El anuncio de Estados Unidos de dejar de considerar los asentamientos israelíes en terreno palestino como ilegales ha pillado a muchos aliados de los palestinos en una coyuntura interna difícil, reflejando prioridades cambiantes en todo Oriente Medio.
Sobre todo si comparamos con la oleada de protestas en las calles en todo el mundo árabe y en otras naciones mayoritariamente musulmanas que generó en mayo de 2018 la decisión del presidente de Estados Unidos Donald Trump de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel.
Hay que tener en cuenta también, que este tema de los asentamientos israelíes de Cisjordania y Jerusalén Oriental ha sido siempre una de las mayores disputas entre ambos bandos del conflicto en Medio Oriente.
Y que la nueva posición de Estados Unidos supone el mayor cambio en su política hacia la región en más de una década.
Los asentamientos son comunidades construidas por Israel en territorio que pertenece a la Autoridad Nacional Palestina según los límites establecidos tras la guerra de 1967, conocida como "de los seis días" y que definió internacionalmente las fronteras.
Sin embargo, pese a que las respuestas institucionales y diplomáticas han llegado desde muchos países árabes, algunos de los actores más beligerantes del pasado, como Irán, no han reaccionado aún o lo han hecho de manera tibia.
En el caso de la República Islámica, que mantiene siempre una contundente retórica contra Estados Unidos, vive estos días bajo intensas protestas por la subida de los precios de los carburantes.
Producto de este conflicto interno, Irán encadena varios días con internet cortado, aislando la nación de lo que pasa en el resto del mundo.
También viven sacudidos por fuertes protestas en clave interna el Líbano e Irak, mientras que Túnez espera a conocer las medidas de su nuevo presidente, Kaïs Saied, tras las recientes elecciones y Turquía batalla con una crisis económica.
"El grupo pro-palestino Hezbolá, en el Líbano, y sus partidarios en Siria, están enredados en recientes conflictos internos que se han prolongado en el tiempo y que han agotado su atención y sus energías", explica Reem Abou-El-Fadl, profesor de la Política comparativa de Medio Oriente de SOAS University of London.
Por su parte, Egipto, bajo el mandato del presidente Abdelfatah Al-Sisi, mantiene lo que se conoce como una "paz fría" con Israel y "la población, que se sabe que es hostil a cómo tratan los israelíes a los palestinos, está experimentando niveles sin precedentes de restricción de la expresión política", añade Abou-El-Fadl.
Esta paz fría entre ambos países obedece al ascenso de Irán y su creciente papel como influyente potencia regional, que se extiende desde el golfo Pérsico hasta el Mediterráneo.
Las aspiraciones de la República Islámica y sus ambiciones nucleares se ven como amenazantes por países como Arabia Saudita, Jordania y el propio Egipto, lo que habría provocado no exactamente un acercamiento a Israel, pero sí unas relaciones menos tensas con el Estado judío.
Irán ha luchado en Siria junto a las fuerzas del presidente Bashar al-Assad en la guerra civil que ha durado ocho años, aumentando la preocupación israelí por la presencia de su archienemigo a lo largo de su frontera.
"No creo que podamos esperar ver una reacción más contundente en esta coyuntura: muchos de los antiguos aliados de los palestinos en los estados del Golfo están tratando de normalizar sus relaciones con Israel", apunta el profesor de SOAS.
Otro de los factores al que los analistas atribuyen esta respuesta moderada de los países árabes es que, en la práctica, el cambio de política exterior de Estados Unidos y la consideración de que los asentamientos de Israel en territorio palestino no son ilegales no cambia nada.
De hecho, la diplomacia estadounidense llevaba décadas describiendo los asentamientos como "ilegítimos".
Se abstiene así de usar la palabra "ilegales" y protegiendo a Israel de las continuas resoluciones condenatorias sobre el tema en Naciones Unidas.
Y aunque el conflicto es entre israelíes y palestinos, la solución siempre ha dependido de las decisiones de cuatro partes: el propio Israel, los palestinos, los estados árabes clave y Estados Unidos.
La decisión unilateral de Estados Unidos, claman muchos estados, no es "legítima" y agravará las tensas relaciones entre Israel y los territorios palestinos.
Nabil Abu Rudeina, portavoz del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, dijo: "Estados Unidos no está calificado ni autorizado para negar resoluciones de legitimidad internacional, y no tiene derecho a otorgar legitimidad alguna a los asentamientos israelíes".
El momento elegido por Trump para el anuncio no es baladí.
Los analistas creen que el presidente de Estados Unidos, que el próximo año se enfrenta a la reelección, busca captar los votos de los votantes evangélicos y judíos que apoyan un gobierno de derechas en Israel.
En Estados Unidos hay aproximadamente 5,7 millones de judíos. Es de lejos la mayor comunidad judía en el extranjero.
EE.UU. sigue siendo el aliado más importante de Israel, al que otorga más de US$3.000 millones al año en ayuda militar.
El anuncio llega también en un momento en el que las audiencias del"impeachment" a Trump que por estos días tienen lugar en la Cámara de Representantes pueden seguirse en casi todas las cadenas de televisión estadounidenses.
El mandatario está siendo investigado por las presuntas presiones que ejerció sobre el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, para que encontrara información perjudicial sobre uno de sus principales rivales demócratas, el exvicepresidente Joe Biden.
El profesor Arshin Adib-Moghaddam, autor del libro "Sobre las revueltas árabes y la revolución iraní: poder y resistencia hoy" publicado por Bloomsbury, no cree que la unión que ha suscitado siempre el tema palestino en el mundo árabe haya muerto.
Adib-Moghaddam recuerda que "los sentimientos pro-palestinos se expresaron durante la Primavera Árabe y permean las protestas actuales en el Líbano e Irak. Además, hay varios movimientos por los derechos civiles en todo el mundo, que exigen continuamente que se respeten los derechos palestinos".
Para él, sigue habiendo, una red global de activistas, personas influyentes, académicos e instituciones que continúan hablando en apoyo de los derechos de los palestinos.
"Es poco probable que esto cambie, ya que hay un fuerte impulso normativo detrás de la causa palestina, que se moviliza cada vez que se percibe que la situación palestina se agrava", estima.
Pero lo cierto es que la apatía y el desgaste, junto con los pocos efectos prácticos del anuncio de Estados Unidos han provocado que, esta vez, los países árabes hayan tenido una respuesta más moderada.
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