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¿Viste Parasite y querés más? Una guía para curiosos y recién llegados al cine surcoreano

El éxito de la película de Bong Joon-Ho es una buena excusa para meterse en una de las industrias más creativas del momento
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27 de enero de 2020 a las 05:00

Parasite dio vuelta la tortilla. La película de Bong Joon-Ho está derribando muchas de las barreras que otras compatriotas no pudieron superar. Entre otras cosas, rompió la regla no escrita que dice que en Estados Unidos no se leen subtítulos en el cine. Y si bien no fue un bombazo, tuvo un desempeño más que digno en la taquilla. Pero además, la película está acaparando buena parte de la conversación desde fines del año pasado y en cada premiación que surge, logra romper algún que otro récord. El último fue en los SAG: se llevó el gran galardón al mejor elenco, un premio que hasta ahora monopolizaban las producciones de Hollywood. Así las cosas, todo apunta a que el 9 de febrero podría llegar a dar alguna que otra sorpresa en la última gran estación de la temporada de premios: los Oscar.  Y sería una sorpresa que, por descontado, le haría muy bien a Hollywood.

Todo este revuelo por la película de Bong le ha dado al cine surcoreano una nueva luz a los ojos de occidente. Ha hecho preguntarse a más de un espectador no tan asiduo al cine de ese país sobre qué es lo que sucede allí, muy cerca del paralelo 38. ¿Hay más películas como Parasite? ¿Es una casualidad, salió de la nada? La respuesta es que claro que no. Lo cierto es que desde hace tiempo ese país es una industria en ebullición, al punto de que prácticamente se puede hablar de que es, hoy por hoy, el buque insignia del cine asiático, incluso por delante de Japón y China. A lo largo del siglo XXI, Corea del Sur ha sabido explotar las fronteras de sus géneros, ha catapultado directores a la cima y a logrado un pico de calidad que quizás hoy esté trascendiendo más por el brillo de Parasite, pero es una constante desde hace unos cuantos años. Y las películas, tan buenas como disímiles, se acumulan y conforman un cuerpo de obra que trasciende cualquier tipo de categorización. Es, claro, un cine lleno de códigos y lenguajes diferentes, pero de alguna manera logra ser universal. Es, también, un cine para descubrir, para identificar cineastas destacados y seguirlos tanto como lo hacemos con Tarantino, Scorsese, o Lynch. 

Para aquellos que todavía no se hayan adentrado en las aguas de esta industria y quieran prolongar la experiencia que Parasite les dio, a continuación van seis películas que marcan el nivel al que el cine surcoreano puede aspirar. Hay algunas que están en servicios de streaming. Las otras, bueno, cada uno encontrará la manera de llegar.

Memories of murder

El recorrido arranca con los inicios del hombre que hoy acapara las conversaciones: Bong Joon-Ho. Aunque Memories of murder (2003) no es su primera película, todavía es considerada como uno de sus grandes títulos y tiene a su favor, entre otras cosas, que lo junta por primera vez con Song Kang Ho, intérprete que luego repetiría en la mayoría de sus películas, incluida Parasite. Memories of murder ubica su historia a mediados de la década de 1980 y pone a dos detectives a resolver una serie de asesinatos truculentos en el interior del país, asesinatos que luego se convierten en las señas particulares de lo que sería el primer homicida en serie de Corea del Sur. Truculenta y neblinosa, hay quienes que con Memories of murder no dudan: esta es, dicen varios, la obra maestra de Bong. 

Oldboy

En el cine surcoreano hay varios maestros. Park Chan-Wook es uno de ellos. Y Oldboy, una demencial historia de venganza, su obra maestra. Y es curioso, porque la película estrenada en 2003 es parte de una trilogía que se destaca en su totalidad, pero no hay nada como el shock de ver Oldboy por primera vez. Es un container de sorpresas, una locura en la que no es fácil adentrarse, pero que transforma a cada espectador. Entre pulpos crudos y una de las mejores escenas jamás filmadas en un pasillo, la historia sigue a un hombre al que ponen en cautiverio por quince años y al que acusan de haber matado a su esposa. A un día de escaparse, de repente lo ponen en libertad. Sin decirle nada de nada. Y ahí el desnorteado señor tiene que tratar de entender quién está jugando con él y quién lo acusó erróneamente. Tiene que vengarse. Y, por supuesto: la venganza es brutal.

Train to Busan

Películas de zombies. Ya deberíamos estar cansados de las películas de zombies. O al menos de las malas, que son montones. Por suerte, en Corea del Sur hasta las películas de zombies les salen bien. En Train to Busan (2016), además, los muertos vivientes son especialmente peligrosos: corren desencajados, saltan, trabajan en equipo, no los paran ni las balas. La trama es sencilla y conocida, pero no por eso menos efectiva: el apocalipsis se propaga en un virus que se asemeja a la rabia y agarra a un padre y a una hija en un tren que va de Seúl a Busan. Los zombies logran entrar en el tren y se desata la locura. El papá tiene que salvar a la nena, pero la cosa se complica cada vez más. Se complica de verdad. 

En esta película de Yeon Sang-Ho hay sangre, vísceras, miedo y una capacidad para generar tensión que va a dejar a más de uno sobregirado. Es una de las películas coreanas más taquilleras de la historia del país, hay planes para una segunda parte y hasta para una secuela de Hollywood, claro. Ah, y está en Netflix.

The Wailing

El cine asiático tiene un vínculo estrecho con el terror. Y sus propuestas, a ojos de occidente, siempre parecen ser especialmente extrañas y retorcidas. En el caso de The Wailing (2016) –que sería algo así como El lamento–, el cineasta Na Hong-Jin se adentra en la historia de un pequeño pueblo en las montañas de Corea del Sur, en las que las cosas no andan demasiado bien: una serie de asesinatos salvajes tiene a los aldeanos a maltraer, y llenos de miedo, contratan a un policía para que resuelva las cosas. El policía no puede hacer mucho y en un momento todo apunta a que la cosa viene por el lado de lo sobrenatural. Decir más sería arruinar una de las experiencias más siniestras que ha ofrecido el cine coreano reciente, así para que más: corran a verla.

The Handmaiden

Si aparece otra vez Park Chan-Wook en la lista, no es casualidad. Así como sucede con Bong Jong-Ho, la carrera de este director no terminó con sus primeras grandes obras; de hecho se estiró y se solidificó a lo largo del tiempo, e incluso tuvo sus coqueteos con Hollywood en Stoker, un thriller protagonizado por Nicole Kidman en 2013. Pero tras ese film, que quedo a medio camino en su filmografía, decidió volver a su país natal a filmar de nuevo en su idioma. Y la película con la que lo hizo fue The Handmaiden (La doncella, 2016), un thriller erótico con el que el cineasta se pone a jugar con el suspenso, los engaños y donde demuestra, una vez más, su enorme destreza visual y narrativa. The Handmaiden se ubica en la corea ocupada por los japoneses a principios del siglo XX y centra su historia en una ladrona y carterista que se infiltra, con la ayuda de un socio, como criada en una familia de alta alcurnia. La cosa para variar se pone retorcida y perversa, y significó un nuevo pico de calidad para Corea del Sur y su creador. 

Burning

Onírica, pausada, densa, espectacular. Así es Burning, este título del director Lee Chang-Dong que en 2018 fue una de las películas asiáticas más comentadas y que estuvo muy cerca de llevarse –algo que sí hizo Parasite– la Palma de Oro en Cannes. Inspirada en un relato breve del escritor japonés Haruki Murakami titulado Quemar graneros, en Burning convergen muchas de las temáticas que impulsan al cine surcoreano: la desigualdad social, la voracidad del capitalismo, la contraposición entre la ciudad y el campo y la amenaza continua y ominosa de la vecina del norte. Burning es también un cuento de misterio simple pero increíblemente bien desarrollado que logra escalar en tensión hasta llegar a un final para enmarcar. Con una fotografía que quita el aliento y varias escenas memorables, esta película de Lee Chang-Dong es, sin dudas, una de las últimas y más grandes muestras de la maestría de este cine. Se puede ver en Netflix.

 

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