Una frágil tregua, considerada como la "última oportunidad" para acabar con cinco años de baño de sangre en Siria, fracasó el lunes dando paso a bombardeos aéreos en Alepo (norte) y contra un convoy humanitario de la ONU.
¿Cuáles son las causas de este fracaso? ¿Qué ocurrió durante la semana del alto el fuego? ¿Qué ocurrirá ahora?
El acuerdo de alto el fuego entró en vigor el 12 de setiembre tras largas negociaciones en Ginebra entre el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y su homólogo ruso, Serguei Lavrov.
Una semana después, el ejército sirio declaró, el lunes 19, el fin de la tregua acusando a los rebeldes de haberla violado 300 veces en siete días.
Pero el acuerdo estaba lastrado por numerosos obstáculos. El ejército sirio se comprometió a respetar el alto el fuego, pero los grupos rebeldes jamás lo aceptaron formalmente, pues criticaban los mecanismos de control de la tregua.
El texto del acuerdo nunca se hizo público, y ni el Consejo de seguridad de la ONU ni la principal coalición de la oposición y de los rebeldes, el Alto Comité de Negociaciones (ACN), obtuvieron el texto íntegro.
El acuerdo fue desestabilizado durante el fin de semana por los bombardeos contra Alepo y por los ataques de la coalición liderada por Estados Unidos contra el ejército sirio, que causaron la muerte a decenas de soldados.
A ello se añade el casi nulo progreso en la distribución de ayuda humanitaria, un punto fundamental del acuerdo. Y poco después del fin de la tregua, un bombardeo contra un convoy humanitario de la ONU dejó el lunes varios muertos en la provincia de Alepo.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), hubo 27 civiles muertos en las zonas donde se aplicó la tregua, una cifra infinitamente menor que en tiempos normales de guerra.
Sin embargo, como ocurre a menudo, los combates se reanudaron progresivamente en varias regiones y en los alrededores de Damasco.
Durante la semana sólo se produjeron tres entregas de ayuda humanitaria. La ayuda que debía llegar de Turquía para acudir en socorro de los 250.000 hambrientos habitantes del sector rebelde de la dividida ciudad de Alepo, no llegó a cruzar la frontera debido a la negativa de los beligerantes de alejarse de la estratégica carretera por la que debía transitar el convoy humanitario.
Pero las esperanzas son escasas, sobre todo tras la reanudación de los combates.
La ONU suspendió este martes sus convoyes humanitarios por razones de seguridad, lo que puede provocar una degradación en las condiciones de vida de los habitantes de las regiones sirias asediadas.
"Los fracasos de las treguas (...) tienen un coste político" y "los demás componentes del acuerdo -acceso humanitario, negociación política- quedan arruinados", explicó a la AFP Emile Hokayem, analista del International Institute for Strategic Studies (IISS).
Una tregua que entró en vigor en febrero, también auspiciada por Moscú y Washington, se desvaneció tras algunas semanas de relativa calma.
"Debido a la pérdida de credibilidad de Estados Unidos y de la ONU, los grupos rebeldes, que están desesperados, furiosos y son permeables a la radicalización, proclives a violar las leyes humanitarias internacionales y a ignorar los llamados en favor de una desescalada", según Hokayem.
Pero el investigador espera que Estados Unidos incremente sus esfuerzos para lograr un nuevo acuerdo, aunque todo indica por el momento que se tiende hacia una escalada de la violencia.
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