A 30 años del clásico del bochorno en que perdieron los dos

Los jugadores de los grandes protagonizaron una batalla campal luego de una semana previa con declaraciones de los capitanes Enrique Peña y Obdulio Trasante que terminó con 22 expulsados y ocho procesados

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18 de abril de 2020 a las 05:01

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Quedaban 50 días para que comenzara el Mundial de Italia de 1990 y la selección uruguaya que comandaba el Maestro Óscar Tabárez, contaba las horas para retornar a la Copa del Mundo.

Aquel 19 de abril de 1990 del que este domingo se cumplen 30 años, en el Estadio Centenario se emitió el Himno Nacional como en toda fecha patria.

En honor a ello, unos niños desfilaron por el césped con las 24 banderas de los países participantes.

Todo eso antes del clásico que se iba a jugar ese día por el ya inexistente Campeonato Competencia.

Rosa Luna y su amor eterno por Nacional esperaban ansiosos para ver –como siempre desde la Platea América– lo que sería uno de sus últimos partidos contra el rival de siempre.

En la semana previa, los capitanes de ambos grandes, Enrique Peña y Obdulio Trasante, amigos y conocidos de la selección con la que habían ganado la Copa América de 1987 en Argentina, montaron una especie de show en los medios que de alguna forma, calentó el ambiente. Si bien se jugaba por un torneo menor, no cabía un alma aquella tarde en el Centenario.

Peña había dicho en una emisora radial que los jugadores de Nacional “eran más hombres”. Trasante le contetó al día siguiente: “El domingo en la cancha veremos quién es más hombre”.

Ninguno de los dos se saludó en el sorteo con el árbitro Eduardo Dluzniewski, ni se tomaron la foto de rigor.

Nacional, dirigido por Saúl Rivero, formó ese día con Jorge Seré; Tony Gómez, Milton Gómez, Gustavo Mozo, Carlos Soca; Héctor Morán, Enrique Peña, Jorge Cardaccio; Julio César Dely Valdés, Williams Gutiérrez y Venancio Ramos. Para el segundo tiempo entró Wilson Núñez por Dely Valdés.

Peñarol, comandado por Roberto Fleitas, lo hizo con Óscar Ferro; Fernando Rosa, Daniel Sánchez, Obdulio Trasante, Paolo Montero; Carlos Sánchez, Sergio Peluffo y Gabriel Cedrés; Adrián Paz, Álvaro Izquierdo y Víctor López. En el complemento ingresó Óscar Vignolo por Izquierdo.

Muchos recuerdan que era un partido muy malo y salvo por un remate de Wilson Núñez –quien había ingresado por el panameño Julio César Dely Valdés– que dio en el palo, lo demás era opaco.

Hasta que sobre los 82 minutos, el Pelado Peña le entró muy mal a Gabriel Cedrés –quien venía de cumplir 20 años– con una plancha a la altura de la rodilla. Era para tarjeta roja –todavía ya acarreaba una amarilla– y lo fue.

Pero el capitán tricolor no se quiso ir solo al vestuario. Quería que expulsaran a alguien del rival y allí comenzó el bochorno: una batalla campal de la que participaron la gran mayoría de los futbolistas que estaban en cancha e incluso también algunos suplentes como el arquero tricolor Galileo Percovich –quien fue uno de los más activos–, y Gabriel Silvera de Nacional.

Recuerdos de Seré y Daniel Sánchez

Jorge Seré fue, junto a Venancio Ramos –quien entonces defendía a Nacional luego de su enorme pasaje por Peñarol en años anteriores ganando todo–, uno de los dos futbolistas que Dluzniewski no expulsó. Porque además de Peña, por el lío que se armó, el árbitro decidió echar a los otros 20 que estaban en la cancha más Percovich y Silvera.

El arquero campeón de América y del mundo con Nacional en 1988 jugó aquel partido.

“Hubo mucha manija en la semana entre Peña y Trasante. La prensa también colaboró un poco y se fue generando un clima que con una chispita, se podía armar un gran incendio. Y así pasó. Cuando se armó todo ese lío, agarré a Peña y me lo llevé lejos”, cuenta Seré a Referí.

Entonces recuerda que se le acercó Dluzniewski y dijo: “Están todos expulsados”.

“Entonces yo le respondí: ‘¿Y a mí por qué me echás si yo solo estuve separando?’. Y ahí miró para el costado y vio que Venancio Ramos estaba parado, sin intervenir y me contestó: “Tenés razón. Están todos expulsados menos vos y Venancio”.

Por su parte, Daniel Sánchez jugaba su primer clásico en Peñarol. “Estaba muy feliz porque había dado un paso muy importante en mi carrera futbolística”, comentó a Referí, el exzaguero campeón uruguayo en 1988 con Danubio y futbolista de la selección nacional.

A diferencia de lo que recuerda mucha gente, Sánchez dice que “fue una lástima lo que ocurrió porque se estaba jugando un lindo clásico”.  Y agrega: “Nos amontonamos los jugadores después de una fuerte falta y allí surgió todo. No está bien eso que hicimos. Nosotros estábamos para jugar al fútbol, no para que se generaran esos hechos”.

El futbolista que entonces defendía a los aurinegros sostiene que él “era nuevo en Peñarol, pero también había muchachos nuevos en Nacional. Si bien sabíamos que el clásico no se podía perder y que es un partido distinto, no se puede justificar lo que sucedió”.

Seré explica además que en realidad Dluzniewski se apresuró porque “varios de los jugadores de los dos equipos fuimos a separar, no a pegar”.

“Todo lo de la semana previa, la manija, fue totalmente innecesaria. Pero todos entramos en la manija. Tanto Peña como Trasante deberían haber salido luego de sus declaraciones y antes del clásico a decir ‘nos equivocamos’. O también lo pudo haber hecho algún dirigente de cada club. Pero no sucedió”, dice Seré.

Sánchez recuerda que le pidió a Dluzniewski “que siguiera jugando el partido, porque venía siendo muy bien disputado. Pero decidió suspenderlo”.

Al otro día debieron ir todos a declarar al juzgado, incluso la terna arbitral y estuvieron 16 horas declarando. Hubo 31 detenidos.

“Nos encontramos los dos planteles juntos en el juzgado. Peña y Trasante ya se mataban de risa y siguieron siendo muy amigos con los años. Hicieron una obra de teatro (“Hijos de Dios”, al menos tres años), y una pelea de boxeo. Hubo ocho futbolistas procesados sin prisión –cuatro por equipo– y durante un tiempo no le hablamos a la prensa porque nos trataron peor que a los delincuentes, ya que dieron los nombres de esos ocho. Cuando el procesado es primario, solo se dan las iniciales. Fue una situación feísima porque al salir del juzgado estaba toda la prensa”, dijo Seré.

Sánchez también recuerda que “en el juzgado era una situación hasta cómica con los dos planteles”.

Así fue ese clásico. Pobre en la cancha y con un papelón incluido.

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