Agustín Álvarez Rey
Columnista político de Radio Con Vos y Radio NacionalNacional > Análisis
A dos semanas del balotaje, los desafíos que deben superar Massa y Milei si quieren ser presidentes
Los escenarios en política se construyen, entre otras cosas, en base a hechos y sensaciones. El porcentaje de impacto de los factores suele variar de acuerdo al contraste con las expectativas. La fórmula es sencilla y sirve para entender lo que sucedió en la política argentina la semana posterior a las elecciones generales.
Entre las PASO y la generales la sensación que emanaba desde la calle y que bajaba desde los medios mostraba a Javier Milei como el candidato con más posibilidades de convertirse en el nuevo presidente. La realidad financiera, económica y social actuó en consecuencia. La presión sobre el dólar aumentó, los proveedores dejaron de entregar productos, los mayoristas de casi todos los rubros eliminaron los precios y postergaron sus ventas y los minoristas aumentaron los precios por las dudas.
Los movimientos no eran caprichosos. El reflejo argentino a la crisis por venir estaba en marcha. La certeza de que la economía colapsaría en caso de un triunfo libertario activó los resortes del sálvese quien pueda. La única certeza que deparaba el calendario electoral era que el día posterior a los comicios todo sería incertidumbre.
Pasó lo inesperado. Sergio Massa, el ministro de economía que llegaba a la batalla electoral con el 120% de inflación sobre su espalada fue el candidato más votado. Quedó a tres puntos y medio de ganar en primera vuelta y se convirtió el favorito de cara al balotaje del 19 de noviembre.
El día después el contraste entre las expectativas y la realidad hizo lo suyo. Lo que estalló no fue la economía, sino la oposición.
La novela que tiene como protagonistas a Mauricio Macri y a Javier Milei es conocida. También sus actores de reparto: la UCR y Patricia Bullrich, entre otros. La oposición busca rumbo y todavía no parece tener estrategia. El acuerdo de cúpulas obliga a La Libertad Avanza a achicar su discurso y su enemigo. De la casta al antikirchnerismo. El camino de abrazar el discurso de la fuerza que salió tercera no parece, en este caso, el mejor para ampliar la base electoral. En el juego de sumas y restas de la política electoral habrá que ver si el peso de Macri alcanza para compensar el posible daño por cambio de estrategia.
Las consultoras que trabajan para los comandos de campaña aún no tiene los resultados de las mediciones de los últimos días. No hay referencia cierta, más allá de la intuición, de cómo impactó en el electorado el acuerdo entre Macri y Milei. Tampoco lo hay sobre la falta de combustible y las medidas que tomó el gobierno al respecto. La realidad argentina es un lugar en el cual todas las mediciones de opinión pública nacen viejas. La crisis permanente y la fragilidad de la economía apueste más al instinto que a los focus groups.
La segunda semana de campaña de cara al balotaje empezará con un paisaje distinto. De un lado Sergio Massa, con el apoyo de gobernadores e intendentes del peronismo, del otro Javier Milei con el respaldo de Mauricio Macri, pero sin el apoyo del resto de la oposición.
En ese contexto, Massa está ante el desafío de no cambiar el foco de su campaña. El candidato del peronismo creció en intención de voto cuando eligió confrontar con las ideas de Javier Milei. La tentación de confrontar con Macri es grande. El peso específico del expresidente en la política argentina lo convierte en un imán. Si el candidato del oficialismo elige confrontar con Macri, la ganancia será para el candidato libertario.
Por su parte, Javier Milei, que no sólo quedó dañado por el resultado electoral y la dificultad para reacomodar si discurso, sino que también fue atacado por su desempeño durante una de sus últimas entrevistas televisivas, deberá encontrar el punto de equilibrio entre su propio discurso previo a las generales y la narrativa de cara al balotaje. Una tarea complicada, pero no imposible que tendrá que llevar más allá de la lógica del antikirchnerismo.
Milei apuesta a quedarse con el piso que pudo construir Macri hace cuatro años atrás cuando enfrentó en las urnas a Alberto Fernández. Ese 40% del electorado que rechaza de cuajo al kirchnerismo será el que lo mantenga competitivo hasta el balotaje. Sim embargo, romper el techo político que imponen sus ideas frente a la sociedad argentina será lo que finalmente defina sus chances el domingo 19 de noviembre.
