"Mamá, papá, quiero ser vegetariano": qué hacer si un hijo no quiere comer carne

¿Cómo tienen que actuar los padres de niños o adolescentes que quieren dejar de comer carne? Para ellos y para quienes se enfrentan a un caso más complejo, el del veganismo, nutricionistas comparten una serie de consejos

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02 de mayo de 2019 a las 05:03

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“Mamá, papá: Quiero ser vegetariano”, es una frase que, ante un mar de dudas, deja para padres y madres el vacío de una respuesta certera. Cuando un niño o adolescente decide que quiere cambiar el rumbo de su dieta tradicional, muchos padres caen bajo una disyuntiva. Algunos aceptan y le permiten a su hijo dejar de comer carne, pero otros apelan a un “no” rotundo y les dicen que podrán ser vegetarianos el día que ellos mismos se cocinen y compren su comida. Y algunos lo permiten pero sin un adecuado control de que la nueva dieta incluya los nutrientes que el chico necesita para crecer

Como no todo es blanco o negro, especialistas en Nutrición compartieron con El Observador una serie de consejos para adultos cuyos hijos desean iniciar una dieta vegetariana (sin carne) o vegana (sin alimentos de origen animal). A su vez contaron de qué manera estas dietas pueden llegar a ser saludables y beneficiosas si son bien planificadas o perjudiciales para su desarrollo, si no cuentan con el aporte de nutrientes necesarios.

Aunque en Uruguay no hay datos exactos, cada vez más niños y adolescentes quieren ser vegetarianos. Gabriela Ibarburu –nutricionista especializada en vegetarianismo–  manifestó que las consultas que recibe de esta índole van en aumento. Además, identificó que el interés de los chicos que atiende tiene que ver en un 100% con la empatía que sienten hacia los animales: “Para ellos es lo mismo un perro, una vaca o un gato. No quieren comer animales. Sienten rechazo por la carne desde que tienen recuerdos”. Mariel Sastre, nutricionista que atiende adolescentes contó que las consultas por dietas vegetarianas son muchísimas, y que, según la edad, las características biológicas y el nivel de actividad física –entre otros factores– genera un plan que se adapte a  cada persona.

Desde la Asociación Americana de Dietética (ADA) se sostiene desde hace varios años que "las dietas vegetarianas planeadas correctamente (en cualquier etapa de la vida), incluyendo las dietas completamente vegetarianas o veganas, son saludables y adecuadas desde el punto de vista de la nutrición, y suelen proporcionar beneficios para la salud en la prevención y tratamiento de ciertas enfermedades". Bajo la misma línea, los expertos consultados por El Observador reafirmaron lo esencial que es la planificación por parte de un profesional cuando un joven va a comenzar un cambio tan importante en su dieta.

“Mi primer consejo es que vayan a un nutricionista. Es poco atractivo, pero hay una falsa creencia de que todo lo vegetariano es saludable y no es así”, afirmó el licenciado en Nutrición y magíster en Nutrición Deportiva Miguel Kazarez, que subrayó que muchas veces por desconocimiento, los adultos sustituyen la dieta de su hijo por productos de paquete que, aunque sean vegetarianos o veganos, no son necesariamente saludables. Porque, por ejemplo, varios congelados, los refrescos y la Nutella son productos vegetarianos, pero no contienen el  alimento que un niño necesita para un crecimiento y desarrollo adecuados. Entonces, se trata de buscar y conocer cuáles son los alimentos de calidad.

Para Ibarburu los padres deben asesorarse con “fuentes especializadas y profesionales de la salud que manejen información actualizada”. La licenciada en Nutrición remarcó también que las dietas vegetarianas –variadas y equilibradas– pueden lograr varios efectos positivos sobre la salud, en gran medida, por su aporte nutricional con mayores niveles de fibra dietética, magnesio y potasio, con vitaminas C y E, con ácido fólico, carotenoides, flavonoides y otros fitoquímicos y, con un menor aporte de grasas saturadas y colesterol, con respecto a otras dietas.

Niveles de colesterol sanguíneo y presión sanguínea más bajos y, menor riesgo de padecer enfermedades cardíacas, hipertensión y diabetes tipo 2 son algunas de las ventajas que destacó Ibarburu, que también agregó que “las personas vegetarianas tienden a presentar un índice de masa corporal más bajo y tasas de cáncer más bajas”.

Nutrientes indispensables

Hay nutrientes que son fundamentales durante el desarrollo y la adolescencia a los que se debe prestar especial atención para que estén cubiertos, según explicó Kazarez. Estos son el hierro, el calcio, el zinc y la vitamina animal B12 –que en el caso de los veganos se suele suplementar–.

Sastre consideró que es esencial distinguir a los ovolácteovegetarianos de los veganos, dado que los primeros pueden  sustituir las proteínas de alto valor biológico de la carne por las derivadas de los lácteos, el huevo y el queso, que también son de alto valor.

En contrapartida, los veganos presentan carencia de proteínas de alto valor biológico porque consumen solo aquellas  de origen vegetal –que son de bajo valor biológico– y que siempre tienen algún aminoácido (compuestos que al unirse forman las proteínas) limitado. En ese sentido, Sastre no recomienda este tipo de dietas para los niños, “porque la carencia proteica –así como también de hierro y B12– es muy importante y en plena etapa de crecimiento necesitan las proteínas de buen valor, además de que los lácteos les aportan calcio, vitamina D y A”.

Las lentejas, los vegetales de hojas verdes y las pastas fortificadas en hierro y ácido fólico son algunos de los alimentos que aportan buena cantidad de hierro más allá de la carne. Sastre recomendó consumirlos junto a facilitadores que ayuden al cuerpo a absorber mejor ese nutriente. Y ese facilitador –en el caso del hierro– puede ser cualquier cítrico, un kiwi o frutillas, por ejemplo.

¿Cambio abrupto o gradual?

La decisión de dejar de consumir carne o productos de origen animal podría ser gradual o instantánea. A nivel de los efectos que esto pueda tener sobre el organismo, Kazarez dijo que si bien el cuerpo siempre se manifiesta cuando experimenta cambios en la alimentación, modificar la dieta repentinamente no es algo nocivo si se realiza correctamente. No obstante, el profesional advirtió a los padres: “A veces por hacerlo rápido se cae en productos congelados que son una porquería. Mientras la dieta sea a base de comida de verdad, si se da gradual o de una, no importa”.

Sastre por su parte contó que generalmente recomienda que el dejar de comer carne sea parte de un proceso gradual para darle tiempo de adaptarse al cuerpo.

No me gusta

En el marco de una sociedad cada vez más invadida por los productos ultraporcesados, con generaciones de niños y adolescentes que crecen con el refresco, las papas chips y los alfajores de paquete como moneda corriente de consumo, hay un problema que encabeza varias luchas familiares. Se trata del constante ‘no me gusta” con el que lidian muchos padres que buscan que sus hijos coman frutas y verduras.

En ese sentido, que un niño quiera ser vegetariano puede ser fructífero si realmente acepta alimentarse adecuadamente o puede ser un caos si se trata de una persona que se niega a consumir estos alimentos con alto aporte de fibras.

Ibarburu dijo que en su consultorio “es muy poco frecuente que llegue un adolescente vegetariano al cual no le guste comer casi nada” y agregó que su ese fuera el caso, se trabaja junto al chico, buscando alternativas “para re-educar el paladar”. La nutricionista citó además a la ADA, que sostiene que los adolescentes vegetarianos consumen más frutas y verduras y, menos dulces, comida rápida y snacks, en comparación con los no vegetarianos.

Porque el buen desarrollo de un hijo es parte cabal de todo lo que un padre o madre desea. evacuar dudas con nutricionistas y despojar la mente de teorías caducas resulta un paso fundamental. Los expertos afirman que el crecimiento de un niño o adolescente no tendría ningún riesgo a causa de una dieta vegetariana (la vegana genera mayores controversias), siempre y cuando haya asesoramiento profesional detrás. A su vez, una dieta no vegetariana no asegura un correcto desarrollo si esta carece de nutrientes y alimentos de calidad.

El hecho de que alguien decida dejar de comer carne suele ser muchas veces más cuestionado que el consumo indefinido de fritos, la preferencia por los productos industriales sobre los caseros y el apego hacia el azúcar. Quizá, en lugar de cuestionar a una persona que decide ser vegetariana o vegana es más urgente preguntarse ¿qué se está comiendo? Y más allá del tipo de dieta centrar la atención en los nutrientes, la calidad de los alimentos, la planificación nutricional equilibrada, la comida de verdad.

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