vacunas en menos de un año. Los científicos evalúan por estas horas, entre otras cosas, si se necesitará una tercera dosis de la Pfizer, por ejemplo.

Desde ahora los inmunizados deberemos construir nuevas burbujas, lo más personales posibles y tal vez ya con la tranquilidad de poder ampliarlas un poco. Pero no deberíamos considerarnos fuera de peligro, sobre todo porque podemos ser un peligro para otros.

Las vacunas nos dan inmunidad personal, por ahora, y acotada. Podemos enfermarnos con o sin síntomas y contagiar a otros que todavía no se hayan vacunado. Para el rebaño falta un poco más. Las vacunas nos hacen inmunes, pero no invencibles, y será bueno que lo recordemos en los próximos meses.

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