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"La idea es quedarme como maestro, pero quiero ver quién estará al frente"

Julio Bocca cree que es necesario que el Sodre contrate a un experto para marcar su rumbo y dijo que teatros del exterior esperan conocer quién será su sucesor para confirmar las giras
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10 de octubre de 2017 a las 05:00
Julio Bocca repite, una y otra vez, la palabra decisión. Faltan menos de tres meses para que deje su cargo de director artístico del Ballet Nacional del Sodre (BNS) y aún no hay nombre definitivo para su reemplazo. Primero se habló del bailarín, coreógrafo y maestro español Igor Yebra. Después de la primera bailarina María Riccetto. También, de la codirectora del BNS, Sofía Sajac. Bocca –aplomado, sin que se note el vendaval por el que atraviesa la institución para la que trabaja, resolviendo un listado de pendientes antes de viajar a Hong Kong para montar la puesta de El corsario en el Ballet Nacional de China– estaba en la mañana del lunes en las oficinas de la compañía en el cuarto piso del Auditorio Nacional Adela Reta. Del otro lado, en las dos salas de ensayo, el mundo seguía girando como si nada pasara, aunque todo pasa. Y la decisión que Bocca espera sigue sin llegar.


¿Cuál fue el desencadenante que lo llevó a tomar la decisión definitiva de dejar la dirección artística del Ballet Nacional del Sodre?

El desencadenante fue que no puedo seguir haciendo más cosas de las que me corresponden. Y además es fundamental que sea claro hacia dónde se quiere seguir, en qué línea se quiere ir. El Ballet tiene una línea de trabajo pero no está solo en esta institución. Yo salgo a solucionar problemas porque si no después se complica el funcionamiento del Ballet. No es porque quiero meterme en todo. Necesito que del otro lado sean claros y no llegar siempre a fin de año y escuchar: "Bueno, sí, pero acá no va a poder estar la orquesta. En esta no, no sabemos, no estamos seguros". Ese desgaste lo fui procesando de a poco. Puse todo mi corazón acá y acá va a seguir estando. Desde principios de año dije que me iba a ir, llegamos a la mitad y no vi que buscaran un reemplazo. Propuse a Igor (Yebra) que me parecía un tipo inteligente, bailarín, su forma de ser es muy amable, sabe qué es lo que quiere, no lo conoce nadie acá, que eso también es buenísimo. Tenía que presentar a alguien para no llegar a fin de año sin nada. Después apareció el nombre de María (Riccetto), de Sofía (Sajac). Hubo un abanico de tres personas. Pero siempre fui yo el que fui con las propuestas. Para algo hay superiores, yo no soy el jefe de todo esto. Tengo jefes y otros jefes más arriba y otros jefes todavía más arriba. Que baje desde ahí el lineamiento de qué hay que hacer y cómo hay que hacerlo.

¿Todavía cuesta trabajar con una programación a largo plazo?

Totalmente. Yo presento la programación con un año, un año y medio o dos de anticipación. Nuestra programación para 2019 ya está armada y todavía no se sabe si el año que viene va a haber orquesta o no. Depende de qué programe la Filarmónica, pero la Filarmónica no lo hace con un año de anticipación. ¿Cómo hacés entonces? Dependemos siempre de lo que pasa allá, cuando acá ya hay una planificación hecha. No lo entiendo. Y es muy difícil para los músicos, como para los bailarines, estar en el medio de todo esto. No puede ser que el director artístico y su equipo estén pensando: "Este músico puede, este músico no". No se puede trabajar así. Ahora me mandaron un video de Muerte en Venecia porque tenía ganas de programarla. Es una producción en conjunto del Ballet con la Ópera de Stuttgart. Es maravillosa la obra. Acá nunca se pudo hacer algo de eso. Nunca se pudo hacer una Carmina Burana. Es imposible por los horarios. Tenés el Coro que trabaja de noche, la Orquesta que trabaja de mañana. Que, gracias a que cambiaron con la Filarmónica, cuando ensayan con el Ballet vienen de 12.30 a 15.30. Pero después es muy difícil poder hacer cosas nuevas, diferentes. Esto es así desde hace décadas, ya lo saben.

¿La renuncia de Gerardo Grieco en 2016 como director del Auditorio complejizó ciertos temas de funcionamiento? ¿O no?

No, porque estos temas ya estaban en el Sodre. El pasaje del Grieco no fue ni bueno ni malo, pasó. No es que hay una diferencia entre cuando él estaba y cuando dejó de estar. Acá había un montón de cosas que ya estaban funcionando, hay otras que se fueron acomodando. Creo que ciertos temas hubieran mejorado, pero no depende solo de Grieco o del nuevo director. Depende de mucho más arriba decidir por dónde quieren seguir, qué quieren hacer con esta institución. Sería genial que llamen a Michael Kaiser que es una gran cabeza que sacó al American Ballet de un déficit de US$ 5 millones y dirigió el Kennedy Center. Se lo trae dos meses para que mire el teatro, la estructura y haga un diagnóstico de lo que hay que hacer. Digo Kaiser, pero puede ser otro. Lo que sí tiene que suceder es que venga alguien con cabeza y marcar el rumbo para que estemos todos en el mismo camino. Lo importante es que todo lo que pasó ahora sirva para decir: "Ok, sentémonos acá y en dos meses tenemos que decidir qué es lo que vamos a hacer". Ya sé que no va a ser fácil. Pero en el Municipal de Santiago de Chile lo lograron. Hicieron una limpieza y desde ese entonces siguen con un ritmo de trabajo muy bueno.

En la carta de renuncia del director de la Orquesta Sinfónica del Sodre, Martín García, él escribe que hay una fractura dentro del Sodre. ¿Dónde está la fractura?

Es un todo. Estamos, por ejemplo, desde el año pasado sin jefe de escenario. ¿Todo este tiempo sin resolución? Tiene que haber alguien que ponga orden, que ponga sus límites. Acá es un teatro, no es una oficina, necesitás horarios flexibles para armar y desarmar. No podés tener horarios ajustados. Si hay un problema no se soluciona en horario de trabajo, se soluciona aparte. Estamos acá porque nos gusta, nadie nos obliga. Si no te gusta el formato, cómo viene la gente a decirte las cosas o cómo hay que trabajar o los horarios que tenés, andate. Para mí es muy simple de resumir: cuando entrás al Auditorio tenés dos aparatos para marcar tarjeta, uno para presupuestados y otro para los contratados. Entonces ya desde la entrada te están marcando la diferencia.

¿Los problemas cambian con los integrantes del Consejo Directivo o han sido siempre los mismos?

Siempre los mismos. Esta es una estructura que viene de años.

La semana pasada la ministra de Educación y Cultura, María Julia Muñoz, se preguntó por qué había tanta ansiedad por saber quién iba a ocupar el cargo de director artístico. ¿No es, sin embargo, un tema urgente para poder seguir trabajando?

Estamos así, sin saber nada de nada. El equipo que trabaja conmigo y los bailarines quieren saber qué va a pasar, quién va a venir, qué va a pasar el año que viene, si vamos a seguir estando. Hay una decisión que se tiene que tomar. Por un lado me siento muy tranquilo. Pero por el otro me preocupa que esto que se hizo en siete años no se pierda. Y además me pregunto cómo puede ser que no se pudo reproducir lo mismo en la Orquesta y el Coro.

¿El 31 de diciembre se va definitivamente?

Como director, sí. Tengo que ver qué voy a hacer el año próximo. La idea es quedarme como maestro, pero también tengo que ver quién estará al frente.

Récord

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¿Podría volver como director?

Sí.

¿Cuáles son los puntos fundamentales para que eso suceda?

Que todos estemos en la misma línea, que todos estemos en el Auditorio trabajando al mismo tiempo, que todos los cuerpos estables que componen esta institución estemos acá alimentándola. Hasta ahora el que marcó una línea fue el Ballet. Pero no tiene que ser así. Yo estoy feliz porque tenemos más funciones. Pero ojalá tuviéramos que andar peleando por las fechas de las funciones. Tiene que haber un capitán que lleve adelante esta institución.

¿No necesita, entonces, una orquesta exclusiva para el Ballet?

Lo que quiero es que cada vez que haya función esté la orquesta, pero no tiene que ser una específica para el Ballet. Lo que quiero es que si hay una programación, que esa sea su principal responsabilidad.

Además del inicio de la temporada 2018 con el estreno de La bella durmiente con vestuario de Ágatha Ruiz de la Prada, ¿cuáles son las otras novedades?

En la gala vamos a tener Études (la pieza del coreógrafo danés Harald Lander), una pieza nueva de Sofía Sajac y otra de nuestra coreógrafa residente Marina Sánchez con música compuesta especialmente por Luciano Supervielle.

¿Y las giras?

Todavía no están confirmadas porque los teatros están esperando la noticia de quién va a ser el nuevo director. Quieren saber cómo va a seguir esto, quién va a estar. No es algo que solo nos importe acá. Se generó algo global.

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